Ridículo espantoso

Año tras año, hemos soportado, en verano, supongo que como elemento recurrente de los sedientos reporteros, la ridícula leyenda popular convertida en noticia de un monstruo que habita, o no, en el Lago Ness desde 1868. Que aparecía y desaparecía entre las aguas del profundo lago escocés de agua dulce de la ciudad de Highlan, Reino Unido. Lo cierto es que el fenómeno se ha convertido, con el tiempo, en un misterioso «animal» criptozoológico difícilmente demostrable.

Entre gaitas, faldas cortas a cuadros y obsesiones alucinantes, un contemporáneo, emuló al apóstol Pedro. Steve Feltham, el personaje, abandonó familia red y barca y ha estado viviendo y observando a orillas del popular lago permanentemente, exclusivamente, durante veinticuatro años, con sofisticadas cámaras fotográficas, si él podía conseguir al fin ser el descubridor del «monstruo». Pero, lamentablemente, durante éste tiempo no ha podido corroborar la leyenda. En realidad y derrotado, sospecho que con cierto agotamiento y humildad, ha reconocido no ser «el elegido por Dios» para demostrar al mundo el enigma coñazo y apunta, como hipótesis, que puede tratarse de un siluro gigante.

Pero su más acertada conclusión, que yo califico de gloriosa y excelsa, ha sido: «Si no se ve es porque no está». Es una manera de reconocer el ridículo, después de la vigilante espera tras casi un cuarto de siglo buscando a «Nessie».

El miércoles próximo, en Granada, las autoridades, todas, harán el ridículo con la apertura de la estructura edificada, que no edificante, del nuevo Centro que, presuntamente, acogerá a la Fundación Lorca en la Plaza de la Romanilla. Lamentable, porque traen artistas invitados noruegos para cortar la cinta de la nada esencial financiada.

Que pena, Granada, rota en mil pedazos de metros que no circulan, de aves paralizados, de museos cerrados, de proyectos inertes, de finalistas en la cola del paro, de impúdicos ejercicios políticos a izquierda y derecha. Ridículo constante para la maltratada ciudad. Tal vez, como dice el slogan de rebajas de El Corte Ingles: «Te lo mereces».

Lamentablemente me parece un espantoso ridículo el qué harán las instituciones inaugurando un centro cultural, que debe recoger la hermosa memoria, el legado de Federico. En la página web de la Fundación se dice textualmente: «El proyecto de construcción nació fruto de un largo proceso por difundir la obra del poeta y con la intención de cumplir el deseo familiar de reunir, en la ciudad de Granada, el legado lorquiano». Pero el legado, como es sabido, no estará en el día de las fastos.

Alguien o «alguienes» debe o deben pronunciarse sobre esta historia surrealista que cae como tormenta de verano con lluvia de agua ácida a escasos días de conmemorase la fatídica fecha de su vil e innecesaria muerte. Se trata de escenificar una sarcástica tomadura de pelo.

Queremos a Federico vivo en la Plaza de la Romanilla, a la sombra de la torre sin terminar de la catedral, muy cerca de Pepe Martín Recuerda, -Premio Nacional de Teatro- nacido en el cobijo de la frutería de «El Ronco», en la plaza de Bibarrambla; del Palacio de Niñas Nobles, que rezuma cultura del alumno que apuntaba maneras de escritor y sociólogo, -Premio Cervantes- Francisco Ayala, y del buen vecino de la calle Oficios, el pintor José Guerrero, que rememora iconográficamente la triste «Brecha de Víznar».

Si el legado de Lorca no está en Granada esta semana, el acto es un fraude. El ridículo no solo es espantoso. Lo considero sospechosamente extraño.