A la piscina

En el limbo, ese es el punto en el que está la gobernabilidad de la ciudad ahora. Un limbo que controla Salvador (sin artículo) desde hace meses, ahora en plano central como lo estuvo tras las municipales y dijo exigir lo luego no exigió. El cielo puede esperar, en política está presente en los intereses de quien lo habita, con sus pájaros en la cabeza. Pero todo es efímero, y Luis lo sabe, porque las decisiones ahora tomadas tendrán sus consecuencias en el futuro, y aquí no las conoceremos hasta dentro de tres años, pero en el plano nacional se conocerán este verano, tras el nuevo voto. Y sabremos si Podemos y Ciudadanos son como el perro del hortelano. Aquí todo parece más sencillo, o no, porque Sebastián Pérez se ha movido con rapidez, y las cosas empezarán a conocerse a partir del 12 de mayo, cuando Torres Hurtado pase por los juzgados. Para entonces ya todo estará decidido y votado, aunque siempre queda la puerta abierta a una moción de censura. No olvide que “Todo es posible en Granada”. Y Luis lo sabe, y Sebastián también, de ahí que hayan propuesto a esta candidata para la alcaldía, saltándose a la persona que lo es ahora en funciones, y que sin duda mejor los representa, no tanto a los intereses del PP, ni a quienes ahora mandan en él, sino la realidad de un PP granadino que ha sido víctima de su propia hambre. Y ha situado a la ciudad en el limbo, no poético sino político. Paco se hará cargo de la alcaldía, seguramente, porque siempre puede sonar un teléfono desde Madrid, o vibrar, y dejar a todos compuestos, con novia en el altar. Estos aconteceres reflejan la importancia de un compromiso político efectivo, de asunción de responsabilidades por las que luego se dará cuenta a la población. No veo razonable que un grupo político avale a otro pero sin asumir carga ni cargo. Pasan las cosas que pasan. Ahí está lo de Ciudadanos en la Plaza del Carmen, facilitan en su día la elección de Torres Hurtado y ahora se quedan como estrella del nuevo proceso, sin asumir ninguna responsabilidad por los efectos de su decisión. Y si ahora volviese a ocurrir quedarían de nuevo como la pócima mágica que todo lo arregla. No puede ser. Es preciso mojarse, e implicarse en el día a día, no quedarse como los guardianes virtuales del castillo. Si se apoya a Paco Cuenca todos deben arrimar el hombro en la construcción, con la cara ante los ciudadanos. De lo contrario se quedarán detrás, vigilando, empujando, zancadilleando, con permanentes ruedas de prensa sobre lo que ellos harían y los demás no hacen. Y eso es imposible de mantener. Asumir responsabilidades y gobernar, no hay otro camino; y si es un cuatripartito, que lo sea. El PP ha gobernado 13 años en un monopartido y miren cómo han acabado. Todos a la piscina, que en este país hay muchos mirones desde el borde de la obra, todos arquitectos.

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