LA PEATONALIZACIÓN DE LA CARRERA DEL DARRO: BUENA, OPORTUNA, SANA Y BELLA

«La Ciudad Comprometida»

Muchas son las teorías que enfatizan los beneficios de la peatonalización de los centros históricos de las ciudades, más aún en aquellos barrios declarados Patrimonio de la Humanidad. Sin embargo, la aplicación de dichas teorías siempre suele acarrear numerosas controversias porque conllevan el cambio de estilo de vida de aquellos que los habitan.  Si a esto le sumamos el pertenecer a una cultura totalmente dependiente del motor que necesita de su transporte privado para cualquier mínimo desplazamiento, unido a la inercia social que levanta  reticencias a cualquier variación de nuestras rutinas diarias, era de prever que la peatonalización de la Carrera del Darro y Paseo de los Tristes daría mucho que hablar. Una decisión de este calado se debería hacer tras un periodo de reflexión, diálogo, estudios de movilidad y viabilidad, impactos, etc…  Sin embargo, no queremos entrar en debates que nos alejen del objetivo pretendido, que no es otro que hablar del hecho en sí de la peatonalización y los cambios que supondrán en la imagen y vida de la ciudad, a sabiendas de que el proceso es determinante en el éxito o el fracaso del resultado.

Imagen antigua del Paseo de los Tristes con vehículos. FUENTE:otragranada.org
Imagen antigua del Paseo de los Tristes con vehículos. FUENTE:otragranada.org
Imagen de la Carrera del Darro con los problemas de movilidad que han permanecido hasta la actualidad. FUENTE: otragranada.org
Imagen de la Carrera del Darro con los problemas de movilidad que han permanecido hasta la actualidad. FUENTE: otragranada.org

Y es que  los visitantes de tan excepcional emplazamiento asumían como verdades absolutas tanto la majestuosidad del emplazamiento como la peligrosidad del tránsito. En la subida desde Plaza Nueva se sucedían una serie de estados oníricos súbitamente interrumpidos por el repiqueteo del neumático contra el adoquinado, seguido de una competición por encontrar resguardo en los portales, cual burladeros, ante el paso de la bestia. Y es que uno no se imaginaría a Gordon Cullen realizando una de sus vistas seriadas en “El paisaje urbano” sin temer por su vida.

En general, las estrategias que se suelen seguir en estos sectores  suelen ser las de distribuir el tráfico rodado por las vías perimetrales a fin de eliminar dicho tráfico del interior del barrio, y, cuando esto no es posible, aplicar actuaciones de calmado de tráfico. Sin embargo, la ubicación de la Carrera del Darro con respecto al barrio del Albaicín es precisamente perimetral, por lo que ese tránsito del que hablábamos atraviesa precisamente su eje más atractivo, y todo ello teniendo en cuenta que la dimensión de la calle alcanza a duras penas para que entren de forma simultánea un peatón y un vehículo.

A raíz de los debates que surgen, es bueno valorar las propuestas que se van generando por parte de los propios ciudadanos, que técnicos o no, tienen ideas más o menos concisas de lo que es su ciudad y cómo moldearla. Interesado por estas opiniones llegué al blog “Cableados” dónde un artículo resumía las propuestas de los lectores (http://granadablogs.com/cableados/2012/03/12/peatonalizacion-del-paseo-de-los-tristes-las-propuestas-de-los-lectores/) y me hizo recordar algún proyecto de la carrera donde proponía actuar en ambos márgenes del río para que dejara de ser “borde” para ser “centro”.

FUENTE: Jose Miguel de la Torre
FUENTE: Jose Miguel de la Torre

Por todo ello creemos que la peatonalización es buena, oportuna, sana y bella. Se disminuye la emisión de gases de efecto invernadero y se bajan los niveles de contaminación acústica, pero además existen razones más cualitativas que cuantitativas, como la calidad del espacio de convivencia, del lugar de encuentro, de paseo, de estancia. Supone la pausa tras el nervio y lo celestial tras lo mundano; el paseo de la mano tras la fila india; la plaza con forma de calle que lleva a la plaza, y allí, la Alhambra.

Jose Miguel de la Torre Sarmiento, arquitecto de GRarquitectos