…Digo ¡Maratón!
«No todo el mundo tiene la suerte
de entender
lo delicioso que resulta sufrir.»
Katherine Hepburn.
Una actriz, pero también un carácter.
No es que uno crea mucho en las señales, pero la página 48 de IDEAL del lunes 23-F me sacudió con virulencia. El titular rezaba: «Maratón récord en Sevilla», con una inmensa foto con cientos de corredores, en la salida de la prueba. ¿Recuerdan lo que escribí nada más terminar la Maratón de Sevilla, el pasado domingo?
El caso es que de la partida fuimos más de 4.000 atletas. La línea de meta fue cruzada, «sólo», por 2.828 corredores. Mi puesto, el 1.718 y, en mi categoría, el 395.
Pero la señal a que me refería está en la margen derecha de la página, en una columna muy estrecha, titulada: «Martín Fiz, a la conquista del Sahara». Y sigue la noticia: «El español Martín Fiz parte hoy como favorito entre los 500 participantes en el IX Maratón del Sahara, en el que sueña con brindar una victoria que alivie el dolor de los refugiados saharauis en los campos de refugiados de Tindouf.»
Y apostilla con una frase que se me ha clavado en el alma: «el sufrimiento de los maratonianos siempre será menor que el del pueblo saharaui.»
Sufrimiento. Ésta es la clave.
¿Saben cómo aguanté desde el kilómetro 25, en que me empezó a doler la pierna izquierda hasta el 33, cuando ya supe que terminaría sí o sí, aunque fuera a la pata coja? Pues apelando al sufrimiento. Me engañaba a mí mismo diciendo que ese dolor, en realidad, no era nada. Que el sufrimiento de verdad, el que me haría considerarme un auténtico Marathon Man, no empezaría hasta el kilómetro 33. Y que el Muro aún me esperaba, algo después, para terminar de ponerme a prueba y saber si, de verdad, era un corredor templado o un simple pisaparques con ínfulas atléticas.
Sufrimiento.
No hay otra clave para explicar la Maratón. La fiesta de la salida, con miles de personas expectantes, atentos a las pantallas gigantes de televisión, te da un buen subidón. Después sales y tardas unos kilómetros en coger el ritmo. Pero entonces llega la parte fácil de la carrera, en que esos kilómetros caen como churros. Los ánimos de la gente, el entusiasmo de los voluntarios en los puestos de avituallamiento, los pequeñuelos estirando las manos para que los corredores las chocaran…
Pero todo ello, esa facilidad, ese aparente relajo, sólo sirven para castigar el cuerpo y dejarlo listo para la esencia de la Maratón: el dolor.
Yo ya lo he sentido. Mucho, intenso, concentrado, salvaje. Y decidí no volver a experimentarlo nunca más. Al menos, en otra Maratón.
Hasta que he leído lo de Martín Fiz y el Maratón del Sahara: «Es una prueba de marcado carácter solidario, donde los participantes conviven unos días en las distintas familias de la localidad de Smara… y junto a la prueba de Maratón se disputará otra de Medio Maratón y de 10 kilómetros.»
Y ya he empezado a soñar. Porque puede ser una inmejorable ocasión para compartir un momento único e irrepetible.
Puestos a sufrir, ¿por qué no hacerlo por una buena causa, sirviendo el padecimiento del Maratón para hacer mejor conocida la vida, las circunstancias y la cultura de un pueblo como el saharaui?
Ahora mismo, con las piernas agujeteadas en cien puntos distintos y con el femoral destrozado, cuando pensar en correr debería provocarme un sarpullido, habiendo transcurrido nada más que veinticuatro horas después de haber dicho que no, que Nunca mais, que una y no más Santo Tomás… empiezo a pensar que, con una buena excusa, en el lugar apropiado y con las personas adecuadas… podríamos empezar a plantearnos la idea de participar, en un futuro lejano, en alguna otra Maratón… siempre que reúna los alicientes adecuados, claro.
Amigos, amigas, Verdes y Verdibles… ¿Qué os parece?… ¿Y sí…?
Jesús Lens Espinosa de los Monteros.
PD.- Las fotos que «ilustran» esta entrada dan fe de todo lo que cuento acerca del dolor y el sufrimiento de la maratón, con esas patas espelichás, en expresión de mi amigo Rafa, con los músculos a punto de reventar y las articulaciones tensas al máximo. Imágenes patéticas, en absoluto épicas o heroicas… pero es lo que hay
Y como despedida, este colosal vídeo, enviado cariñosamente por el Blogrredor Gregorio.
Impagable.
No dejen de leer otras visiones de la Maratón de Sevilla, en clave Verde. Tenemos «El triunfo de la voluntad», de inequívocas resonancias alemanas, de Antonio «El Padrino»; y «Enganchado al sufrimiento», las Intempestivas Opiniones de mi Alter Ego, Jose Antonio Flores.
Comentarios
30 respuestas a «MARATÓN DE SEVILLA: DONDE DIJE DIGO…»
[…] PD.- Lean esta entrada, del lunes… “Donde dije digo… digo: ¡Maratón!” […]
Cuidate, Jesús, que no estás en edad. Es broma. Lo extraño fue que el domingo dijeras eso de ya no más.
Rigoletto
Hermano, tienes más cojones que todas las mujeres de Armilla, sin duda.
Sobra decir que de sabios es rectificar.
Es la reacción natural y humana, la que tuviste el domingo; pero esa cabeza que se dejó involucrar por lo demacrado del cuerpo, propiciado por el sufrimiento de cerca de cuatro; esa cabeza a poco que el cuerpo resucite, fijará otro arco que cruzar, sin la menor duda.
Enhorabuena.
Veras Jesus, hace unos años me salieron muchos «triglis» y me dijeron, «mucho ejercicio, pocos azúcares y lechugas, muchas lechugas» eso o pastillas.
Tambien (de manera privadísima) me recomendaron otros desgastes de La naturaleza. Pero ya no estaba en edad. El final? pastillas.
Pero a ti, que salta a la vista, que eso de los alelos es verdad, te sobra energía, pues aprovecha y gastala PERO en vez de correr, elige el «desgaste» que estas en edad, tu si… ademas da mas gusto.
Y no estaría mal que los corredores del Sahara le dejaran algo a los saharauis… por lo menos para alicatar los puestos de socorro. Donde haya paredes, claro…
Es que estoy de lemas… que me la agarro…
Je je. El padrino se siente orgulloso de su tropa. Es normal que despues de la prueba nos sintiésemos vencidos. Pero una vez que se disipa el humo de la batalla, somos capaces de ver lo que hemos conseguido, de lo que nuestra capacidad de sufrimiento nos ha aportado.
No sé de ningún corredor que habiendo probrado la sensación de un maratón no haya repetido.
Estoy seguro de que la imagen de los verdes conjurándose como mosqueteros antes de la salida voverá a repetirse. Y si me lo permitís volveré a daros la tabarra para que así sea.
Un fuerte abrazo camaradas.
tu puedes conseguir lo que te propongas jesús y conociéndote, seguro que lo harás, a tí las cuasas te animan.
Jesús, me alegro de tu vuelta (también si renuncias a volver dentro de cinco minutos, y si te arrepientes de esto último al cuarto de hora). Una cosita. El domingo, como siempre, me encargué yo de editar la última página del cuadernillo de deportes. Me acordaba mucho de vosotros cuando lo hacía y rastreé las fotos de las agencias centímetro a centímetro a ver si os encontraba, pero no hubo suerte. Ardía en deseos de meter por algún lado que allí había un grupo de amigos míos, pero no era plan, así que me limité a hacer un guiño en la firma de la crónica y mandé el «EFE» a hacer puñetas. ¿Lo has pillado?
PD. Ese domingo se corrió también el maratón de Valencia, los Nacionales de cross en Etiopía (que no es poca cosa) y alguna prueba más. No creas que no me acordé de ti cuando elegí lo del Sáhara para cerrar la página.
Un saludo.
ah vest tú? esto ya es otra cosa, este sí es el Jesús Lens que yo conozco… Animo Jesús, las maratones no podrán contigo!.
Te estuve buscando en la gran foto del Ideal, en plan «buscando a Wally», pero ni modo… muchas cabezas jeje.
Besillos.
Lo que ya te dije: has terminado el parto, la mente se ha asentado, y con un hijo sólo no se puede tirar adelante porque luego se vuelven muy egoístas.
¡¡¡A POR LA PAREJITA!!!
Jajajajajaja. La culpa es de Manolo, que confeccionó esa página de IDEAL y me ha echado el anzuelo.
Vaya detallazo, esa firma Verde del reportaje, Manolo.
Sí. Poco a poco vamos volviendo a sentir que es en los grandes retos cuando demostramos la talla.
Y el reto saharaui… es de los más atractivos que ahora mismo se me ocurren.
Pero no veo una Marcha Verde de optimismo…
Este musssassso no me hace caso. Sienta el cuerpo entero, casaté, ten cuatro o cinco hijos y veras que Marathon, se mide por años luz…
El maratón del Sáhara está muy bien, por supuesto, pero mi sueño es Des Sables, ya lo ‘sables’. Mariconadas, las justas, el año que viene, a las arenas.
Manolo, hagamos una transición pacífica al Sur. Primero el Maratón del Sáhara y después el Des Sables. Que nos de tiempos a machacarnos como bestias
Mis felicitaciones sinceras por alcanzar el cielo desde la tierra. Son muy pocos los que saben que las mayores victorias que hay en la vida no llevan ni medallas, ni diplomas, ni agasajos interesados.
La mejor victoria es acertar contigo mismo y presumir de los aciertos ajenos.
Un abrazo. Toni Sagrel.
qué tipo de lastre educacional arrastramos que combina inmediatamente la satisfacción con la ambición y la erótica de los retos y… zas! nada más acabar una proeza personal ya estamos proyectando la siguiente que, por supuesto tiene el ingrediente de … y más! Sin aliento, me dejáis sin aliento.
Alma africana, gran tozudez y el hallazgo de un entorno mayúsculo: Jesús, date por jodido, la del Sáhara cae. Y si no, a por la parejita (que dice Gregorio), quintillizos, o una buena vasectomía, lo que vous voulez, coraÇao.
Ya te mandaré referencias de buenos protectores solares, o a convertirse en negro por completo, que es mejor opción.
Bicos, y a sus pies!
Qué maricón que eres. Eso lo sabía yo. Lo que me extrañó es que hicieras reflejo por escrito de las primeras sensaciones tras la carrera. ¡Después de la paliza que me has estado dando con las carreras desde que nos reencontramos!. Carlitos es que sufrimos mucho pero ahora estás viendo la verdadera recompensa de haber terminado nuestro PRIMER Maratón. Me parece una estupenda idea la de hacer, en un tiempo lejano, algún que otro maratón con un significado especial.
Me apunto.
Un abrazo
PD: Lo peor no fue el dolor de piernas, si no la noche que pasamos juntos en el penitenciario de Albolote, jeje (tú me entiendes).
Por cierto, veo que me has dejado fuera en la foto del final de la carrera. Ya hablaremos tú y yo del gobierno.
Por cierto, acabo de hacer un bizcocho mmmmmm, y ya estoy pensando en cómo mejorar el siguiente (y aún no lo he probado!), cada uno a lo suyo ja ja, quizá lo haga en un horno saharaui, me apunto a ayudar con la intendencia.
Quedáis invitados a bizcocho toledano, eso sí, sin carreras, con una verde, si gustáis.
Estaba claro
¿ Que hay de ese tipo de más de uno noventa que decía en «mialmacity» que no volvería a correr un maratón, jeje. ¿ Sáhara ? Suena bien.
Silviña, qué razón tienes. Es para pensárselo. ¿Es necesario en pensar en ir más allá para disfrutar de lo conseguido? Siempre huyendo adelante ¿verdad?
¿Cómo salió el bizcocho? ¿Un anticipo del bizcocho perfecto que está por venir?
Me has dado un buen motivo para pensar.
Javi, Alter… ya estoy pensando en que fallé en mi preparación. Sahara, convivencia, conocimiento… un gran desafío. Hay que contactar con martín Fiz y ver ómo se va.
Alfa, racias por esas felicitaciones. Sufrimos, pero terminamos.
Javi, la foto estaba así. Es que eres demasiado grande, tío. Graaaaande!!!!!!!!!! (De nuestras penalidades, mejor no hablar en público jajajaja)
El Tercero… se veía venir ¿verdad?
Mis felicitaciones por verte tan animado.
Ese es nuestro Jesús Fenix!!!
¿Que decirte si no es darte mi mas enhorabuena?. Te puedo asegurar que la maratón engancha, yo he completado once y siempre pienso en la próxima. Así que a disfrutar de esas agujetas y un fuerte abrazo.
Por muy grande y profunda que sea la alegría que tengamos al rebasar el arco de meta en un maratón, casi todos pensamos que una y no más, Santo Tomás. Luego, reflexionando, vamos cambiando de idea, buscando otros objetivos, otras metas. Ahí está la verdadera fuerza de los «piraos del correr», esa misma fuerza que te ayudó a rebasar kilómetro tras kilómetro, a cruzar puente tras puente, a aguantar el dolor de isquios y demás en la bajada de entrada al estadio. Ahí está la grandeza de este deporte, así que aprovéchala.
Un saludo y enhorabuena. Mi debut también fue en Sevilla y un poco paralelo al tuyo
Sí. Poco a poco vamos asimilando las sensaciones, pensando qué hicimos bien y qué hicimos mal. Es decir, planteándonos que hay que volver.
A mí, lo del Sahara, me ha subyugado. Lo voy a estudiar bien, pero me veo corriendo por allí. De verdad.
Si hay que sufrir… ¡que sea con todos los sentidos posibles!
[…] la salida de la XXV Maratón Popular de Sevilla, mirando a las pantallas gigantes del Estadio Olímpico, viendo cómo miles de personas dábamos […]
[…] asiduos a esta Bitácora sabéis que, entre cosas, me gusta correr. Pero desde la conquista de aquella lejana Marasevilla, que supuso un punto de inflexión en mi escueta biografía como corredor, apenas hablo de dicha […]