El modelo de crecimiento, a debate en la ONU

«La Sociedad Comprometida»

Hoy queremos hacernos eco del discurso del Rey Felipe VI en la Cumbre  de Desarrollo de Naciones Unidas que llamó a “corregir” el modelo de crecimiento actual del planeta. En su intervención quiso poner de manifiesto que, incluso en los países desarrollados, como el nuestro, la reciente experiencia de la crisis ha puesto de relieve la fragilidad de las bases sobre las que asentamos nuestro modelo del bienestar.

Este discurso, se enmarca en la reunión que el pasado viernes tuvieron en Nueva York los jefes de Estado y de Gobierno de más de 190 países, con motivo de la cumbre de las Naciones Unidas, en la cual se reunieron para aprobar  un programa que, bajo el nombre Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), fija una serie de retos ambiciosos hasta 2030.

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El monarca resaltó que el modelo de crecimiento mundial no es estático, y que recientemente están sucediendo acontecimientos que han de ponernos en alerta para empezar a trabajar y a corregirlo. Desde las penosas guerras que ocasionan innumerables desplazados, catástrofes naturales, crisis de subsistencia, etc.. que no dejan de hacernos ver que hemos de replantearnos ciertas bases. Además habló de palabras tan usuales y a la vez tan complicadas en este mundo de globalización, como equidad y solidaridad. Así, el Rey apeló a la idea de una “comunidad global” de ciudadanos “regida por el derecho y orientada al bien común”.

Con los objetivos del Milenio aún por cumplir, ésta será la primera vez que haya una agenda de desarrollo para aplicar a todos los países. El fin de esta cumbre es aprobar  17 objetivos para alcanzar tres metas en los próximos 15 años: acabar con la pobreza extrema, luchar contra la desigualdad y la injusticia y solucionar el cambio climático.

A diferencia de los ODM, que fueron elaborados por un grupo de expertos a puerta cerrada, los objetivos de desarrollo sostenible son el resultado de un proceso de negociación que involucró a los 193 Estados miembros de la ONU y también la participación de la sociedad civil y otras partes interesadas. Sin duda unos cambios leves pero esperanzadores, para poder alcanzar esta meta global.

 

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