Preguntas sueltas a futuros gobernantes

¿Qué gestión se llevará con el transporte público? ¿Qué actitud adoptará el ayuntamiento ante los desahucios? ¿Qué atención se prestará a las personas mayores, además de los centros de día, también en la dependencia? ¿Cómo se gestionará la educación de 0 a 3 años y la responsabilidad con la enseñanza pública obligatoria en infraestructuras y actividades extraescolares? ¿Qué pasará con el actual sistema de multas, convertido en soporte fundamental de la economía municipal? ¿Cómo se entenderán las relaciones con la Alhambra, principal elemento turístico de la ciudad, seguirá la triste, la ridícula, la absurda guerra contra la Junta? ¿Cómo se resolverá el apartamiento de los barrios con el resto de la ciudad y entre ellos mismos? ¿El alcalde y concejales seguirán siendo entes que se mueven por las calles en coche oficial y que solo escuchan susurros de bocas que alimentan, o se mezclarán con las gentes que viven, disfrutan, sufren, caminan y toman el bus urbano, que hablan y quieren ser escuchados por aquellos que se supone gobiernan sus asuntos? ¿Dejará Granada de ser cortijo de quien gobierna, espada justiciera contra los que piensan diferente, adalid de las supuestas almas custodias de valores eternos, pasando a ser una ciudad abierta, amable, tolerante, limpia de prejuicios, multicultural y multirracial? ¿Las cuentas municipales seguirán siendo el secreto mejor guardado del reino, o se impondrá la transparencia hacia los verdaderos dueños de esos dineros? ¿Se priorizarán los proyectos de la ciudad por delante de los intereses de quienes gobiernan? ¿Qué pasará con el AVE? ¿Se buscará el consenso por el bien de la ciudadanía y de su futuro o se seguirá en el enrocamiento del y tú más, y aquí mando yo? ¿Se tratará a la gente como a iguales o se seguirá en lo alto de un trono desde el que se otean horizontes que solo interesan a quienes en él están? ¿La ciudad junto con los pueblos de área metropolitana serán capaces de alcanzar y desarrollar proyectos comunes que faciliten la vida de sus ciudadanos y consigan una gran área de convivencia, o quienes aquí no duermen pero sí viven se verán como eternos visitantes a los que se les culpa de casi todo? ¿Cuál es la verdad, a fecha de hoy, de las cuentas municipales? ¿De qué se habla estos días en las casetas del Corpus además de feria, vinos, cigalas, rebujito, calamares fritos o cerveza? La clase política granadina debiera redactar un documento programático, hacerlo público a la ciudadanía y firmarlo ante los medios de comunicación, con luz, con taquígrafos, con los compromisos que se van a desarrollar en estos próximos cuatro años, y a partir de ahí ponerse a trabajar de cara a quienes los han votado, con paredes de cristal y el aire recorriendo todas las estancias municipales. Las cosas han cambiado mucho en estos últimos años, ya no sirven viejas fórmulas. Otra cosa será más de lo mismo. Luis Salvador tiene la llave, ahora falta saber en qué cerradura la meterá.

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