Candidato rockero

Los dos conciertos de Miguel Ríos y su ‘bye bye’ de este fin de semana pasarán a la historia de la música granadina y española, y se quedarán en la memoria de todos cuantos asistimos a este gran espectáculo, lleno de vitalidad, ritmo y juventud. Los hijos, nietos y abuelos del Rock and Ríos viven y vivirán siempre su música.

Y para financiero rockero, Antonio Jara. Hay quien dice que está mejor que nunca el presidente de CajaGranada, por su claridad de ideas, la forma de dirigir, gestionar y, sobre todo, por su discurso y comportamiento en la asamblea del pasado jueves, en la que se aprobó la fusión fría con las otras cajas levantinas en Mare Nostrum. Y eso que ha tenido escasas vacaciones y este año se le ha visto muy poco por La Herradura. 

No valoro la adulación, pero lo cierto es que los resultados fueron magníficos. Faltó la unanimidad por los votos de Izquierda Unida y CGT. Tampoco hacía falta llegar a una votación a la búlgara. La salsa la puso Eduardo Caracuel. Perdió el papel con su intervención prevista y se refirió al pregón del Zaidín y al poder mediático y capacidad de hacer grandes titulares por parte de Jara, e incluso ser objeto de tesis doctorales. Caracuel fue criticado por su intervención aquella noche y allí mismo. Ël nunca pretendió molestar, según me dijo, pero también es cierto que en ámbitos de su partido se alabó al día siguiente. 

Ya está solucionada la cuestión laboral, que no tiene  otro nombre que Expediente de Regulación de Empleo (ERE), aunque en este caso no posee las connotaciones y circunstancias negativas que conocemos en la mayoría de ellos, por no tratarse de un proceso traumático y haber sido aceptado por los sindicatos. Nadie puede poner pega alguna, ni la Junta de Andalucía. Lo que queda es lo que podía haber dicho Jara en tres palabras: trabajar, trabajar y trabajar. O si quería precisar algo más: eficiencia, negocio y rentabilidad. Pero a Jara le gustan los discursos serios y como en la asamblea no dejaron asistir a los periodistas, al día siguiente tuvo que convocarlos para explayarse. Error, inmenso error, que esta nueva etapa de la entidad, sin olvidarnos de su origen y carácter público, se haya iniciado sin luz ni taquígrafos. La transparencia es imprescindible en el sistema democrático y un gesto que genera confianza, como la calificación positiva que ha recibido de Fitch, que no es un rockero sino una prestigiosa agencia de calificación financiera.