Mareas y marejadas

Mareantes son los políticos soberanistas catalanes que siguen sin enterarse de que no es posible llevar a cabo un plebiscito para alcanzar la independencia pero, de manera cansina no hay emisora de radio, periódico o televisión que no nos cuenten, a diario, las frustraciones victimistas de Mas, Junqueras y Puigdemont, (el president tiene un apellido propio de fabricante de salchichones de Olot). Pero es que el ‘hombre de paz’ , el tal Otegi, tras un compás de sibilina espera, quiere convertirse en vaso comunicante; renace y pretende levantar los ánimos de sus compatriotas e insiste en su idea de abrir un ‘segundo frente’, no sólo con España sino con Francia. Lo mismo, con un poco de tiempo, se independizan de ellos mismos.

En la fragilidad que nos encontramos, pese a ir superando difíciles situaciones, como el desempleo y la generalizada corrupción, las aspiraciones de algunos catalanes y vascos, para la gran mayoría de los españoles, son las marejadas que trastornan y marean.

En Granada, la ‘marea blanca’, que por el momento está en ‘stand-by’, o si lo prefieren, en hibernación al parecer ha conseguido su objetivo. Esperemos que, en el más corto espacio de tiempo, el resurgimiento de dos hospitales generales sean una realidad. Pero que nadie se llame a engaño esto lo veremos –si no somos requeridos antes, por el Supremo Hacedor– siempre que en las arcas del gobierno andaluz entre, con premura, moneda de curso legal cuestión nada fácil.

La ‘marea amarilla’, en defensa de la entrada del AVE soterrado en la estación de Andaluces, es la que tenemos activa, pero lo del tren, en Granada, más que marear cabrea porque, en la tomadura de pelo, han participado tirios y troyanos que por defecto u omisión nos tienen, inauditamente, sin comunicación por ferrocarril. Lo del tren y con soterramiento añadido se soluciona, como casi todo, con dinero. No soy muy original pero, así las cosas, no se me ocurre pintar en la pancarta otra demanda objetiva. Aún están pendientes de aprobarse los nuevos presupuestos del Estado. Que gobierno y oposición se pongan de acuerdo. Los ciudadanos están mareados de tanta demagogia, controversia y disparate. ¿No es esta la legislatura del diálogo y el entendimiento? Pues que no desaprovechen la oportunidad. Ahora parece –no me explico el parcial resurgimiento– que puede crearse en la carrera de las  reivindicaciones locales la que bien podría denominarse ‘marea roja’, por asociación, constituida por quienes reclaman que se lleve acabo, el proyecto que lideró el  portugués Álvaro Siza, para la construcción del Atrio de la Alhambra que, recordemos, el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios, órgano asesor de la Unesco, pidió que fuera replanteado. Al margen de la nueva hermosura de Siza y su equipo, la realización del proyecto costaba un huevo de avestruz y la Junta, de momento, solo está para hacer frente a huevecillos de codorniz.

En Granada, para ser consecuentes, lo que se tendría que configurar –a falta de una ‘marea multicolor’ en favor de la cultura– es una ‘marea al baño María’, reivindicando la legalización y libre comercio de la marihuana, dada su excelente calidad y superproducción en clandestinidad, a bajo coste, que sitúa a la provincia en la despensa española del cannabis, como ya comentaron Morán y Villalba, hace dos años, en IDEAL. Por lo visto el agua es esencial en la calidad de esta droga cuyo cultivo es más rentable que sembrar papas en la Vega.

Y además, su consumo, tiene unos resultados ‘terapéuticos’ infalibles porque te fumas un porro, caminando por el Paseo de los Tristes, y por unas horas te vuelves ‘majaronamente’ eufórico, vives una irrealidad global y pierdes tu identidad que es de lo que se trata.