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El jueves 20 de noviembre de 1975 murió Franco. Con él murió la España en Blanco y Negro que había inundado de grises nuestra infancia. Una sensación de asco que teníamos dejaba paso a una corriente de aire fresco que se llamaba libertad.

Aunque estábamos en sexto curso de la EGB, éramos plenamente conscientes de que estábamos ante una fecha histórica, que tras una durísima y cruel Guerra Civil, una posguerra para supervivientes y cuatro décadas en total de una vida que se dividía entre vencedores y vencidos, la paz verdadera vendría con la Democracia.

Y es aquí donde empezó la historia de nuestra vida: Se llamó Democracia, se llamó Constitución y se bautizó el proceso como La Transición.

Vino la primavera y la España multicolor. Vino Adolfo Suárez y lo hizo todo posible, con el consenso de todos, hasta la legalización un Viernes Santo del Partido Comunista.

Superamos el intento de golpe de Estado del 23 de Febrero y ese día alguien dijo que la Transición había terminado. Pero no.

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Llegó el PSOE «por el cambio» con Felipe y Guerra, con González y Alfonso, y nos hicieron europeos: Entramos en la Unión Europea y también de paso en la OTAN. Modernizaron el país y en el camino se les olvidó aquello de los «Cien años de honradez».

Los echamos con nuestros votos y llegaron los ocho años del «España va bien». El aznarismo que, cuando nos metió en la guerra y tras los terribles atentados del 11-M, dieron paso a ocho años del socialismo merengue de Zapatero, el que negó por tres veces la crisis antes de cantara el gallo.

Entre medias, en 2011, nació el #15M.

La Transición seguía sin terminar y este país era una especie de mierda sin motivación y completamente desasosegado. A Rajoy le tocaba desfacer el entuerto y terminó de liarla más al nombrar un consejo de administración en vez de un consejo de ministros.

El 25-M de 2014 se votó el nuevo Parlamento Europeo. Nadie lo había previsto, pero el régimen de la Transición anclado en este bipartidismo PP-PSOE parecía colapsar.

Irrumpía Podemos como cuarta fuerza con 1.200.000 votos y PP y PSOE sucumbían. Algunos comentábamos que era el comienzo del fin de la Transición que, como siempre comentaba José Antonio Pérez, @mimesacojea a toda una generación de españoles se les estaba haciendo ya muuuuy largaaaa».

A las 10 de la mañana de hoy, 2 de junio de 2014, se anunciaba una comparecencia extraordinaria del presidente de Gobierno, Mariano Rajoy.

Ha anunciado que el Rey abdica (Leer la noticia)

Tras escucharla, me ha sonado así: «Españoles: La Transición ha muerto».

Puede que a partir de los procesos electorales del año que viene, con municipales, generales y algún que otro adelanto electoral en las citas autonómicas, ya no quede nada de esa Transición en la que teníamos «un Rey que puso Franco» y un grupo de asesinos terroristas que se llamaron «la ETA». No hay dos sin tres y tampoco habrá ya quizá bipartidismo.

En cualquier caso, en la hora de la abdicación del Rey Juan Carlos, le doy las gracias por todo lo que ha hecho por mi país, que no es poco.