El modelo de crecimiento, a debate en la ONU

«La Sociedad Comprometida»

Hoy queremos hacernos eco del discurso del Rey Felipe VI en la Cumbre  de Desarrollo de Naciones Unidas que llamó a “corregir” el modelo de crecimiento actual del planeta. En su intervención quiso poner de manifiesto que, incluso en los países desarrollados, como el nuestro, la reciente experiencia de la crisis ha puesto de relieve la fragilidad de las bases sobre las que asentamos nuestro modelo del bienestar.

Este discurso, se enmarca en la reunión que el pasado viernes tuvieron en Nueva York los jefes de Estado y de Gobierno de más de 190 países, con motivo de la cumbre de las Naciones Unidas, en la cual se reunieron para aprobar  un programa que, bajo el nombre Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), fija una serie de retos ambiciosos hasta 2030.

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El monarca resaltó que el modelo de crecimiento mundial no es estático, y que recientemente están sucediendo acontecimientos que han de ponernos en alerta para empezar a trabajar y a corregirlo. Desde las penosas guerras que ocasionan innumerables desplazados, catástrofes naturales, crisis de subsistencia, etc.. que no dejan de hacernos ver que hemos de replantearnos ciertas bases. Además habló de palabras tan usuales y a la vez tan complicadas en este mundo de globalización, como equidad y solidaridad. Así, el Rey apeló a la idea de una “comunidad global” de ciudadanos “regida por el derecho y orientada al bien común”.

Con los objetivos del Milenio aún por cumplir, ésta será la primera vez que haya una agenda de desarrollo para aplicar a todos los países. El fin de esta cumbre es aprobar  17 objetivos para alcanzar tres metas en los próximos 15 años: acabar con la pobreza extrema, luchar contra la desigualdad y la injusticia y solucionar el cambio climático.

A diferencia de los ODM, que fueron elaborados por un grupo de expertos a puerta cerrada, los objetivos de desarrollo sostenible son el resultado de un proceso de negociación que involucró a los 193 Estados miembros de la ONU y también la participación de la sociedad civil y otras partes interesadas. Sin duda unos cambios leves pero esperanzadores, para poder alcanzar esta meta global.

 

“Una ciudad sostenible reduce la pobreza y las desigualdades”

«Noticias y Actualidad»

Sus pies han pisado más de 100 ciudades, algunas en España, a saber, Barcelona, Zaragoza, Madrid, Granada…, así que recuerde de manera rápida y no sin dudar largo rato sobre la cantidad exacta. Sin embargo, al director regional de ONU-Habitat para América Latina y el Caribe, Elkin Velásquez (Medellín, Colombia), no le lleva ni un segundo señalar el modelo ideal de urbanismo sostenible: el distrito neoyorquino de Manhattan. “Compacto, con edificios en altura que ocupan aproximadamente el 50% del suelo dejando el resto para vías y espacios públicos, incluidos los verdes”, resume. “Luego hay ciudades que, aunque sean un caos, tienen alma y te enganchan. Como Marrakech”, añade. Y se apresura a destacar la belleza de las calles de la capital mientras pasea por el céntrico barrio de Chamberí.

Velásquez recuerda que lo que hoy esONU-Habitat nació con el objetivo de la búsqueda y promoción de soluciones de vivienda, pero con el tiempo se dieron cuenta que no era suficiente. “Teníamos que tratar el problema de manera general. Empezamos a hablar entonces de asentamientos humanos, de la vivienda en su contexto, de los servicios públicos, los transportes… y todo esto junto tiene un nombre: ciudad”.

Sobre estas cuestiones se debatió en el primer Foro Urbano Mundialque se celebró en Nairobi en 2002. Bianualmente se ha repetido la cita en Barcelona, Vancouver, Nanjin, Río y Nápoles. Desde el 5 de abril próximo, será Medellín –donde nació Velásquez–, la que acoja la séptima. El reto: que el crecimiento de las ciudades, donde reside más de la mitad de la población mundial (y aumentando), sea sostenible económica y medioambientalmente. Aunque ante un trabajo previo mal hecho, la solución pasa por una transformación de lo que ya tenemos. “En América Latina hay ejemplos de que se puede hacer esa transición. Uno de ellos es Bogotá”, indica esperanzado. Saber cómo conseguirlo y los beneficios de la inversión requerida para dicha transformación son las claves que deben manejar los responsables políticos para tomar decisiones sobre sus ciudades, apunta Velásquez. De ahí, “la importancia de que la agenda urbana entre en las prioridades de la agenda de desarrollo. Especialmente en América Latina”.

Elkin Velasquez, director de ONU Habitat para America Latina y Caribe. / ALVARO GARCIA. Fuente: elpais.com
Elkin Velasquez, director de ONU Habitat para America Latina y Caribe. / ALVARO GARCIA. Fuente: elpais.com

Pregunta. ¿Cómo es para usted una ciudad ideal sostenible?

Respuesta. Conectada e incluyente. Se construye o se recupera volviendo a lo básico, a los elementos del urbanismo social que implican tener suficiente suelo urbano para lo público, para los servicios colectivos, para las calles… La proporción ideal sería de 50-50 o 60-40 entre dedicación a suelo privado y al público. Otro criterio de sostenibilidad es promover los usos mixtos del suelo en torno a nuevos centros con una muy buena conexión gracias a sistemas de movilidad apropiados, privilegiando el transporte público frente al vehículo particular. Eso es lo que están haciendo algunas ciudades modernas y sostenibles. También se debe facilitar la diversidad cultural y grupal en los barrios. Sabemos que la homogeneidad social genera más conflictos. Estudios científicos ya lo han demostrado. Las ciudades sostenibles son, además, compactas. Hay que promover la densidad sostenible con edificaciones en altura y en torno a los nodos de transporte. Todo esto facilita la inclusión social y por ende, la disminución de las desigualdades sociales. En esas ciudades es en las que estamos seguros que va a haber más riqueza para redistribuir y los pobres van a tener más posibilidades de integrarse y ser incluidos.

P. ¿Qué beneficios aporta invertir en este tipo de ciudades?

R. Nuestros estudios e investigaciones sugieren que un buen desarrollo urbanístico tiene un impacto económico directo favoreciendo el crecimiento y reduciendo las desigualdades y la pobreza. Toma tiempo reconcentrar las ciudades, así como recuperar barrios. Lo bonito de este proceso es que algunos barrios vulnerables hemos visto que con intervenciones apropiadas después de un tiempo se vuelven céntricos. Se corre el riesgo de que suba el precio del metro cuadrado del suelo, y algunas poblaciones se vean obligadas a trasladarse a otros barrios de un menor nivel de ingresos. Pero lo que se espera es que si el cambio se lleva a cabo incorporando a las comunidades, estas puedan quedarse allí y beneficiarse de nuevas oportunidades.

P. ¿Cómo se consigue esa integración frente al peligro de segregación?

R. En América Latina las grandes urbes tienden a concentrar la desigualdad. Hay barrios de ricos y barrios de pobres claramente segregados. Para conseguir más integración debe haber tanta regulación del Estado como sea necesaria, junto a toda la dinámica del mercado que sea posible. Creo que en el mundo aprendió la lección en este sentido. La desregulación total conduce precisamente a ciudades segregadas; así que cuando proponemos planificación, regulación y legislación, estamos hablando de un Estado que juegue un papel importante.

P. Y la relación causa-efecto entre ciudad sostenible y reducción de la pobreza y la desigualdad, ¿cómo se produce?

R. Sabemos que la reducción de la desigualdad en un país depende de las políticas nacionales para la distribución de la riqueza. Pero un alcalde tiene la posibilidad de planear la ciudad para que la población pueda acceder más fácilmente a los servicios colectivos, como el transporte. También es fundamental que los espacios públicos y las infraestructuras sean de calidad para todos, principalmente para los más pobres. Así, en una ciudad típica latinoamericana donde hay sectores ricos, medios y pobres, se podría afirmar que la infraestructura social pública y los servicios sociales como la educación, deberían tener las mejores calidades en los sitios más vulnerables. Es decir, los más desfavorecidos tienen derecho a un acceso directo a servicios y espacios públicos de calidad y a estar bien localizados en la ciudad. Hay que recordar que el esquema de desarrollo normal que prevalece en América Latina hace que los pobres vivan alejados de las oportunidades, de los lugares de trabajo o del acceso a los servicios sociales. Y esto por una razón simple: las viviendas de interés social tienen un indicador crítico que es el precio del suelo y el suelo más barato es en general el que está alejado de las áreas centrales. Las familias de bajos ingresos están condenadas a vivir alejadas de las oportunidades sin poder salir de la trampa de la segregación social. En este sentido, apostamos por los barrios mixtos.

P. Pero, ¿cómo crearlos?

R. Con una planificación urbana que facilite que en ellos puedan residir personas con diferentes niveles de ingresos u orígenes étnicos o religiosos. Esto requiere de instrumentos de política pública que faciliten el acceso de los desfavorecidos a sitios mejor localizados. Suelo decir que el mejor consejo que uno puede dar a un alcalde o a alguien responsable de una política urbana para solucionar los problemas de desigualdad es localización, localización y localización. Los pobres deberían, por su condición, tener las mejores localizaciones en la ciudad, vivir cerca de las oportunidades que ésta brinda. Y deberíamos planificarla de tal manera que puedan acceder a ellas. Hay responsables públicos que podrán objetar que los suelos urbanos bien localizados son los más caros. Es cierto, pero hay formas de hacer la tarea y que todos ganen. La regulación puede permitir que en barrios de altos ingresos se reserven espacios para personas, o familias, de ingresos medio o bajos. También hay otras fórmulas como establecer un subsidio para el alquiler, en vez de para adquirir una vivienda…

P. Esto excede la mera planificación urbana. Atañe a las políticas de un Gobierno, desde fiscales hasta de servicios públicos…

R. Sí, una ciudad sostenible engloba todas esas políticas, pero con una base: el plano urbano de la ciudad. Si no hay una planificación, se desarrolla una ciudad para ricos y otra para pobres. A esto lo llamamos técnicamente segregación socio espacial. Sin embargo, esto no ocurre si hay un plan que siga los principios de ciudad sostenible, con una trama urbana bien trazada, con espacios públicos de proporciones apropiadas, diversidad social en los barrios y diversidad de usos del suelo. ¿Qué hacer para que la gente pueda estar cercana a su trabajo? En lugar de zonificar y tener las áreas industriales, comerciales y de servicios separadas, y además desagregadas por niveles socioeconómicos, lo correcto sería mezclar más esos usos del suelo, para que las personas vivan en un sitio en el que su oficina o sitio de trabajo queden cerca y no tengan que invertir dos horas de su día en transporte. Podrían dedicar ese tiempo a otras cosas, incluido a divertirse. Pero también puede emplearlo para estar con sus hijos o para generar ingresos de otra manera o aprovechar talentos y capacidades en otras áreas.

P. ¿Hay alguna experiencia de éxito en este sentido?

R. Hay una muy bonita en el barrio Juan Pobo, no muy lejos del centro de Medellín. Allí se inició un proceso de mejora y recuperación integral del barrio, expuesto a riesgos naturales. Cuando la Administración llegó allí a proponer a los vecinos una solución de vivienda ofreciéndoles una casa en propiedad lejos del centro, la comunidad dijo que no, porque no querían moverse ya que habitaba cerca de sus trabajos. Pidieron que se buscase una solución que no supusiera desplazarse y perder su localización. La Administración encontró una solución técnicamente apropiada. La localización es un elemento fundamental con un impacto político central: evita las brechas urbanas. Y esto se sustenta en elementos e instrumentos técnicos que no es que sean lo último en la ciencia del urbanismo. Al contrario, son básicos, lo que pasa es que requieren de mucha voluntad y visión a largo plazo de los dirigentes. Y todavía no se ha dado…

P. ¿Qué tiene que cambiar para que se produzca?

R. Los responsables políticos deberían promover la construcción de ciudad y no solo de viviendas. Los proyectos de vivienda responden a ciclos financieros de corto plazo, de unos cuatro años. La construcción de una urbe bajo criterios de sostenibilidad es, sin embargo, un proceso a medio y largo plazo que necesita reglas de juego claras, como una regulación apropiada de usos del suelo, y una financiación apropiada.

P. ¿Cómo implicar a la ciudadanía en la importancia de invertir en la ciudad, sobre todo a aquella parte empobrecida, quizá más preocupada por cubrir sus necesidades básicas?

R. El ejemplo de esto es Brasil. Allí se logró sacar de la pobreza a mucha gente, que pasó a ser de clase media, todavía vulnerable, pero clase media en términos de ingreso. Esas personas ya tienen resuelto lo básico y hoy están preocupados por acceder a las oportunidades de la ciudad, como los servicios sociales y culturales. Eso implica, por ejemplo, la necesidad de mejorar movilidad, que antes no era necesariamente lo más importante para ellos y hoy es central, casi un derecho. Pero las ciudades tienen aún lo que las compañías de seguros llaman preexistencias, es decir, han heredado problemas de sus patrones urbanísticos de vieja data. Esto provoca manifestaciones reivindicando cambios. En Brasil, literalmente. Por supuesto, con las movilizaciones no están diciendo directamente ‘necesito una ciudad mejor planificada’. Pero sí que te está diciendo que la ciudad que tienen no les da lo que quieren y necesitan. Ese algo más tiene que ver con la ciudad sostenible y se construye en el medio plazo. Esto mismo, está ocurriendo en México, Colombia, y otros países de Latinoamérica, porque el modelo prevalente de ciudad de los últimos 50 años no se regía por los elementos básicos del buen urbanismo que promovemos hoy.

P. Para dar un empuje a estas cuestiones, ¿habrá una meta en la agenda de los Objetivos de Desarrollo Sostenible tras 2015 que arranque un compromiso para una planificación correcta de las ciudades?

R. Esa es una decisión que está por tomarse en las negociaciones que mantengan los Estados miembros de las Naciones Unidas. Dicho esto, la buena noticia es que en el proceso de discusión a nivel global, el Panel de Alto Nivel para la elaboración de la Agenda reconoció en su informe la importancia de las ciudades para el desarrollo sostenible. El mismo Secretario General de Naciones Unidas ha dicho que la batalla del desarrollo la ganaremos o perderemos en las urbes. Además de esto, muchos grupos de trabajo, investigadores, académicos, organizaciones de la sociedad civil, el sector privado, autoridades locales e incluso gobiernos nacionales, están planteando la importancia de tener un objetivo sobre ciudades sostenibles. Los Estados miembros de Naciones Unidas tienen que definir lo mejor para el futuro de la humanidad, y tendría mucho sentido que hubiera un objetivo sobre ciudades sostenibles. Claramente.

P. ¿Cree que se producirá ese acuerdo?

R. Puede haber sectores de presión a los que en el corto plazo no les convenga una transformación de la ciudad. Debemos mostrarles que en el medio y largo plazo también van a ser ganadores. Y es muy importante no comprometer las ganancias a largo plazo por rentabilidades cortoplacistas y puntuales. Y eso implica mantener discusiones importantes con los diferentes actores, como los constructores, transportistas, grupos políticos, ciudadanos de distintos niveles socioeconómicos. Ayuda mucho tener líderes en las ciudades convencidos, con la evidencia en la mano, de los beneficios de un nuevo paradigma de ciudad y una nueva agenda urbana.

P. África y América Latina están siendo punta de lanza en la planificación sostenible. ¿Por qué?

R. África está urbanizado en más o menos un 30%, es decir, tres de cada diez habitantes viven en ciudades. Eso supone que hay mucho margen de crecimiento con una planificación urbana previa bajo criterios de sostenibilidad. Es fundamental que se construyan ensanches, expansiones urbanas, adaptados a las circunstancias actuales de esas ciudades. Con un porcentaje del suelo apropiado para lo público…

P. Eso en África, pero en América Latina, como en Europa o Estados Unidos, las ciudades ya están construidas.

R. Por supuesto, una cosa es elaborar un nuevo plan y otra intervenir la ciudad ya construida para mejorarla, lo cual tiene más coste, incluido social y político. Este es el caso en América Latina. Pero los beneficios son muchísimo más importantes en el medio y largo plazo. La clave es incorporar los principios de urbanismo que he mencionado dentro de procesos de revitalización, regeneración, rehabilitación y mejoras del barrio y la ciudad. En este sentido, hay ciudades que están haciendo muchas cosas. La sede del Foro Urbano Mundial, Medellín, es una de ellas. Construyó el metro cable, que es una vía de transporte aéreo a lo largo de un corredor que sirvió para interconectar dos partes de la ciudad que estaban desconectadas. Sao Paulo también está llevando a cabo unos procesos de intervención interna orientados a generar nuevas condiciones dinámicas. Esto es, gracias a la mejora de una zona estratégica, se produce un efecto positivo sobre las áreas cercanas. Y eso se traduce en un incremento del valor del suelo urbano. Se construye riqueza.

P. En las europeas, con siglos de historia de construcción y crecimiento, ¿qué se puede hacer?

R. Hay que reconocer que muchas ciudades europeas están haciendo un trabajo importante para dar ese giro hacia criterios de sostenibilidad. Por ejemplo, cuando hablamos de movilidad sostenible, se está promoviendo mucho la ciudad caminable o en la que se da preferencia a métodos de movilidad limpios como la bicicleta. En Europa hay diferentes problemas –aunque prefiero llamarlos desafíos–, pero también soluciones. Lo importante es que en realidades diferentes los principios son los mismos. Es la aplicación lo que tiene que contextualizarse. Esto facilita el diálogo global y permite ver que ciudades norteamericanas, africanas, asiáticas, latinoamericanas o europeas comparten algunos desafíos y oportunidades. Y que los principios para el desarrollo urbano sostenible pueden ser el guía

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LA 7ª EDICIÓN DEL FORO URBANO MUNDIAL WUF SERÁ EN MEDELLÍN

«Noticias y Actualidad»

“El foro Urbano Mundial (WUF por sus siglas en inglés World Urban Forum) es el mayor encuentro de Naciones Unidas sobre el desarrollo sostenible y la planificación de las ciudades. Considerada como la Primera Conferencia Mundial en Ciudades (Premier World’sConferenceonCities), el Foro nace el 2002 para examinar las consecuencias de la rápida urbanización y su impacto en la economía, la política, el medio ambiente y la vida social y para establecer un espacio de discusión sobre el desarrollo sostenible en las ciudades.”

Es la principal conferencia sobre ciudades en el mundo, convocada cada 2 años por el Programa de Asentamientos Humanos de Naciones Unidas (ONU-Hábitat), con el fin de examinar los retos que enfrenta el mundo en relación a los asentamientos humanos, como la rápida urbanización y su impacto en las ciudades, comunidades, economías, cambio climático y políticas.

World Urban Forum 7. Fuente: wuf7.unhabitat.org
World Urban Forum 7. Fuente: wuf7.unhabitat.org

Este año se realizará del 5 al 11 de abril en la ciudad de Medellín, en la región de Antioquia, en Colombia. La cita será en el Centro de Exposiciones de la ciudad, Plaza Mayor, cuyo tema principal de la conferencia será “Equidad Urbana en el Desarrollo-Ciudades para la Vida”.

“El WUF promueve la intensa participación de los socios de la Agenda Hábitat y de programas internacionales relevantes, fondos y agencias, garantizando así su inclusión en la identificación de nuevos temas, el intercambio de las lecciones aprendidas y el intercambio de buenas prácticas y buenas políticas. El Foro reúne una larga lista de expertos de todos los ámbitos de la vida para contribuir a los debates. Entre los participantes del WUF se incluyen –aunque no únicamente- gobiernos nacionales, regionales y locales, organizaciones no gubernamentales, organizaciones de la sociedad civil, profesionales, instituciones de investigación y universidades, profesionales, sector privado, instituciones de financiación en el desarrollo, fundaciones, medios de comunicación, organizaciones de Naciones Unidas y otras agencias internacionales.

Medellín, como ejemplo internacional de transformación urbana a través del urbanismo social, se convertirá en un ‘laboratorio urbano’ durante los días del WUF7. Tanto a nivel institucional y de infraestructuras, Medellín ha ejemplificado su atención a las comunidades más vulnerables con soluciones de acceso a la movilidad, con una gobernanza inclusiva y con educación de calidad, sumado a la recuperación del espacio público y áreas verdes en la ciudad.

Cifras Urbanas Mundiales. Fuente: wuf7.unhabitat.org
Cifras Urbanas Mundiales. Fuente: wuf7.unhabitat.org

La Séptima sesión del Foro Urbano Mundial también será una primera oportunidad para discutir el estado de las ciudades de hoy en día, aportando contenido substantivo al proceso de preparación de la Agenda de Desarrollo Post-2015 y a la revisión de la agenda urbana camino a Habitat III en 2016. El Foro también liderará los esfuerzos en divulgación del desarrollo urbano sostenible y equitativo, posicionando los temas en la agenda política y mediática.”

En las siguientes semanas difundiremos progresivamente los documentos conceptuales del Foro

 Para mayor información, visitar el siguiente enlace: http://wuf7.unhabitat.org/theworldurbanforum-es

Así también pueden seguir a la WUF7 en las distintas redes sociales:

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ARQUITECTURA Y DERECHOS HUMANOS

“La Arquitectura Comprometida”

Transcribimos el texto con el que el Consejo Superior de Colegios de Arquitectos de España celebraba el Día Mundial de la Arquitectura hace un par de años como uno de los actos dentro de la Semana de la Arquitectura. En el mismo se vinculaba la arquitectura con la Declaración de los Derechos Humanos de la ONU, lo cual nos recuerda nuestra serie Arquiderechos Humanos, motivo por el que lo rescatamos. Para este año se ha elegido el lema Cultura-Arquitectura, que podéis leer AQUÍ.

Viviendas Sociales en Calle Ramon y Cajal de Sevilla. Fuente: vazquezconsuegra.com
Viviendas Sociales en Calle Ramon y Cajal de Sevilla. Fuente: vazquezconsuegra.com

ARQUITECTURA Y DERECHOS HUMANOS:

 “Toda persona tiene derecho a un nivel de vida que le asegure el acceso a la vivienda”, dice el artículo 25 de la Declaración de la ONU. 

 Con frecuencia olvidamos que el medio físico construido constituye el marco y el hábitat, el biotopo, donde se desarrolla la práctica totalidad de la vida cotidiana de las personas y del amplio espectro de conjuntos, grupos y clases sociales que constituyen las extremadamente diversas sociedades contemporáneas. El medio físico construido (es decir, la arquitectura, el paisaje) envuelve nuestra existencia, la protege (o no), introduce peculiaridades únicas y condiciona nuestra sensibilidad. Marca el devenir de nuestras vidas y también de nuestras relaciones. Entrelazado por conexiones
profundas, el medio físico construido (la arquitectura) es también memoria histórica y expresión de singularidades que a menudo hunden sus raíces en lejanos tiempos pasados. A esa arquitectura, que afianza los derechos humanos, tenemos todos derecho.

Lo arquitectónico expresa buena parte de nuestra vida y se confunde con ella. En su dimensión edificatoria, urbana o territorial, paisajística, ampara o dificulta la convivencia de los diferentes grupos sociales y étnicos y enmarca el disfrute de la vida cotidiana. La naturaleza pública del espacio (público), de la arquitectura y su necesaria calidad, nos lleva a solicitar con insistencia que la arquitectura se convierta en una política pública establecida y reconocida, permanente, como uno más de los derechos y obligaciones a los que las sociedades y las ciudades democráticas aspiran, un derecho que los poderes públicos deberían garantizar.

Sin embargo, a todos nos incumbe una responsabilidad en ello. Porque una transversalidad evidente e intensa recorre lo arquitectónico. Es así como el fomento de su calidad involucra tanto a las administraciones públicas como a las  instituciones privadas; a las amplias colectividades como a los profesionales; a los entornos formativos como a los gestores urbanos; al rigor científico-técnico y a la creación artística; a las decisiones políticas como a la mediación; a la gestión de conflictos o la participación ciudadana; buscando una convergencia de actuaciones que tengan como
objetivo un proyecto contemporáneo siempre vivo: unas “mejores ciudades, una vida mejor ”, en una dialéctica continua e interminable, transversal, entre lo público y lo privado.

Requerimos, pues, acciones permanentes y no fugaces llamamientos. Es preciso: elevar el nivel de conocimiento, sensibilidad y capacidad de exigencia de los diversos grupos de ciudadanos; la incorporación de la arquitectura y el urbanismo en las enseñanzas escolares; una activa defensa (por cierto, no exclusivamente arqueológica) del patrimonio edificado; una difusión incrementada de la dimensión cultural de la arquitectura; la urgente mejora de los concursos de arquitectura, etc. Y por fin, necesitamos algunas infraestructuras culturales para la arquitectura y una Ley que la proteja.

Es preciso, por tanto, divulgar el entendimiento de la arquitectura como una disciplina socialmente útil y no como un ejercicio de exhibicionismos diversos al servicio de fundamentalismos económicos también diversos, prisionera de un mercantilismo suicida. Cuestión que en nuestros días es preciso denunciar con insistencia, después de tan negativas experiencias, demasiado generalizadas, en los últimos años…

Nuevas palabras clave caracterizan el momento actual, comportando reflexiones que deben abrirse camino: utilidad social, reutilización, sostenibilidad, rehabilitación, participación, estética, racionalidad constructiva, oficio y diseño… Y austeridad. La rehabilitación y la energía se revelan, en nuestro ámbito territorial y cultural, como una estrategia de largo alcance, y resultan dos de las claves para definir un nuevo modelo, en una salida positiva e imprescindible a la actual crisis económica que nos atenaza.

Con ocasión del Día Mundial de la Arquitectura, la UIA y el CSCAE hacen un llamamiento a las administraciones públicas locales, autonómicas, estatales y europeas implicadas, a todas las instituciones y las empresas privadas, a todos los
profesionales de la arquitectura, a los responsables de formación y a los operadores y gestores culturales, y a los pensadores, para que adopten y apoyen iniciativas necesarias que permitan caminar en esta dirección, sumándonos así, activamente, útilmente, a una celebración comprometida del Día Mundial de la Arquitectura con el objetivo de afianzar uno de los derechos humanos fundamentales.

Enlace al comunicado original.

 

BUENAS PRACTICAS URBANAS EN LA IX CONVOCATORIA DEL PROGRAMA HÁBITAT

«Noticias y actualidad»

Recientemente apareció en la revista del Colegio de Geógrafos (Nº, abril 2013) una muy interesante entrevista a los arquitectos urbanistas Isabela Velázquez y Carlos Verdaguer, referentes nacionales e internacionales del fomento de una nueva cultura del urbanismo, y representantes del Comité Español para la selección de las buenas prácticas presentadas.

Preguntados por las tendencias que apuntan a buenas prácticas urbanas en la IX Convocatoria del Programa Hábitat de la ONU, destacaron la pervivencia de cuestiones ya consideradas clásicas como la participación ciudadana, la regeneración urbana, la evitación de procesos de exclusión y gentrificación, caso del proyecto Taula per la Millora Urbana de la Diputación de Barcelona, así como las cuestiones de género.

Sin embargo, consideran que la tendencia que irrumpe con más fuerza, tanto a escala nacional como internacional, es la que tiene que ver con las prácticas agrícolas en el entorno urbano y periurbano, un campo crítico que aúna aspectos fundamentales como el ahorro energético, la custodia del territorio, el desarrollo local y la autosuficiencia alimentaria.

En este sentido cabría destacar dos proyectos de envergadura que han llegado muy lejos en el concurso: La Red de Huertos Urbanos de Madrid y El Parc Agrari del Baix Llobregat (seleccionado para la gran final).

Parque Agrario del Bajo Llobregat. Fuente: senderosparapisa.com
Parque Agrario del Bajo Llobregat. Fuente: senderosparapisa.com

A nivel estatal las propuestas presentadas han sido más profusas en territorios como Navarra, Cataluña o el País Vasco, al que en este año se le ha distinguido con la muy merecida Green Capital de Vitoria-Gasteiz; mientras en el polo opuesto estarían Galicia, Murcia o Andalucía, donde salvo honrosas excepciones locales, las iniciativas de buenas prácticas brillan por su ausencia.

En el caso de Andalucía son tres las propuestas presentadas (5% del total), todas de índole social y con localización en Málaga, que parece ser la única que se salva de la desidia generalizada. A continuación se relacionan los citados proyectos, para reconocimiento del esfuerzo realizado:

•  Escuela de Ciudadanía y Convivencia (Málaga, España)

•  Plan de acción integral Palma Palmilla – Plan comunitario Palma Palmilla Proyecto Hogar (Málaga, España)

•  Puerta Única (Centro de atención a personas sin hogar) (Málaga, España)

Juan Garrido Clavero, Geógrafo, Politólogo y Antropólogo de GRarquitectos