El Emigrante

Regresa El Emigrante, canción que popularizara el legendario Juanito Valderrama a finales de los años cincuenta cuando eran muchos, demasiados, los españoles obligados a la emigración,  y cuya letra empezaba diciendo:

» Tengo que hacer un rosario con los dientes de marfil, para que pueda besarlo , cuando esté lejos de ti …

Adiós mi España querida, dentro de mi alma te llevo metida. Aunque soy un emigrante, jamás en la vida, yo podré olvidarte,…»

Sabemos lo duro que fué, pues en casi todas las familias tuvimos emigrantes, que por razones políticas o de falta de trabajo, se vieron abocados a irse a «tierra extraña», dejar todo lo que más querían , para muchos de ellos no volver jamás, sólo algunos lo pudieron hacer ya a finales de los setenta en la nueva Democracia (primera transición) porque aún vivían, otros no pudieron llegar a tiempo, y muchos enfermos o arraigados en sus nuevos países no retornaron nunca.

Ahora en la segunda década del siglo XXI, casi 60 años después, resulta paradójico, por lo triste, rancio y extemporáneo de su texto, que esta canción vuelva a estar de moda, que se la pidan a su hijo (Juan Valderrama) en los conciertos, y que incluso esté en las listas de superventas. Aunque no es casual, debido al gran número de españoles que ya tienen otra vez hijos en la emigración como se decía antes.

España, cuando subió peldaños para ser un país moderno, europeo y competitivo, fué cuando de forma cohesionada se unió en un proyecto común y miró al mundo . Dijo: aquí estamos todos los españoles, e hicimos una primera transición modélica. Con generosidad y altura de miras por todos los políticos de los setenta, desde la derecha anclada al pasado, hasta la extrema izquierda revolucionaria. Hubo un objetivo común, liderazgo, valores y compromiso social. Cuando el reto fué la entrada en el Euro, también hubo una cohesión social y política que nos permitió cumplir unos duros objetivos que muy pocos fuera de España, como ahora, se creían. Y también con solidaridad, ilusión y esfuerzo lo conseguimos.

Ahora en el momento de esta tercera transición, como la denómina Juan Fernández-Aceytuno en su libro «Gestión en tiempos de crisis», en la que España se juega su futuro o verse obligada a retroceder un abismo de sesenta años como la canción del Emigrante. Hace falta más que nunca, volver a la cohesión y contar con personas con capacidad de liderazgo,  valores éticos  y prestigio social, que busquen ideas y generen nuevos compromisos, para actuar «contra la crisis» como un gran proyecto ciudadano. Aconsejando a nuestros jóvenes mejor preparados la emigración como única salida laboral, este gran país se quedará sin esas nuevas generaciones de jovenes bien formados, y desde luego todos somos importantes, pero será muy dificil, sin los mejores, afrontar con éxito esta tercera transición, este nuevo cambio.

Es la hora de la verdad, no se puede esperar más. Tiene que hablar y exigir la sociedad civil, la crisis sin duda sería menor con un gran consenso, es la hora de recuperar todos los diálogos, el talento y el «por hacer» mejor que el «porvenir». Para no terminar como la canción de ese desdichado emigrante de la España triste de finales de los cincuenta que decía:

» Yo soy un pobre emigrante y traigo a esta tierra extraña, en mi pecho un estandarte, con la alegría de España.

Con mi patría y con mi novia, y mi Virgen de San Gil, y mi rosario de cuentas yo me quisiera morir…»

2 Comentarios

  1. Querido amigo Ángel.
    Enhorabuena por tu reciente estreno en este espacio.
    Y ya, centrándonos en el contenido de esta entrada, como bien dices, resulta triste que demos un paso hacia atrás.
    Es necesario ese consenso pre-domocrático que nos hizo avanzar como país moderno y competitivo pero, se hace muy difícil sin atender al hecho de que, quienes gestionan nuestros intereses como país sean capaces de ceder en sus intereses partidistas.
    Yo no viví los tiempos de la transición, pero algo que es palpable aun para los que somos más jóvenes, es la radicalización de las posturas de los partidos.
    Aquel consenso que ellos mismos protagonizaron cediendo y flexibilizando planteamientos ideológicos, lo han aniquilado.
    Por ello, y tú como arquitecto lo sabes perfectamente, es necesario, en primer lugar, sanear los pilares sobre los que se cimentó todo el desarrollo que refieres, y en mi modesta opinión, todo pasa por una necesaria y urgente regeneración democrática en la que los partidos políticos se conciencien de que deben estar al servicio de la voluntad de la ciudadanía y no de los propios intereses partidistas.
    No conseguiremos cambiar nada mientras el sistema esté viciado.
    Dicho esto, a ver quien le pone el cascabel al gato.
    Un abrazo.
    Seguiremos atentos tus entradas en este espacio.

Deja una respuesta