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El grupo municipal socialista en el Ayuntamiento de Granada no ha dejado de denunciar el abandono del barrio del Albaicín. Culpa al equipo de gobierno del alcalde José Torres Hurtado y, con el ‘carpetazo’ al Plan Albaicín, sus críticas han hecho blanco.

El portavoz del grupo municipal socialista, Paco Cuenca, considera que el archivo de la revisión del Plan Especial de Protección y Reforma Interior (Pepri) del Albaicín pone en peligro la declaración de este barrio como Patrimonio de la Humanidad, dado que «va unida a la preservación» de este entorno.

«El PP no busca la convivencia, dibuja el parque temático que será la desaparición de la singularidad del Albaicín y de todo un conjunto histórico», señala Paco Cuenca, quien censura la creación de un aparcamiento subterráneo en Plaza Nueva, las casas de lujo en el cerro de San Miguel y «un despliegue hotelero que está provocando el despoblamiento del barrio».

El alcalde de Granada, José Torres Hurtado, esquivó la andanada de munición bélica que venía desde la oposición y negó que el ‘carpetazo’ del Plan Albaicín pueda poner en peligro la declaración como Patrimonio de la Humanidad de este barrio. Aprovechó el primer edil su ocasión para llamar «irresponsable» al portavoz del grupo municipal socialista por realizar este tipo de afirmaciones.

Mientras los políticos se pelean con las palabras, los vecinos del Albaicín sufren un abandono de décadas por la fuerza de los hechos.

Esta mañana de marzo una pareja toma el sol sentados en el poyete incomparable que enmarca desde el Mirador de San Nicolás la Alhambra con el telón de fondo de Sierra Nevada. La pareja está muy preocupada porque ya saben «que igual nos echan al Albaicín de lo de la Unesco.

Lo que faltaba», explican compungidos Concha y Miguel. «Hay que tener un poco más de miramiento con el Albaicín y el Sacromonte», argumentan, al tiempo que critican «la falta de implicación del alcalde». «Dijo que iba a actuar en el barrio y aquí estamos esperándolo desde hace ya muchos años. Mantiene una trifulca con la Junta de Andalucía y el barrio sin arreglar», termina.

Además del ‘carpetazo’ al Plan Albaicín que vuelve a ralentizar las subvenciones para la rehabilitación de las viviendas y casa y también paraliza las actuaciones de las administraciones al no existir una directriz clara, salvo la firmada en 1990 «que ya está anticuada y obsoleta», como no deja de denunciar la concejala de Urbanismo, Isabel Nieto, la búsqueda de ayudas y subvenciones para lanzar iniciativas privadas en el Albaicín y el Sacromonte «se convierte en un laberinto sin sentido y sin salida», denuncia Fabiola Labella, una mujer que a finales del año pasado se lanzó y abrió «un pequeño comercio que sirve café para llevar, ya sabes, un ‘take-away’ y que en la parte superior de la casita ubicada en la calle Agua del Albaicín, hay una sala para exposiciones».

«Estuve en la Junta, en la agencia IDEA, eché papeles, realicé informes y documenté mi iniciativa para ver si caía alguna subvención o ayuda al estar en un barrio histórico y Patrimonio de la Humanidad. Nada de nada. Decidí tirar yo sola y abrirlo con los ahorros que tenía de mi etapa de profesora».