Hay polémicas que no tienen recorrido. Puede que sean rentables, pero, desde luego, son falsas. En estos momentos, media España anda alborotada por la imagen del matrimonio Zapatero y sus dos hijas junto al matrimonio Obama. El problema son las hijas del presidente del Gobierno español. Ambas son menores de edad y se dice que Moncloa ha presionado a los medios de comunicación para ‘censurar’ la imagen. No sé si será así. Lo que está claro es que las hijas de Zapatero son personas que tienen derecho a la intimidad y a la propia imagen. Y, a mayor abundamiento, son menores. Es decir, que gozarían de una doble protección, por decirlo de alguna forma. Y ahí se acaba la discusión. No hace falta presionar a nadie. Basta con denunciar a quien no respete las líneas rojas. Que algunos medios de comunicación hagan lo que les dé la gana y no respeten derechos básicos de los ciudadanos -sean hijos del presidente del Gobierno o de un humilde labrador-, no debe ser excusa para convertir la conviencia en una selva. Imitar a los que lo hacen mal puede ser rentable, pero no es ético ni legal.
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