ANTONO QUITIAN GONZALEZ, CURA OBRERO FOTO: ALFREDO AGUILAR

Adoro ser periodista
Conoces lo peor pero también lo mejor del ser humano.
Personas irrepetibles que en su mejor versión te congracian con este mundo extraño.
Antonio Quitián es, sin duda alguna, una de ellas.
Andrés Cárdenas lo entrevistó en el año 2009 (Lee la entrevista en este link)
Este es el perfil que se ha publicado hoy en la edición impresa.
No me pude resistir a hacerme un selfie con una persona a la que, tras hablar con él, admiro con respeto.

Selfie cura

Lograr una cita con Antonio Quitián es complicado. Se levanta a las siete de la mañana y da la misa de primera hora de la mañana en el convento del Cerrillo de Maracena donde es capellán. Luego desayuna y a las 10 de la mañana ya está en marcha. Va todas las semanas al penal de Albolote «porque ahí están los despojos de la sociedad, el último eslabón de esta sociedad. Yconverso con ellos. Cada vez que salgo de la cárcel, sonrío», revela desde una franqueza inigualable.

Luego tiene la parroquia de Pinos Puente, pero la lleva su auxiliar, «porque ya estoy muy mayor, son 87 años los que cumpliré en diciembre de este año». Y, a partir de ahí, de estas tareas fijas, tiene todo tipo de charlas, grupos, conferencias, protestas y mil actividades que hacen que a veces, o al menos la víspera de la cita, su propia hermana, Antonia, se preocupe, «porque son las diez y media de la noche y todavía no ha vuelto», argumenta.

Pero sí. Vuelve. Antonio siempre vuelve porque nunca ha dejado el camino que escogió en su día. Fue cura a los 24 años en Tiena y Olivares y después estuvo 14 años en Tózar y Limones. Hasta que en 1966 fue destinado a ‘La Virgencica’.

Junto con Ángel Aguado y su hermano Manuel y José Ganivet Zarcos, fue uno de los curas obreros que en los últimos años del Franquismo y de la transición democrática trabajaron en el barrio de la Virgencica y en el Polígono de Cartuja. Yademás, para acercarse a los jóvenes, «me puse a trabajar de albañil». Pertenece desde entonces a la Hermandad Obrera de Acción Católica y su lucha estuvo siempre con los obreros que se encerraban en las iglesias y en la catedral para pedir mejoras laborales.

Por eso le llamaban cura obrero. Ahora, cuatro décadas después, sigue acercándose a los lugares que queman, aunque reconoce que «tengo mucha dificultad para conectar con la juventud. Ya soy muy mayor y esta tarea les corresponde hoy a los jóvenes». Antonio Quitián desconoce hoy en día a la juventud que campa por las calles de Granada y el país pero tiene bien dicho que «no está encontrando los cauces».

Contrario al botellón por razones obvias que poco tiene que ver con que la gente joven disfrute sus mejores años, considera que no existe una propuesta evangélica «donde puedan dar un paso adelante para una formación que les lleva a una concepción del mundo unitario que lucha por la igualdad, la democracia como tantas otras cosas que hoy se airean».

Estas reflexiones desde una cátedra de casi noventa años de vida y compromiso se entiende mejor al comparar el propio entorno en el que ha vivido el último medio siglo. Cuando este cura obrero y joven llegó a la ciudad de la Alhambra el barrio al que fue destinado era pobre y ahora es de clase media-alta, donde los obreros nuevos pueden ser albañiles o médicos, sostiene.

Cuando llegó a Tózar todos eran pobres y organizaban las actividades deportivas y culturales. Cuando llegó a ‘la Virgencica’ y a la naciente Zona Norte ocurrió otro tanto. Todo ha cambiado tanto. Desde una sinceridad abrumadora, reconoce que «hoy me encuentro quizá no llamado a ese papel de estar con la juventud».

La frase entrecortada cobra toda su dimensión cuando se disecciona su compromiso con los nuevos tiempos. Yle desmiente en buena parte. Ha sabido llegar a la nueva juventud del siglo XXI y se reconoce en sus demandas. Ha cambiado su piel obrera sin mudar de lugar y ahora es un curra perroflauta. Yencantado de haberlos conocido.

Antonio Quitián conoce al dedillo movimientos como el #15M, Democracia Real Ya o Podemos, el partido político de moda. Lo que hace este cura obrero que sigue siéndolo es lo poco que las limitaciones de su edad le obligan, simpatizar con todas estas ideas porque coinciden con lo que él hace. Supone aunar sus voluntades, las de los llamados indignados con las ya clásicas de los curas obreros que denuncian un mundo de injusticias donde países enteros se mueren de hambre «mientras nosotros tiramos tantas cosas a la basura».

Por eso, cuando Antonio Quitián ve a estos movimientos sociales y ahora políticos simpatiza directamente con ellos y también está con ellos, ya que se ha manifestado en las citas del Primero de Mayo y estuvo en numerosas ocasiones en la Plaza del Carmen cuando se estableció, en primavera del año 2011, la acampada del #15M en Granada. En la medida en que puede está presente, pero no como cuando era joven. Eso sí, es socio de Derechos Humanos en Andalucía, de Granada Acoge, de Proyecto Hombre y de HOAC-Hermandad Obrera de Acción Católica, organizaciones a las que paga sus cuotas, religiosamente, como no puede ser de otra manera.

Es el de Antonio Quitián un pensamiento único con la mente abierta, el trabajo hecho y las pruebas servidas. Por eso ahora está muy de acuerdo con la protesta generalizada que habla en contra del capitalismo que realmente ordena y gobierna el mundo, entiende. «Más que los políticos, que son gente que está muy sujeta al planteamiento y a la eficacia del capitalismo», explica.

Esta postura suya, firme, le ha llevado, al igual que hoy con el premio, a rechazar participar en movimientos políticos. Dijo que nones al Partido Comunista, a sus Juventudes, a Comisiones Obreras y luego a UGT. Siempre ha renunciado pero está con todos y por eso no está exclusivamente con uno solo. Se explica con una sola frase:«Nunca me ha gustado ser protagonismo pero sí colaborador».

Quedan dos grandes personajes de la historia que cuando Antonio Quitián los describa terminarán de dibujar su retrato. El primero es Felipe VI, que cree que pasa como con todas las cosas, que es una limitación que un hijo herede responsabilidades si no tiene las cualidades. «No soy monárquico en ese sentido como otros lo sienten, pero no me parece que es ahora una guerra especial, pero a la larga, como en Italia o Francia, en España pasará lo mismo. Pero no tengo prisa, irá madurando y veo con simpatía las manifestaciones republicanas».

Queda Francisco. Es pronunciar la palabra «Francisco» y a este cuajado sacerdote le cambia la cara, le sube el alma a su expresión. Para un tipo como él la venida de Francisco como que le ha confirmado. Es un ‘mira, no estamos equivocados’. Les ha confirmado a él y a todos como los que con él han trabajado en esta línea toda su vida. «Francisco dice frases como que el dinero no es el que debe gobernar al mundo sino servir al mundo. Esta frase describe a Francisco y apoya nuestra vida de trabajo».

Y la rabiosa actualidad. El Mundial de Fútbol. No le esperen viendo partidos aunque ama el fútbol y lo ha jugado de joven:«Dejé de seguirlo cuando me enteré el dinero que ganaban».

CRÉDITOS
-La fotografía es de Alfredo Aguilar

 

3 comentarios en Antonio Quitián: De cura obrero a cura perroflauta

  1. Conocí a este señor, en los años 1972 en adelante y entonces estaban también los Teleclubs, donde a la gente joven, les daban charlas y estaban recogidos al ser un barrio marginal como el Polígono de Cartuja. Efectivamente le llamaban los curas obreros o curas rojos e hicieron una buena labor en el barrio.

  2. Con todo el respeto, el titular que encabeza este artículo (por no calificarlo de otra manera) no hace honor a la persona de quien se habla.
    No se puede, en 15 minutos, resumir los 86 años de vida y dedicación de Antonio Quitián a los pobres y a todos aquellos que se han acercado a él. Es una imprudencia, casi temeraria, querer hablar de alguien del que se desconoce todo.
    Los que tenemos el inmenso privilegio de conocer a Antonio, no lo reconocemos en las líneas que se gastan en describir, de manera superficial y yo diría pretenciosa, a una persona que ha vivido y sigue viviendo el Evangelio. Y digo pretenciosa porque se ha utilizado la dedicación de esta persona a los pobres, a los que la sociedad aparta por distintos motivos, y a sus ideales sociales para querer hacer el juego semántico de «cura perroflauta». Y nada más lejos de la realidad.
    Si a esto sumamos que parte del artículo es copia de otro que se publicó en el mismo medio en 2009, poco nuevo se ha hablado de él.
    Parece que está prohibido hablar de lo que realmente hace Antonio que es vivir el Evangelio, compartirlo y enseñarlo. Esto es lo que le hace ser una persona extraordinaria y esta es su esencia. Esencia que no se ha llegado a captar en el artículo.

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