Diálogo para salir de la crisis

El presidente de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán, presidió este jueves en Granada el acto de presentación de la memoria anual del Consejo Consultivo. En su discurso evocó los famosos pactos de la Moncloa que se lograron en tiempos de la Transición y llegó a preguntarse por qué ahora no se alcanza algún tipo de acuerdo entre las fuerzas políticas. No le falta razón, cuando la crisis económica que ahora sufrimos es, por desgracia, sumamente más grave y profunda que aquella.

Señaló Griñán que es posible salir de la crisis «si la política económica se rige por el diálogo, el entendimiento y la voluntad colectiva». Desde luego se necesitan otros muchos más elementos, pero con actitudes dialogantes, puntos de encuentro y un sentimiento general positivo, sin caer en triunfalismos ni falsas expectativas, por lo menos se creará un clima más favorable y ofreceremos una mejor imagen exterior.

Precisamente, también esta semana se presentó en Bruselas la campaña internacional emprendida por el Gobierno para impulsar la marca España. Sin duda, se trata de una iniciativa positiva, imprescindible, cuando nuestro país es objeto de determinados e injustificados ataques y cuando nuestra tierra y nuestros productos son sumamente competitivos. Lo malo es que la peor imagen de España la tenemos los propios españoles. No es cuestión de hacerse uno trampas si jugamos al solitario. Somos conscientes de los problemas que padecemos, el principal, el desempleo, pero será mejor hacer de la necesidad virtud y convertir en oportunidad cualquier posibilidad de desarrollo y progreso. En España se trabajan más horas de media que en Europa y tenemos empresas situadas en los primeros puestos del mundo y de referencia internacional.

Parece que, finalmente, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y el líder de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba, están dispuestos a llegar a un acuerdo sobre la postura española ante Europa. Bienvenido sea. Una posición unitaria reforzará la presión para que las autoridades europeas cumplan también sus obligaciones y sean sensibles a las dificultades españolas y ejerzan con responsabilidad su labor de ser impulsoras de políticas dinamizadoras, como la imprescindible creación de empleo juvenil. Ojalá que veamos otros consensos, como en el tema de la unidad de España, por ejemplo. Pero me temo que ya vamos con retraso. ¿No les parece?