LAS LECCIONES DE LA CIUDAD SAGRADA DE CARAL

«La Ciudad Comprometida»

Este reciente fin de semana me he sentido tremendamente afortunado por haber sido invitado por la Dra. Ruth Shady Solís,  directora de la Zona Arqueológica de Caral, a la ceremonia tradicional de “pago a la Pachamama” que se celebra anualmente con motivo del aniversario de su descubrimiento, hace ya 21 años. Pero antes de entrar en detalles creo que primero debo acercaros al lugar:

La Ciudad Sagrada de Caral (Perú), que nació hace 5.000 años, se erige como la más antigua de América y por tanto hogar de la primera civilización andina, por lo que forjó las bases de una organización social propia y singular que, junto a Mesopotamia, Egipto, la India y China, son los focos originarios de cultura en el mundo. Hoy se configura como una ciudad arqueológica, declarada Patrimonio de Humanidad en 2009, que cuenta con valores arquitectónicos y urbanísticos sorprendentes. Pero es que además su singularidad se ve reforzada por estar enmarcada en una paisaje cultural (El Valle de supe) cuya riqueza, armonía y plasticidad le dotan de unas características fuera de lo común y en el que en apenas 20 kilómetros de longitud existen más de una veintena de ciudades arqueológicas que ahora están empezando a ser estudiadas.

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Pues bien, al igual que se hacía hace miles de años, con cada aniversario se reproducen aquellas ancestrales costumbres andinas en las que a través de congregaciones sociales se buscaban beneficios compartidos, en el marco de festejos con ritos, música, danzas, comidas y bebidas. Ahora como estrategia para trasmitir la historia social recuperada de este importante patrimonio arqueológico.  Y como cada aniversario, la noche estuvo presidida por la tenue iluminación excepcional de sus pirámides, contribuyendo a la creación  de un ambiente propicio para que el chamán y “ maestro danzaq” dirigiera la ceremonia alrededor del fuego, al son de la música y al ritmo de las danzas.

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Aunque la música siguió, yo preferí retirarme pronto (me alojé en la “ Casa del Arqueólogo”) para que así, al ser del nuevo día, poder recorrer trotando los principales enclaves de esta sorprendente ciudad arqueológica y de sus ruedos agrícolas cuando la naturaleza y sus gentes apenas se desperezaban.  Luego vendrían las explicaciones in situ de los arqueólogos y de la propia directora sobre los principales descubrimientos del último año, y sobre todo la vista al festival cultural que se impulsa desde Caral (“Caral raymi”) en el que la población local y sus costumbres fueron los protagonistas: talleres de responsabilidad social (recuperación de instrumentos musicales tradicionales; reintroducción de cultivos milenarios; talleres de cerámica…); la expo-feria de productos agrícolas del valle o de artesanía; el festival gastronómico “los sabores de mi tierra” y, cómo no, de nuevo la música y la danza.

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Como os decía, me he sentido tremendamente afortunado por poder vivir en primera persona todos los avances que se realizan desde la Zona Arqueológica de Caral  para investigar, conservar, y difundir los valores universales de esta ciudad sagrada, y también los esfuerzos para trasmitir su historia social recuperada, para que los habitantes del valle de Supe se sientan orgullosos partícipes y la visualicen como una oportunidad inmejorable para diseñar su futuro. Y también de aprender de la universalidad de aquellos preceptos sobre los que se asentó la civilización de Caral, presidida por la paz y el intercambio, que planificó sus ciudades y que produjo con un inteligente equilibrio con el territorio.

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Sobrecogido, por tanto, por la actualidad de las lecciones de la historia que nos trasmite la Ciudad Sagrada de Caral; y agradecido por la brillantez, el rigor, la fuerza y la inteligencia con las que trabaja en esta zona arqueológica bajo la dirección de la insigne y respetadísima arqueóloga, la Dra. Ruth Shady Solís.

Pero os seguiré contando cosas…