La socialdemocracia comunista

España, además de ser diferente, es un país proclive a las modas y ahora se lleva, sobre todo en los emergentes partidos políticos, la efebocracia, mientras que, por ejemplo, en EE UU, la gerontocracia es un grado y suele inspirar mayor confianza en el electorado a la hora de depositar su voto en las urnas. Leo al embajador, Inocencio F. Arias, en este periódico, afirmando que más de la mitad de los estadounidenses opinan, en las encuestas, que la señora Clinton es deshonesta y poco digna de confianza pero sin embargo, paradójicamente, muchos la votarán. Continuar leyendo →

Un hombre de paz

Si les digo la verdad, estoy harto de tantas líneas rojas, de tanta transversalidad, de tantas mimbres, de tanta tolerancia cero y de tanta geometría variable. Ando, una vez más, preocupado con algunos asuntos que me tienen anfibológico. Continuar leyendo →

Gravitamos, luego existimos

Más sabe el diablo por viejo que por diablo y Felipe González, que está en edad de desahogos, le ha recomendado, con cariño, a Susana Díaz, que no tenga la tentación de cruzar Despeñaperros ni para dar un ‘recao’. En tiempos de tribulación no hacer mudanza. El «detente Abraham» –frase recurrente de un buen amigo– es un aviso de sabiduría que le lanza a la presidenta andaluza, instándole a seguir arando en esta tierra.

Aunque los ‘podemitas’ –que andan a la gresca entre ellos antes del reparto del pan y
los peces– califican ofensivamente a Felipe de dinosaurio de la política; lo cierto es que, pese a su cabello plateado, conserva una buena cabeza y un sentido del Estado que ya quisieran muchos poseer. Los otros días coincidimos, bajo un mismo paraguas gastronómico en Madrid y, ciertamente, se le ve en forma, pero no dispuesto a volver a la política activa. Bueno, declaró con ironía, a Canal Sur, que probablemente, con noventa años, en plena madurez, lo haga. Felipe sigue siendo un referente respetado dentro y fuera del partido socialista y cuando se expresa, públicamente, no lo hace de forma caprichosa.

Gravitar, lo que se dice gravitar, con buenas ondas y nómina, –‘nominae’, que viene
del latín– la de Trinidad Jiménez, la ex ministra de Exteriores fichada por Telefónica para ocupar un puesto ejecutivo. Al decir ejecutivo ojo, es que no la han contratado como operadora del 1004. Y quien se ha quedado congelada, en la más alta mar del consejo de administración de la Nueva Pescanova, ha sido la también ex ministra Elena Salgado, por la divina gracia del banco que controla la entidad. Esas puertas giratorias, que giran más que las ondas gravitatorias copernicanas sobre recios pilares.

Con relativa frecuencia se gravita, sin salir de casa. Es el caso de la ex alcaldesa de Valencia Rita Barberá, hoy senadora, que está dispuesta a sentar sus holgadas posaderas en la diputación permanente de la Cámara Alta, con permiso de la autoridad y si la justicia no lo impide.

Llevar, doña Rita, el ‘caloret’ del bochorno a la plaza de la Marina con la que está cayendo me parece, como mínimo, una desvergüenza. Yo creía que la alcaldesa Carmena iba a dimitir o iban a obligarle a bajar las escaleras del consistorio y macharse a su casa, sin escolta, después del creativo y edificante ‘espectáculo
titiritero’. Pero en España, los políticos de las diferentes ideologías no quieren
ejercer el verbo transitivo: dimitir. Porque, la incompetencia para la gestión, la ‘propiedad privada’, de los cargos públicos electos, la deslealtad y la falta de honestidad no se castigan y, en algunos casos, se premian.

Recuerdo el viejo chascarrillo del longevo alcalde de pueblo, cuyos vecinos murmuraban por plazuelas y tabernas que ya era hora de que dimitiera y se marchase. El alcalde fue informado del malestar de la población y una mañana convocó a los vecinos frente al ayuntamiento y les dijo: «Amigos, vecinos y vecinas:
¡O yo, o el caos! ¿Qué queréis?». Y la multitud, rabiosamente enfervorecida, gritó: «¡El
caos, el caos!». A lo que respondió el regidor: «Pues, joderos, que traeré el caos y yo seguiré de alcalde».

La sonrisa del tiempo

Creo que fue la última frase que pronunció, en su comparecencia, con los medios de comunicación, Mariano Rajoy, tras declinar objetivamente, ante el Rey, no ser el candidato, a la presidencia del Gobierno de España, «por el momento». Fundamentalmente porque las matemáticas no le favorecen. O el viernes por la noche no le favorecían. Continuar leyendo →

Ponga un general en su lista

Antes, en las bodas de familias de renombre y alto copete no solía faltar, entre los invitados, algún ilustre pariente o amigo íntimo general que con orgullo castrense lucía en los fastos del himeneo su uniforme, con las condecoraciones correspondientes, independientemente de su situación activa, reservista o de retirado. Buena cuenta solían dar los «ecos de sociedad» que en periódicos y revistas, –especialmente Hola–, publicaban una fotografía de grupo captada en las escalinatas de la iglesia o en algún romántico jardín donde, en torno a los recién casados, de manera destacada, se observaba, al general, con la apostura reglamentaria. Continuar leyendo →

Cínicos despropósitos

Al irónico y desabrido cinismo del «apátrida» Fernando Trueba, que ha querido llamar la atención con su particular mirada, llevándoselo «calentito» por la gracia del torpe Ministerio de Cultura, se han unido otros cínicos despropósitos. El Papa Francisco, que en su viaje a Cuba como peregrino ha evitado no esquilar a las ovejas descarriadas, bajo la atenta observancia pastoral del régimen comunista. En EE UU, su mensaje ha sido más abierto y en libertad. Lo permite la democracia. Aquí, en democracia, donde equivocadamente todo parece posible, el insolente Juan Carlos Monedero llegó a comparar al disidente venezolano –apresado por voluntad del necio Maduro– Leopoldo López con los pro etarras. Y respiró por la herida de la corriente cuenta, tras la visita a nuestro país de su esposa, Liliana Tintori, calificándola como «esposa del delincuente». Continuar leyendo →