UN LABORATORIO DE ALTURA

 “El Territorio Comprometido”

Nos alegra comprobar cómo desde la prensa se hacen eco de la labor que desde el Parque Natural y Nacional de Sierra Nevada se está realizando a través de la estrategia Glochamore de la UNESCO y el Observatorio del Cambio Global. Con motivo del día de Andalucía publicaron el siguiente artículo, titulado Un laboratorio de altura”. Os recordamos, del mismo modo, la serie de post que La Ciudad Comprometida le está dedicando a este tema desde hace algunas semanas.

Fuente: el elpais.com
Fuente: el elpais.com

UN LABORATORIO DE ALTURA

Sierra Nevada es, por su climatología de elevada biodiversidad y por el amplio rango de altitudes, un lugar privilegiado para estudiar los cambios que se originan en el planeta. Desde numerosos puntos de Granada se puede admirar la señorial vista de sus cumbres blancas, pero Sierra Nevada es un territorio valorado mucho más allá de nuestras fronteras. En 1986, se incluyó como Reserva de la Biosfera en el listado de espacios considerados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Posteriormente, en 1989, fue declarado Parque Natural y una década más tarde, Parque Nacional. También está incluida en la Red Natura 2000.

El patrimonio natural que atesora y sus singulares características propiciaron su inclusión en la estrategia Glochamore (Cambio global en regiones de montaña) de la Unesco, por lo que desde 2005 es uno de los 28 observatorios de cambio global que hay en el mundo. A partir de ahí “cambió mucho la forma de trabajar”, explica el director del parque Javier Sánchez. La gestión se modernizó y adaptó a nuevas necesidades con dos herramientas fundamentales: el observatorio y la acreditación en 2004 de la Carta Europea de Turismo Sostenible, con la que gestores y empresas definen sus estrategias de forma participada.

El reto es lograr el “equilibrio” y la “armonía” entre sectores tan diversos como científicos, agricultores, ganaderos, empresarios… en un espacio natural tan amplio. En ello trabajan aunque eso no evite determinados conflictos con agricultores o cazadores, por poner un ejemplo, en casos concretos. “No nos podemos quedar en la rentabilidad económica a corto plazo, hay que ir al medio y al largo con este capital natural, pero no siempre es fácil”, reconoce Sánchez.

En cualquier caso, los avances son muy importantes. Desde que se diseñó el programa de seguimiento y la implantación del sistema de información de los datos que se van recopilando —más de 130 variables— se han diseñado distintas estrategias. De lo que se trata no es solo de detectar señales de cambio o conservar los ecosistemas de manera estática, sino de poner en marcha “proyectos experimentales” capaces de promover una conservación dinámica que les ayude a adaptarse a los cambios.

La montaña, situada en el entorno del Mediterráneo, es una de las áreas más vulnerables al cambio climático. En ella se concentran condiciones ambientales que en otros entornos es necesario conocerlas en superficies mucho más extensas. Más de un centenar de personas trabaja de un modo u otro ligado al proyecto, no solo científicos y gestores, también agentes de medio ambiente, pastores, ganaderos, comunidades de regantes…

Cara norte Veleta, Mulhacen y Alcabaza. Fuente: Elaboración propia
Cara norte Veleta, Mulhacen y Alcabaza. Fuente: Elaboración propia

Disminución de nieve. En lo que lleva en marcha el programa, se han obtenido algunos resultados, aunque los estudios requieren en la mayor parte de los casos más tiempo.

Entre las principales consecuencias, la más “alarmante y visible” es la disminución de nieve. Los datos son contundentes en este sentido. En los últimos 12 años el periodo de nieve está disminuyendo, principalmente por una tendencia al adelanto en la última fecha de la nieve. La cubierta también está en retroceso y así se prevé que el caudal de agua de los ríos procedentes de la fusión del hielo de las cimas sea cada vez menor, lo que alterará además los ritmos estacionales de las especies.

En cuanto al aumento de la temperatura media global de un grado centígrado en los últimos 30 años, el estudio prevé que ese incremento sea acusado especialmente en Sierra Nevada, donde la temperatura media del agua de los ríos ha aumentado 2,5 grados centígrados en los últimos 20 años y se ha dilatado el tiempo de deshielo.

Las variaciones atmosféricas inciden también en la vida de animales y plantas. Así, según se desprende de los primeros resultados del programa de seguimiento, la alteración de los ritmos estacionales está ligada también a la altitud. Mientras que las mariposas diurnas adelantan su fecha de vuelo a medida que se asciende, hay especies vegetales que retrasan su floración según aumenta la altitud.

Al igual que ocurre en otros lugares de Europa, se ha detectado que algunas plantas de clima frío se retiran de las montañas y prosperan las adaptadas al calor. Los pájaros también dan algunas pistas interesantes sobre el proceso. En los últimos cinco años, se han incrementado las especies de montaña y han disminuido las de matorral, lo que tiene que ver con el cambio de uso y probablemente con la mejora en el estado de conservación de ambientes forestales.

Adaptación a los impactos. Para disminuir la vulnerabilidad de los ecosistemas y aumentar su capacidad de adaptación hay varios proyectos en marcha en Sierra Nevada. Entre ellos, por ejemplo, está el estancamiento de los robledales debido al déficit hídrico al que se trata de ayudar con una serie de medidas entre las que destacan: utilizar especies facilitadoras para la siembra, recuperar las acequias tradicionales, localizar áreas con condiciones óptimas o eliminar las especies oportunistas.

Otro de los proyectos se refiere a la naturalización de los pinares. A mediados del siglo pasado se repoblaba con excesiva densidad de esta especie y ahora lo que se busca es un hábitat abierto, con discontinuidades, heterogéneo, diverso y resistente a agentes erosivos, como el que se ha realizado tras el incendio de Lanjarón en 2005.

Turismo sostenible. La población local y la actividad empresarial que se realiza en este espacio son igualmente clave. La administración trabaja con las empresas para el desarrollo del ecoturismo tanto en el espacio protegido como en su área de influencia socioeconómica.

Desde la acreditación, el trabajo no ha parado. Los establecimientos vinculados son, hasta la fecha, 67 alojamientos, 40 restaurantes, 18 empresas de actividades turístico-ambientales, dos empresas de transporte, un balneario, dos bodegas, cuatro campings, un centro de información, tres tiendas y dos refugios.

Se trata de “diferenciar” el producto por su calidad. Vincular, por ejemplo, la producción primaria con pequeña industria agroalimentaria y el sector turístico dentro del parque. Se ofertan paquetes de ecoturismo —aves y paisaje, fotografía, paisajes del agua, huella humana, micología o a caballo— siempre desde una apuesta responsable que vele por el espacio natural. El movimiento de viajeros al año supera las 896.600 personas, según los datos de la asociación que integra todas estas empresas.

100 años de esquí. Sierra Nevada es además de un privilegiado enclave natural, un macizo montañoso que alberga la única estación de esquí del sur de la península. 2014 es el año del centenario del esquí en sus pistas. El 3 de marzo de 1914 se publicó en El defensor de Granada la primera noticia en prensa que hace alusión a la práctica del esquí en la montaña granadina y Sierra Nevada lo conmemora con un programa de actos que arranca hoy con la actuación en Pradollano de Marina Heredia.

La convivencia no ha estado exenta de polémica. Economía, turismo y medio ambiente han chocado en ocasiones, fundamentalmente cada vez que se reactiva la hipotética ampliación de pistas por espacio protegido, que cíclicamente proponen sobre todo empresarios y que el PP apoya en cada campaña electoral. Ha habido expedientes y sanciones por invasiones puntuales, pero la vieja aspiración de ampliación se antoja cada vez más complicada con los límites de protección, que precisarían un cambio normativo. Actualmente la superficie esquiable es de 105 kilómetros lineales.

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LAS VÍCTIMAS DEL ‘EFECTO GUGGENHEIM’

«La Arquitectura Comprometida»

Iniciamos aquí una reflexión a raíz del artículo publicado en la prensa digital titulado “Las víctimas del ‘efecto Guggenheim’”, acerca del efecto negativo de la necesidad imperiosa de  numerosas ciudades de querer implantar edificios firmados por arquitectos de renombre con la intención de crear un efecto llamada y colocar dichas poblaciones en los primeros planos de las escena mediática.

El alcalade sevillano junto a un elenco de arquitectos "estrella". FUENTE: elpais.com
El alcalade sevillano junto a un elenco de arquitectos "estrella". FUENTE: elpais.com

 “Cuando el 25 de septiembre de 2006 el entonces alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín, se fotografió en el balcón del Ayuntamiento con los arquitectos Norman Foster, Jean Nouvel, Arata Isozaki y Guillermo Vázquez Consuegra, no sospechaba que aquella imagen iba a convertirse en un icono de la cara mala del llamado efecto Guggenheim: tras el éxito del museo diseñado por Frank Gehry en Bilbao, todas las ciudades aspiraban a tener su edificio estrella.”

Sin embargo, no es lo mismo un edificio estrella que un edificio firmado por un arquitecto estrella. Evidentemente se trata de una operación de marketing que trasciende la calidad de las propuestas. No seré yo quien ponga en duda la calidad de sus trayectorias ni la enorme creatividad de sus proyectos, pero no comparto la idea de sustituir los concursos de arquitectura por “castings”. Algo no funciona cuando las ciudades, en vez de querer tener unos buenosedificios capaces de cumplir con su función,  lo que quieren tener es un “Ghery”, un “Hadid” o un “Calatrava”. En ese momento, el nombre del autor sobrepasa la calidad del edificio para convertirse en una mera marca comercial. Casi me atrevería a decir que el edificio no importa. Estaremos de acuerdo en que dichas operaciones de marketing ayudan a reactivar la economía, el turismo, etc… pero, ¿sólo se consigue con arquitectos del “StarSystem”? ¿Y si estos objetivos se consiguieran, además, con buena arquitectura?

Recordemos aquí la noticia aparecida en el diario Ideal de Granada el pasado 23 de marzo de 2007 donde se relata que “Arquitectos de gran prestigio diseñarán cinco edificios de VPO para Emuvyssa” con el fin de “por dotar a la ciudad de diseños que sean referentes en el mundo de la arquitectura”.

Ilustración de José Luis Ágreda y Hombre de Piedra. FUENTE:  revista “Pasajes de arquitectura y crítica” nº71
Ilustración de José Luis Ágreda y Hombre de Piedra. FUENTE: revista “Pasajes de arquitectura y crítica” nº71

“Julián Sobrino, profesor titular de la Escuela de Arquitectura de Sevilla llama a retomar “el discurso de la arquitectura de Andalucía de los años 70 y 80”. “Entonces se pensaba en atender todas las necesidades de las ciudades, los asuntos cotidianos, las VPO, los colegios públicos, los centros de salud”. “Hay que retomar la dimensión utópica y aparcar la mediática”,sostiene Sobrino.

“Hubo una confluencia de intereses entre los promotores inmobiliarios, algunos arquitectos y los partidos políticos. Pensaron que al pueblo se le podía ofrecer una estrella y que seguiría su halo”.

“El problema de muchos de estos proyectos nace, según la arquitecta Elisa Valero, profesora de la Universidad de Granada, de una mala concepción de lo que en su opinión debe ser la ciudad. “No puede ser una suma de objetos a cual más original, tiene que establecer las relaciones más adecuadas posibles con el ciudadano”

Valero cree que su forma de entender la profesión (“servir para solucionar problemas y estar al servicio del hombre”) no es compatible con la arquitectura del “exhibicionismo de estrellas”. “La buena arquitectura da igual de dónde venga”

Ambos arquitectos coinciden en señalar la necesidad de recuperar un lema que, según el profesor de la Universidad de Sevilla, se empleó en una bienal de arquitectura de Venecia: “Más ética y menos estética”.

Y es que muchas veces pecamos de superficialidad. Nos quedamos con un nombre, una imagen, una marca. Nos quedamos con la forma y obviamos el fondo. Deberíamos dedicar más tiempo en elegir las propuestas más adecuadas que en relaciones públicas y fotos promocionales. Porque muchas veces le damos mayor importancia a la imagen que damos al exterior que a la calidad de vida de los propios ciudadanos, que al fin y al cabo son los que deberían disfrutar el día a día de estos edificios. La arquitectura, no lo olvidemos, está llamada a formar parte de las ciudades, no de catálogos o revistas.

Puedes leer el artículo completo en el siguiente ENLACE.

Jose Miguel de la Torre Sarmiento, arquitecto de GRarquitectos

LAS CIUDADES NO SE ATREVEN CON LOS COCHES

«La Ciudad Comprometida»

Hemos encontrado en la prensa digital este interesante artículo sobre el Plan Nacional de Mejora de Calidad del Aire que aprobó Consejo de Ministros en noviembre y su difícil implantación en nuestras ciudades a día de hoy por múltiples motivos, que en el texto quedan claramente expuestos.   Pero en nuestra opinión, su dificultad no debe ser impedimento para caminar en esta dirección aplicando con valentía las medidas necesarias:

Los tubos de escape son los principales causantes de la polución en las grandes urbes, pero los Gobiernos no quieren, no pueden o no se atreven a frenar su proliferación de forma tajante.

El plan del Ministerio de Medio Ambiente es un Libro Blanco lleno de buenos propósitos que en su mayoría competen a autonomías y, sobre todo, a los municipios. Las Administraciones locales y autónomas lo miran como un manual de buenas prácticas que puede servir como referencia, pero no como una hoja de ruta a la que seguir punto por punto. Consta de 90 medidas, pero carece de memoria económica. «Es ideal. Es muy bonito y muy bueno, pero cuesta dinero y hay que ver quién lo financia», resume el director general de Calidad Ambiental de la Comunidad Valenciana, Vicente Tejedo. Aunque ha sido consensuado con comunidades autónomas y municipios, los del PP -es decir, la mayoría-, echan en falta una financiación que lo sustente, porque muchas de las propuestas verdes que incluye -renovación de flotas de vehículos, creación de aparcamientos disuasorios, aumento en la frecuencia del transporte público, abaratamiento de sus títulos, creación de carriles bici, por poner unos cuantos ejemplos- son costosas. Consultadas las grandes ciudades españolas, las que más polución soportan y por tanto las que más necesitan mejorar la calidad de su aire, ninguna apuesta por desarrollar actuaciones inmediatas ni un cambio apremiante en su planificación medioambiental como consecuencia del plan.

FUENTE: elpais.com
FUENTE: elpais.com

Las pegas de índole económica por parte de las Administraciones responden a una visión cortoplacista, según la mayoría de los expertos consultados. Argumentan que el ahorro que se produce a medio y largo plazo en gasto sanitario compensa con creces las inversiones para reducir la polución.

Más allá de inconvenientes puramente contables y de las penurias en las cuentas de las Administraciones, José María Baldasano, catedrático de Ingeniería Ambiental de la Universidad Politécnica de Barcelona, asegura que hay una clara falta de voluntad política para ejecutar verdaderos cambios. «Falta decisión con los coches. Hay una prevención excesiva por parte de las comunidades y municipios de abordar el tema del tráfico y ahí hay un problema serio. Es verdad que hubo un momento que se necesitaba el coche como motor de dinamización, pero el péndulo ha pasado al lado opuesto y ahora las ciudades están saturadas». Propone dos soluciones que califica de muy efectivas y baratas: limitación de la velocidad y restricción de los vehículos a determinadas zonas. «No se trata de atacar al coche, como se pretende hacer creer desde el ámbito neoliberal. Son medidas efectivas y de coste limitado que, eso sí, se tienen que complementar con otras, como la mejora del transporte público o la modernización de la flota circulante».

El que las competencias para gestionar estas mejoras del aire conciernan a varias Administraciones y, dentro de ellas, a diferentes organismos, tampoco ayuda a que las medidas se puedan concretar de la noche a la mañana. La legislación y la normativa están en poder de las comunidades autónomas y el Gobierno central, pero son las ciudades las que tienen que ejecutar buena parte de las acciones. Una de las medidas más visibles para los ciudadanos dentro del plan del aire es la creación de etiquetado para los automóviles en función de cuánto contaminan y la restricción al tráfico rodado en determinadas zonas de las ciudades siguiendo esta clasificación. Sobre las pegatinas, todavía nadie sabe cómo se van a arbitrar y colocar. «El plan está recién creado y ahora se están reuniendo los técnicos de los departamentos competentes para ver cómo se desarrolla», asegura una portavoz del Ministerio de Industria. Respecto a las Zonas Urbanas de Atmósfera Protegida, aquellas en donde las localidades podrán restringir el acceso a determinado tipo de vehículos, tampoco habrá grandes cambios en el corto y medio plazo, a tenor de la respuesta que dieron los Consistorios.

FUENTE: marm.es
FUENTE: marm.es

Todos los pasos, por pequeños que sean, son positivos en opinión de los expertos consultados, que ven en el plan un buen modelo si se llegase a implementar. Pero en su opinión hace falta decisión para seguirlo. «El panorama es desolador. No hay ninguna voluntad real», afirma Paco Segura, de Ecologistas en Acción. Pone el ejemplo de la limitación de velocidad que se puso en marcha en el entorno metropolitano de Barcelona en 2007 que, «pese a suponer un descenso de la contaminación del 15%, la Generalitat se lo ha cargado». «Los carriles de acceso a las ciudades preferentes para autobuses y vehículos de alta ocupación (VAO) son un gran ejemplo, pero solo tenemos el de la A-6 de entrada a Madrid. El Gobierno, que ahora quiere fomentarlos, no ha hecho nuevos desde 1995, se dedica a los AVE y las autovías. Las restricciones de tráfico a las zonas más saturadas de polución funcionan en 400 ciudades europeas, aquí ninguna de las importantes, de las que realmente lo necesitan, lo ejecuta», resume.

Tomás Santacecilia, del Real Automóvil Club de España (RACE), comparte soluciones como los carriles bus-VAO, pero no otras como la restricción de vehículos a determinadas zonas de las ciudades: «Con esta medida lo único que estamos haciendo es trasladar el problema de la contaminación a zonas periféricas de la ciudad, en otras palabras, trasladar el problema a otro sitio. Como medida eficiente se trataría de potenciar, fomentar e incentivar la compra y adquisición de vehículos nuevos, menos contaminantes y más respetuosos con el medio ambiente».

Esto último también está en el plan del ministerio: continuar con las subvenciones a los vehículos eléctricos y hacer un llamamiento a las ciudades para que faciliten su circulación y aparcamiento, para que los conductores con coches verdes tengan ventajas añadidas. Paradójicamente, al mismo tiempo, el Gobierno también ha primado la adquisición de vehículos diésel, los que más dióxido de nitrógeno generan, al grabar este combustible con menos impuestos que la gasolina

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