HABLANDO DE LA ARQUEOLOGÍA DESDE OTRA MIRADA

«La Ciudad Comprometida»

Cada vez es más familiar la figura del arqueólogo en casi cualquier tipo de proyecto, y mucho más en aquellos que se llevan a cabo en las ciudades históricas. Pero más allá de la obligatoriedad de su intervención en los procesos preliminares de la ejecución de los proyectos, el hecho de que cada vez esté mejor reglada su intervención (por la legislación, por las “cartas de riego arqueológico” o por los planes urbanísticos) va permitiendo acotar en la mayor medida posible las incertidumbres y las servidumbres que esta labor de investigación supone en cuanto a posibles demoras, sobrecostes, afecciones al diseño final de los proyectos, y excepcionalmente respecto de su viabilidad final.

Pero hoy quisiéramos en La Ciudad Comprometida hablar de la arqueología desde otra mirada, esa que tiene que ver con las innumerables sorpresas que con cada investigación nos topamos: la del mayor conocimiento de la historia del lugar y la del enriquecimiento que supone para el proyecto en cuestión, dotándole de matices maravillosos que encardinan al nuevo edificio con su pasado remoto. Y es que la arqueología presenta una dualidad: por un lado estudia el pasado a través de los restos materiales y por otro lado los conserva cuando ello es necesario y posible.  Es que la intervención arqueológica aporta una valiosa información del edificio, así como de su interacción con fases históricas precedentes, enriqueciendo así los proyectos de rehabilitación. Por lo tanto podríamos decir que han sido precisamente los frutos de la arqueología y la profesionalidad de los arqueólogos los que han ido dotando a sus intervenciones cada vez más de esa normalidad de la que hablábamos al principio, haciendo que el arqueólogo se integre en el equipo técnico como un miembro más.

Y para mejor muestra, quisiera hablaros de dos casos recientes en los que se han enlazado a la perfección los trabajos de rehabilitación junto con los estudios arqueológicos. En ambos casos se trata de sendos proyectos que he llevado a cabo con mi equipo de GRarquitectos con motivo de la ejecución del Plan Director del Convento de San Antón (Granada, España) que venimos realizando desde 2008.

Estos casos que os mostraré consisten en dos rehabilitaciones en la zona de acceso al Convento (Compás y  Zaguán, respectivamente),  unas zonas en las que había grandes expectativas ya en las fases de investigación documental e histórica previas nos hablaban de la posible aparición de edificaciones e infraestructuras muy concretas…  Os cuento:

Una de ellas, concluida hace aproximadamente un año, es el acondicionamiento y urbanización del Compás del Convento. Se denomina compás al recinto descubierto que antecede a un convento o monasterio, separado de la calle mediante un muro  con una portada de acceso al exterior y que sirve de transición entre el espacio público y el estrictamente privado de la vida contemplativa. En él se encontraron restos arqueológicos pertenecientes al tramo de la acequia de Santa Ana o Romayla, construida en el siglo XVII y que estuvo en uso tras sufrir diferentes reformas hasta el siglo XX. Esta acequia ya aparecía en el primer plano existente de Granada (denominado Plataforma de Vico) por lo que albergábamos muchas expectativas de poder documentarla por primera vez.

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Compás de acceso al convento de San Antón. Fuente: elaboración propia

Y la otra, tuvo lugar un año antes y consistió en una intervención llevada a cabo en la zona del Zaguán y el Torno, donde se encontraron restos de diferentes construcciones de carácter agrícola y otros posteriores pertenecientes a un gran edificio que se correspondía con unas atarazanas, y que fue ocupado posteriormente por los monjes franciscanos (fundadores de este convento).

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Trabajos arqueológicos en el zaguán del convento de San Antón. Fuente: elaboración propia

Una vez concluidas las rehabilitaciones, dichas dos intervenciones arqueológicas, debidamente contextualizadas históricamente, han quedado plasmadas en unos paneles informativos y didácticos elaborados por los arqueólogos: María Isabel Mancilla Cabello y Julio Miguel Román Punzón, que han sido instalados en el Compás de acceso y en el Torno del convento. Además, en el Compás, se pudo modificar su diseño final a fin de dejar integrados parte de los restos de la acequia de Romayla.

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Paneles informativos colocados en el compás de entrada del convento de San Antón. Fuente: elaboración propia

Los lectores más asiduos de La Ciudad Comprometida habrán podido comprobar que este tema es recurrente en este blog (por ejemplo http://granadablogs.com/gr-arquitectos/2014/04/16/arquitectura-y-arqueologia-restos-encontrados-en-el-convento-de-san-anton/ ). Para mayor información acerca de la intervención arqueológica desarrollada recomendamos la publicación “El Convento de San Antonio Abad de Granada. Historia y Arqueología” Vol 1. 2015. Capuchinos Editorial que se puede adquirir en el Convento.

 

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