Tanto a don Emilio como a mí, que también soy padre, nos ha parecido muy bien la sentencia del Tribunal Supremo que ha anulado la posibilidad de que los alumnos de primero de Bachiller puedan pasar de curso con cuatro suspensos. No sé qué pretendía el Gobierno con esa medida, que fue adoptada en 2007. Lo único que se iba a conseguir era trasladar el problema a segundo de Bachiller. Da la imprensión de que lo que se pretendía era maquillar el fracaso escolar.
Sea como fuere, bien está lo que bien acaba.
A propósito de este asunto, me recuerda don Emilio, que también en 2007, el Gobierno decidió suprimir el ‘cero patatero’ de las calificaciones escolares. En nuestra opinión, también deberían reconsiderar esa decisión. El ‘cero’, al igual que el diez, es consustancial al estudiante. Hay cosas que no deben cambiar. No creemos que suponga ningún trauma que te pongan un ‘cero’. (don Emilio me recuerda que el llegó a tener ocho suspensos -se cuenta en Mis sentencias ejemplares- lo que le valió unas vacaciones en Campillos, legendaria institución dedicada a enderezar a los chavales tímidos para los estudios-
Aquí va la noticia que se publicó en su día sobre la extinción del ‘cero’: «Los estudiantes españoles no podrán sacar un cero en la nota final de una asignatura, por muy mal que lo hagan. Aunque no peguen ni golpe en el curso, ni acierten una sola pregunta en todas los exámenes, controles y pruebas a las que se enfrenten. Una orden del Ministerio de Educación ha eliminado el cero del boletín de notas y establece que las calificaciones irán a partir de ahora del 1 al diez. «No se puede poner un cero porque la evaluación es continua y sumatoria», explicaron los portavoces del equipo de Mercedes Cabrera.
La evaluación continua mide el progreso del alumno desde su entrada hasta el final de curso. Poner un cero a un estudiante sólo sería justificable, según los argumentos de los técnicos del Ministerio, por la ausencia total del estudiante a las clases, una situación imposible porque asistir al colegio hasta los 16 años es obligatorio y con un número máximo de faltas el niño perdería la escolaridad.
Hay otras razones pedagógicas. «Los expertos coincidían en los efectos psicológicos negativos que tiene para el estudiante el hecho de que le pongan un cero en las calificaciones», detalló ayer a este periódico el portavoz del Ministerio de Educación.
Aunque en la nota final no esté permitido, el profesor podría poner ceros en exámenes escritos concretos. Sin embargo, los técnicos del Ministerio de Educación aconsejan, en todo caso, que en esas pruebas periódicas «también se tenga en cuenta la asistencia, los deberes y la evaluación continua». Esta forma de evaluar es mucho más «rica» y muestra una mayor confianza en el criterio del docente, añadieron los técnicos ministeriales.
La ley vigente permitía las calificaciones de ‘Progresa adecuadamente’ y ‘Necesita mejorar’ – que marcó la anterior normativa de LOGSE- y el baremo del insuficiente al sobresaliente -que recuperó la LOCE- para la Primaria. En la ESO, la normativa actual establece la calificación numérica de 0 a 10, de la que desaparecerá ahora el 0. La orden ministerial ha sido enviada a las comunidades autónomas para que le den su visto bueno antes de ser publicada».
¡Que vuelva el ‘cero patatero’!
Ah, disculpad si véis cosas raras en el blog. Estamos mejorando para usted.
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