LA ARQUITECTURA TIENE MÁS TRABAJO EN LOS TUGURIOS QUE EN “TORRES DE CRISTAL”

«La arquitectura Comprometida»

Os ofrecemos una entrevista realizada en la cronica.com a la arquitecta chilena Joan Mac Donald, una profesional con un gran compromiso social como reflejan sus trabajos, centrados en los barrios más deprimidos de las ciudades, como contrapunto a la extendida tendencia de los llamados “arquitectos estrella”.

Joan Mac Donald es una arquitecta atípica. No trabaja para proyectos en museos, suntuosos edificios o pretenciosos diseños en las ciudades, sino en tugurios, con los más pobres de las grandes urbes.

Para ella difícilmente escaseará el trabajo, sus clientes son más numerosos y necesitarán siempre más soluciones. Desempeñar su profesión en tugurios, o barrios pobres, podría no ser tan elegante como diseñar el espacio a costas del Mediterráneo o para un pabellón en una expo mundial, pero los beneficios de hacer arquitectura social para ella son infinitamente mayores.

Joan Mac Donald Lidia Lazcano es Presidenta del Servicio Latinoamericano, Africano y Asiático de Vivienda Popular (SELAVIP), fundación que apoya proyectos de vivienda para familias de extrema pobreza en Latinoamérica, Asia y África y le ha tocado ver de todo tipo de barrios marginales.

Joan Mac Donald. FUENTE: cronica.com
Joan Mac Donald. FUENTE: cronica.com

Para la arquitecta chilena, todo forma parte de una estructura social de las ciudades, pero sólo dos actores construyen éstas: las inmobiliarias y los pobres. El primero desde el sector formal de la ciudad y el segundo donde la gente en los tugurios teje y construye su hábitat día a día, a lo largo del mundo en desarrollo.

De acuerdo con el Banco Mundial, el total de habitantes de los barrios bajos es 924 millones de personas, o sea un 31,6 por ciento de la población urbana total del mundo. En ciudades de países en desarrollo, señala a su vez la arquitecta, uno de cada tres habitantes vive en estos tugurios y en América Latina uno de cada cuatro es un “habitante informal”, en un total de 110 millones de personas.

Para Mac Donald sus convicciones mueven su trabajo, pero también las estadísticas. “Los ‘informales’ primero se apropian de un lugar, para después hacer construcciones muy precarias y demandar servicios. Posteriormente obtienen su legalización”. Es ahí donde entra su organización, financiando proyectos que buscar mejorar el entorno de estos barrios.

“Es demasiado importante saber lo que uno está haciendo, muchos se van a trabajar con la pobreza creyendo que basta con tener mucho corazón, pero también se requiere mucha cabeza”, afirmó la arquitecta en entrevista durante su visita a México con motivo del 13 Congreso Internacional de Arquitectura Arquine, realizado en la capital.

Y en la diversidad de circunstancias, personas y costumbres alrededor del mundo, añadió, se han enfrentado a diversas realidades para llevar a cabo los proyectos. Una aproximación que a los arquitectos les cuesta un poco tener, pero el objetivo no es llegar con sus soluciones, sino proponen cómo ayudar y buscan consensos con los habitantes de los tugurios.

ARQUITECTOS DE CRISTAL. La arquitectura social no es demasiado famosa, ni popular entre los estudiantes universitarios, o entre colegas que hacen edificaciones monumentales, “arquitectos de torre de cristal”, como los define Mac Donald, quien destaca que labora con los pobres enfrenta dos problemas fundamentales.

“Es un campo enorme, pero uno de los problemas se debe a que es tan fuerte la formación clásica que se ha tenido de la arquitectura que en pocas ocasiones incorpora los temas sociales en la formación, los saca o no profundiza lo suficiente como para que los jóvenes que salen de las universidades puedan dedicarse a eso”.

Si bien la formación es un asunto grave, la realidad, apuntó, es que tampoco no hay claros puestos de trabajo para los arquitectos que trabajan con los pobres. “Hay el riesgo de que aprendan muchas cosas pero luego, si no hay trabajo, tendrán que emplearse en ministerios o empresas de construcción. Hay que crear un ámbito interesante de trabajo con sus remuneraciones, quizá no como los arquitectos estrella pero si muy decentes para un profesional que desarrolla su vocación”.

¿Y qué significa tener vocación para ella? Recuerda que en una ocasión le preguntaron si no le daba vergüenza construir casas feas, a lo que respondió “a mí no me interesan las casas sino las familias”.

“Tampoco me interesa que la gente sepa si esta casa la construyo tal arquitecto u organización, sino que tengan una, eso es más enriquecedor”.

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