Al presidente del Gobierno

Permítanme, lectores habituales, que con ocasión de la visita que hoy realiza a Granada el presidente del Gobierno de España, Mariano Rajoy, estas líneas dominicales estén destinadas a quien reside en la Moncloa. Siempre es de agradecer que un mandatario nacional o internacional, como en este caso, se encuentren en nuestra capital aunque sea de manera breve. Mejor aún si es en el marco incomparable de la Alhambra, aunque suene a tópico. Me apuesto que la imagen elegida por los medios de ambos países, de Rajoy y del primer ministro de Irlanda, será en el Patio de los Leones.

Dicho esto supongo, Sr. Rajoy, que no duda de los grandes valores culturales, patrimoniales y turísticos de los que goza esta ciudad y provincia. Lo sabe bien, porque ha tenido ocasión de visitarnos en numerosas ocasiones. Incluso conoce este periódico, le hemos entrevistado varias veces y nos ha honrado con su presencia en IDEAL. Le seré sincero, porque creo que es algo que usted valora sobremanera, si le digo que entiendo las dificultades que estamos atravesando, que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades, gastado más de lo ingresado, que hay que recortar porque no hay otro remedio, pero usted es consciente de las limitaciones que tiene Granada en sus comunicaciones. Le cuento, por si no lo sabe, que el proyecto de conexión del AVE con Madrid, a pesar de que debamos alejarnos hacia Málaga, no acaba de aproximarse. Tenemos dos problemas, la variante de Loja y la entrada y estación en Granada, sobre la que mayoritariamente la ciudadanía ha opinado que debería estar en el mismo lugar que la actual, según un serio y riguroso trabajo demoscópico publicado por este diario. Pero no avanzamos, aunque hay una gran parte de la obra ya realizada.

Creo que la mayoría de los granadinos piensa, como su ministra de Fomento, que no son tiempos para obras faraónicas, pero hay una cosa que se llaman prioridades y Granada debe ser una de ellas, tanto en esto del AVE como en el tramo todavía inexistente de la Autovía del Mediterráneo. Es difícil entender que en nuestra vecina Málaga —que goza de alta velocidad desde hace más de cinco años, cuando se proyectó en principio pareja a Granada, disfruta de un moderno aeropuerto y varias circunvalaciones— ahora se vaya a invertir en un anillo de pruebas para el AVE, cuando a escasos kilómetros los trenes hacia Granada van todavía a velocidad tercermundista. ¿No le parece eso algo de agravio, incomprensible para la ciudadanía granadina?

Granada tiene algo, y ese algo es la razón por la que hoy se reúne aquí con su homólogo irlandés y el motivo por el que están en nuestra provincia los miembros de la Fundación Adenauer. ¿No cree que Granada al no disponer de esas comunicaciones, cuando es un destino turístico de primera categoría, está castigada de manera injusta? Vale, no me diga que gobiernos de otro signo han hecho poco, lo acepto. Quizá ahora sea el momento de comprometerse con esta tierra, aunque tenga muchos problemas, demasiados, y esto de Granada sea una gota en el mar. Pero tantas gotas, durante tanto tiempo, nos acabarán ahogando. ¿No le parece?