Hemos trabajado tanto, tan bien y con tanto afán que hemos decidido que casi TODO EL EQUIPO nos vamos hasta Roncesvalles para realizar unas etapas del Camino de Santiago…
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El turismo sostenible y la gestión del uso público en los espacios naturales son temas recurrentes en La Ciudad Comprometida y el caso es que en 2013 mis trabajo me llevó a visitar TUMBES en el norte de Perú, casi en la frontera con Ecuador. Y quise visitar el Santuario Nacional de los Manglares.
Te encantarán mis vivencias…
Hoy, día de Navidad, en La Ciudad Comprometida queremos compartir con vosotros un artículo que nos envío con mucho cariño un gran amigo de nuestro blog, Paco Pipó. Con este texto aprovechamos para agradecer a todos los que nos seguís y ponéis vuestro granito de arena para que este espacio y un punto de encuentro, de intercambio de ideas y experiencias, de gente de todas partes del mapa, de ideologías, y disciplinas diferentes. Sin vuestra colaboración nuestro trabajo no tendría sentido.
Desde la Ciudad Comprometida y GRarquitectos. GRACIAS
La señorita Lola, así la llamaban en el colegio de la Asociación de Ferrocarriles de Granada. Era una chiquilla, una jovencita andaluza, enamorada de su profesión recién estrenado el título de “maestra nacional”. Hizo historia entre los hijos de aquellos arriesgados factores, fogoneros, conductores de negras locomotoras, del barrio de san Lázaro, que con su humo y raíles escandalosos, surcaban los caminos de la España derruida por una guerra fratricida que rompió familias, sueños y realidades. Escaseces solitarias, que se plasmaban en la «solea», «granaina» o el «taranto», de las noches oscuras en el cielo granadino.
Eran tiempos difíciles, donde algunas clases tenían más de ochenta alumnos, y a veces, habían de darse en el subterráneo del colegio porque las bombas crujían las almas de unos niños que no sabían el por qué de aquello o porque el “inspector del crucifijo” tenía anunciada su llegada. Y aún, sus maestros, quizás no sabrían explicar todo lo que sucedía.
La mera enunciación de este juicio, que por la autoridad del historiador puede ser muy válido y sus apreciaciones muy compartidas entre extraños, bastara para que el lector de estos juicios, que a otros pueden ser efímeros en las deducciones levantadas por esta guerra entre hermanos; llegue a la conclusión de que la filosofía del pueblo español, nace de la desgracia, “dámele pobre y te le daré filosofo”. Y en verdad que aquellos tiempos fueron duros de olvidar para una juventud que en sus colegios y hogares, nunca pudieron razonar el origen de ver fraccionada la unidad familiar y de los pueblos.
Pero, ante todo esto, estaba el colegio, lugar donde se trazaba el camino del que hoy, hombres y mujeres recuerdan con cariño aquel centro que con la profesionalidad del enseñante, se impartía cultura y formas de comportamiento. Cariño repartido a todo el profesorado, de la señorita Ana, señorita Lola, Don Santiago, Doña Lutgarda, Don Pablo, Don Miguel y otros más de cuyo nombre la memoria no atisba, hacerles justicia con el recuerdo y su buen hacer. Ellos son testigos de aquellas comuniones, que al principio habían de celebrarse a escondidas en las «Hermanas Trinitarias», que en tiempos de la escasez eran niños humildes y limpios, con zapatitos lustrosos de brillo, y en tiempos más cercanos, un lujo de trajes de mariscal y princesas de la corte, con alegría, chocolate y bizcochos.
La señorita Lola, como centro de mi comentario, como hijo y alumno, rindo homenaje a su herencia. Era a más, un artista en todo aquello que «tocaba y organizaba». Ganó el primer premio en una exposición de «trabajos manuales», que convocó el Arzobispado de Granada, presentando un «Gólgota», coronado por un Cristo crucificado, de diez centímetros, esculpido en cera virgen y en el que se podía hacer un estudio de la anatomía del sufrimiento; a los pies del Gólgota un altar con todos sus componentes, sacerdote de rostro en garbanzo y con atuendo en «papel de fumar»; cálices de cera labrada con piedras rotas de «salcillo de alumna». Era algo tan elaborado, que la palabra escrita, hace difícil de describir. Sus manos, siempre fueron un taller de ángeles gozosos.
En inspirados momentos, su pluma escribía una prosa cantarina de las bellezas de su Granada, rincones y recuerdos de su pensamiento. Radio Granada, emisora de la S.E.R, le tenía dedicado un espacio semanal, a los escritos que ella titulaba «El papel y yo». Todavía en el recuerdo, suena la voz de Mercedes Doménech y Alfonso del Real, locutores que daban vida a los sueños de una sencilla «maestra», cantora de sensaciones.
Su transcurrir en la vida, llena espacios de historia, donde su Granada y todo el Sacromonte, colmó de bellas letras los sonidos de la guitarra y los cantos de zambra, que la envuelven y rodean, dándole un espíritu que aún soñaba en las nieves de la sierra, donde riela la luna para dormir en la Carrera de la Virgen de las Angustias.
Doña Lola, «la Señorita Lola, vivió los últimos años de su vida fuera y lejos de su Granada; viviendo con ella y con el “próximo día” que la lleven a ver su Virgen, sus carmenes y el blancor de la sierra. Sus últimos tiempos la mente fue perdiendo el control del tiempo en su andado y por andar de la vida, que poco a poco la llama que dio tanta luz, fue apagando su fulgor y como el buen sembrador nunca perdió a sus dos hijos, que segundo a segundo siempre los tuvo cuidándola como la mejor de las reinas “habidas y por haber”. Para ella, siempre tiene el homenaje a un andar dando cariño a sus semejantes y amor a quien le rodea. Es, por todo esto y mucho más, que a Doña Lola, le rindo un canto de amor por su saber entre las dificultades de los tiempos, dando luz de conocimiento a sus hijos, alumnos y respeto con cariño en su derredor.
Vaya en libre medida, mi elegía por la Madre, una gran mujer:
Por los regatos del Darro
Por las riberas del Genil
Desde las faldas nevadas
Con aroma de jazmín
Hay una moza preñada
Su vientre fuego de Junio
Su mirada rosa de Abril
Almenas de su Granada
Voz perdida del muecín
Tañido de campanas
Verde arrayán de la sierra
La Madre de Dios en la carrera
Guardianes de su vientre a la vera
Por las simas de la memoria
Suenan ecos de infancia
La maestra al frente
Más arriba una cruz
En mis manos un papel
Laberinto de juegos en mi mente
Maestra que mi mano tienes
Dando verdad sin tregua
Abiertos mis ojos te siguen
Abierta mi memoria te guarda
Luz de mis primeros días
Letra de sendas abiertas
Sonrisa de rostro en calma
Pizarra viva de ideas
Campos de trigal granado
En la era de la vida aventando
Con el recuerdo quieto
Y nunca olvidado
Diosa de mi pensamiento
Del conocimiento fuente
De mi norte el amparo
En el respeto tu horizonte
Y en mi suerte un cielo estrellado
Aún tengo en mis ojos
El amor en tu mirada
En mi presente la nostalgia
En la niebla un alfabeto
Lejanía de voz callada
Paco Pipó Rivera
Quizás sea que ya olvidamos cuidar los detalles…
Esos que sí que están en nuestras manos…
Esas sutilezas que hacen renacer la armonía, la cordialidad o la esperanza…o quizás tan sólo una sonrisa.
Esos gestos que verdaderamente irradian luz y confianza en nuestro alrededor…sean de pura humanidad o de pura coherencia. O quizás sean sólo dar un paso hacia adelante.
O quizás sea a veces diciendo no…No! Y otras veces diciéndonos, o diciendo a otros, si…¡Claro que si!
O puede que baste con que sepamos que tenemos esa determinación para que nuestro grito, puede incluso que elocuentemente silencioso, se sume a otros gritos o silencios.
Quizás es que habíamos olvidado cuánto podría depender de nuestros detalles…
Juan Carlos García de los Reyes… y tus amigos de DCC:
Carlos, Javier, Pedro, Elena, Kika, Santiago, Charo, Czesto, Jesús María, Gabriel, Eva, Natalia, Adrián, Antonia, Gloria, Ana, Shirley y Nidia.
No solo a través del sentido de la vista podemos viajar, si no que a través del sentido del gusto la experiencia puede ser mucho más enriquecedora. Así nos ha parecido al encontrarnos con el blog de una motrileña maravillosa que escribe sobre cocina de manera encantadora: «Ya se lo que Quiero»… En especial, nos ha llamado la atención un artículo que acaba de publicar sobre el cordero de la patagonia, ya que está viajando por allá, y que ayuda a ver esas ciudades y lugares con otros ojos, acompañadolo de una colección de imágenes muy sugerentes de su viaje. Transcribimos aquí el articulo con algunas de las imágenes, el cual recomendamos su visita a través del siguiente enlace: Asado de Cordero. El sabor de la Patagonia
Asado de Cordero. El sabor de la Patagonia
Lo prometido es deuda y aquí estoy, reeditando la receta de mi corderito asado para compartirla de nuevo con vosotros y mostraros de paso unas pinceladas de lo que mis sentidos guardan para sí, tras una larga travesía por la patagonia Chilena culminada en tierras Argentinas.
Un paseo de puntillas que ha bastado para comprobar lo lejos y lo cerca que quedan los lugares de la tierra y lo diferentes e iguales que somos los seres humanos según el sitio en el que nos tocó nacer.
Pero lo más importante, la belleza del planeta en el que vivimos y la imperiosa necesidad de cuidarlo como el tesoro que es; dos mensajes que los habitantes de allá tratan de inculcar al visitante, a modo de evangelización a la par que muestran orgullosos el esplendor de la naturaleza en estado puro del que tienen la fortuna de disfrutar a diario.
Una riqueza extensible a lo culinario que me han regalado la oportunidad de saborear en Puerto Mont, el salmón más delicioso que jamás he probado, achisparme en Punta Arenas con su típico «Pisco Sour» al lado de un suculento cocktail de miga de Centollo y disfrutar de uno de los asados de cordero más jugoso y sabroso que pudiera imaginar.
Me he enamorado de sus vinos, hechos a base de uva Carmenere, cepa extinguida en Europa desde donde fue llevada a América y que, hoy día tan sólo se cultiva en tierras chilenas.
Chivitos en «La Pasiva» de Montevideo ( Uruguay); Costillares, criollos y bifes a la parrilla en la monumental Buenos aires (Argentina) han completado la experiencia siempre enriquecedora de comer los platos típicos en sus lugares de origen.
Pero la variedad de sus productos naturales va mucho más allá con sabores únicos en sus elaboraciones en las que a veces se entremezclan las culturas del «Viejo Continente» y aborígenes.
Así pues he comido mucho y bien, tanto que aún estoy pagando por los excesos con depurativas cremitas de verduras y ensaladas convertidas en protagonistas absolutas de mi mesa. Suerte que tengo este blog que me obliga a preparar cosas ricas para enseñaros y puedo darme un buen homenaje al menos una vez por semana ;).
He elegido para ello el cordero, cocinado a mi manera, de un tamaño parecido al patagónico; más grande del que habitualmente tengo costumbre de preparar pero que está igualmente delicioso.
Tras la receta, para los que tengáis curiosidad de ver lo que grabé en mis retinas, parte de las fotos de mi experiencia allendelosmares. ( la otra parte la próxima semana)
Ahora el asado y una recomendación: no dejéis de probarlo!!!!!!!!.
Aquí os dejo la receta. Espero que os guste.
Besos.
» Pierna de Cordero al horno».
Ingredientes (4 personas):
– 1 Pierna de Cordero Ternasco Segureño. ( o 2 de lechal ).
– 250 gr. de Manteca de Cerdo.
– 3 Dientes de Ajo fileteados.
– Una Cucharada de Romero Picado.
– Una Cucharada de Mostaza en grano.
– 2 Cucharadas de Salsa de Soja.
– 1 Vaso de Agua.
– 1 Vasito de Ron Pálido ( mejor si es Ron Montero).
– Dos cucharada de Miel de Caña.
– Una Cucharada de Aceite de Oliva Virgen Extra Suave.
– Sal y Pimienta Blanca Molida.
Revisa que la pierna esté bien limpia, normalmente el carnicero las deja perfectas pero a mí me gusta darles un ligero aclarado con agua, luego se secan muy bien y se salpimentan
En un recipiente amplio, mezcla la manteca con el romero picadito, la mostaza, la salsa de soja y los ajos fileteados.
Pon el horno a calentar a 200º grados, prepara un bandeja de cristal para horno echando en ella el vaso de agua y el vasito de ron. Unta por completo la pierna con la mezcla de manteca, la colocas en la fuente y la riegas con una cucharada de miel de caña. Métela al horno y cuando empiecen a dorarse, bajas la temperatura a 170º grados. Ve hidratándola con su jugo y cuando esté bien dorada le das la vuelta.
El tiempo de horno variará en función del tamaño de la pierna pero suele oscilar entre 1:30 a 2 horas. La pierna estará lista cuando el hueso se despegue fácilmente de la carne.