Buenas, soy Emilio Calatayud. El título de este comentario no es una broma ni una exageración. Vamos a ver, tenemos un padre (o una madre) que habitualmente no presta atención a su hijo adolescente porque siempre está muy liado con el trabajo, y tal y cual. Le suelta la paga y poco más. Un día le dicen que su hijo está siendo investigado por que es un presunto acosador escolar. El padre saca la billetera y contrata al mejor abogado para que a su hijo, aunque sea culpable, no le pase nada. El padre se queda tranquilo: ya ha cumplido con su hijo. Para él, eso es querer a su hijo.
Ahora tenemos a otro padre (o una madre) que suele estar encima de lo que hace su hijo y de vez en cuando le dice a algo que ‘no’. Discuten a menudo. El chaval se rebela con frecuencia y el padre intenta ponerle límites. Un día le dice que su hijo es un presunto acosador escolar y el padre dice: «Gracias por informarme. Hablaré con él y ustedes hagan lo que tengan que hacer. Investiguen y si es culpable que lo pague. Si yo me entero de algo, le denunciaré. Me va a doler pero es que le quiero. Es un buen chico».
¿Está claro, no?