Cae la noche en la aldea de los Laho, en mitad de la jungla situada en la frontera entre Tailandia y Birmania. Los sonidos que llegan desde el interior de las montanias se oyen altos y claros. Pajaros, insectos y, sobre todo, el ruido de la madera viva, del bambu. Hemos cenado arroz y un fuego crepita a nuestro lado. Hace calor. La humedad te hace sudar. Hemos pasado la jornada caminando bajo el sol, y bajo la sombra de la vegetacion mas frondosa y tupida del mundo, escuchando como respira la naturaleza. Los Laho son una de las tribus mas antiguas de la region, siempre a caballo entre Birmania y Tailandia, sabiendo poco de fronteras.
La casa en que nos alojamos esta integramente construida en madera de teca y las vigas, de bambu. No hay luz electrica. Los sonidos de la jungla nos envuelven y uno de los lugarenos rasguea con su guitarra notas de una cancion tradicional de los Thai. Nadie habla. Al fondo, el murmullo de las suaves agua del rio, que discurren debajo de nosotros, en mitad de un profundo valle vertiginoso. Compartimos unos sorbos de whisky de arroz, artesanal, fabricado en un alambique casero.
Un perro llega, olisqueando, y se aproxima al fuego. Mueve el rabo. Remolonea y gime en baja voz, excitado por el aroma de los trozos de cerdo que se estan asando sobre las brasas. Y, en ese momento, uno de los Laho, nuestro anfitrion, se dirige al perro y le dice, en perecto castellano:
-Por que no te callas?
Las carcajadas resuenan, estruendosas, en el patio de la casa y la suave brisa, cargada de humedad, las lleva por el valle del rio hasta kilometros y kilometros de distancia, multiplicadas por mil en un eco que no tiene final.
Sirva esta introduccion para describir las sensaciones de un viaje, digamoslo claro, profundamente decepcionante, en todos los sentidos. Ni hemos sentido la espiritualidad budista que descubri, por ejemplo, en los templos de China, ni la historia o los museos me han hecho descubrir nada excepcional. La gente es, por lo general, individualista, convenida y profundamente indiferente, cuando no antipatica y solo la comida puede salvar un viaje que calificaria como el peor que he hecho en mi vida.
El trekking por las montanias, ademas, ha sido una agonia constante, repleto de tiempos muertos tan largos que te hacia sentir como sepultado en vida en una humeda tumba de vegetacion, mosquitos e insectos. Solo cuando andabamos me sentia vivo, aunque estuvieramos a cuarenta grados y nos deshicieramos en sudor. Pero andabamos tan poco… Despues, si. Imagenes para el recuerdo, como sentarte en el cuello de un elefante y conducirlo por el rio. O descender el rio en una balsa de bambu. Pero demasiado poco, demasiado escaso. Y sin una bebida fria, en cuatro dias, que permitiera mitigar la constante sed y sensacion de asfixia. Y las tan traidas y llevadas relaciones con los nativos terminan resumiendose en hablar de futbol, celebrar con un profesor de una aldea que nos cuenta el gol de Iniesta en el minuto 93 y escuchar a los chavales Thai diciendo «Uno, dos, tres, cuatro, cinco, por el culo te la hinco», el «No puedorrrrr» de Chiquito de la Calzada o el «Cuniaoooooooo» de Quintero. Proliferacion de la sempiterna Coca cola y de las falsificaciones de marcas como Dolce y Gabanna o Nike hasta en lo mas profundo de la jungla.
Y no somos unos blandos, precisamente. Ni unos recien llegados a esto de los viajes. Eso si, hemos podido sentir lo que que sentirian los espanioles que se adentraban en las junglas del Amazonas, durante sus periplos por las Americas. Una profunda sensacion de impotencia y una inaccion paralizante que pone los pelos de punta.
Y, lo peor de todo, es que hemos hecho todo lo que no deberiamos haber hecho, de comer ensaladas a beber bebidas cuajadas de hielo cuando regresamos a Chiang Mai. Hemos pasado horas y horas vestidos en pantalon corto, con el cuerpo aseteado por todos los insectos habidos y por haber, incluyendo el mosquito anopheles, portador de la malaria. Nos hemos achicharrado bajo el sol, nos hemos duchado con aguas estancas para mitigar el calos, nos hemos baniado en rios lodosos sin apenas caudal y nos hemos sumergido bajo unas cascadas cuyas aguan eran de origen incierto. Hemos comido ensaladas, no nos hemos echado el repelente antimosquitos con la suficiente habitualidad ni hemos llevado insecticida para purificar los sitios de dormir, bajo mosquiteras rotas.
Nos hemos quedado dormidos sobre chamizos infestados de insectos y hemos convivido con pollos, cerdos, conejos y gallinas a escasos centimetros, que no metros. Hemos comido marisco, tambien al regresar a la civilizacion, y bebido zumos helados de fruta y leche. Hemos caminado con sandalias y hasta descalzos buena parte del tiempo y navegados, semisumergidos, en una balsa de bambu durante cuatro horas en un rio de aguas turbias mas que turbulentas.
O sea, que si de esta no pillamos una mala infeccion, sera un milagro. Y, sin embargo, ni una mala diarrea, toquemos madera. Y Chiang Mai, la venerada capital del norte, una ciudad mucho mas tranquila que Bangkok, por supuesto, mas amable. Pero es una ciudad para vivirla mas que para visitarla ya que se agota de inmediato. Una ciudad para hacer cursos de budismo, de masajes o de cocina tailandesa, pero que, para visitarla, termina aburriendo. Eso si, tiene el mejor templo de todos los que hemos visitado hasta la fecha, mas bonito incluso que el Wat Arun de Bangkok: el Templo de la Montania, a 16 kilometros de la ciudad, encaramado entre colinas y frondosa vegetacion.
Y surge, inevitablemente, la pregunta: Que hacemos aqui? Pocas veces, nunca, con tanta fuerza y con tanto sentido. Tailandia. Un viaje triste y decepcionante que no aporta apenas nada y, sin embargo, nos quita mucho. He hecho viajes duros y dificiles. He viajado en mejores o peores condiciones. A destinos mas o menos atractivos, pero ninguno tan triste como este, desde luego. Hasta el punto de que me planteo que sentido tiene viajar, realmente, en el siglo XXI y globalizado del National Geographic y la Premiere League por satelite y las conexiones por Internet.
He de irme. Seguiremos reflexionando sobre todo ello.
Comentarios
18 respuestas a «CHIANG MAI. TAILANDIA»
¡¡El viajerista se ha desmoronado!!
Eso es como lo dejar las maratones, que luego en frio te lo piensas mejor.
Vaya, Jesús. Yo creo que cuando llevéis aquí unas semanas veréis las cosas de otra forma. Os parecerá el viaje mejor de lo que ha sido. Aunque tal y como lo pintas, no suena muy halagüeño, no.
Disfrutad estas últimas horas de viaje.
Claro
ánimo jesús, ya verás como algún partido le sacas a tanta penuria.
Pues me has fastidiado…. yo que tengo un viaje a TAilandia en Noviembre ye estoy con toda la ilusion… y ahora me dices esto :-((
Estoy con Claro, cuando vuelvas y desde la distancia lo verás de otra manera, de todas formas, para viajar así mejor me quedo en mi casa, donde se ponga la comodidad de un hotel de 5 estrellas y excursiones guiadas que se quiten las penurias de esos viajes-desastre.. yo es que soy mu sibarita y no quiero darme un mal rato por na jeje.
Besillos
Luego de leer «un viaje que nunca debió ser» pensé que te había pasado algo grave…
Hablaremos a tu regreso (si te das una buena ducha antes, claro).
Abrazo.
Martín
Vayapordios! yo que estaba dejando Tailanda «pa lo último» porque me daba la sensación de que era como un «compendio» del sudeste asiatico y además con suficiente infraestructura como para ir onda imserso! En fin, ya veo que tendré que cambiarlo por Nueva Zelanda o algo asi.
De todas formas cuando estés aquí seguro que solo te acuerdas de lo no-xungo.
¿Por qué es decepcionante este viaje? Quizás encuentres lo que estás buscando…
A ver si fuiste a buscar algo pero realmente no necesitabas encontrar nada.
Como en casita no hay algo que la supere. (De pateando el barrio)
Hola, bueno me dejas helada, yo regresé hace un mes y TODO me enkantó,fuí sóla y no sé, desde ke llegué reventada, me sentí muy bien, me fuí a pasear por el Saturday market, me pareció gente enkantadora, amables, más legales, en kuanto a los precios/pasta, en komparación kon otros sitios, ke intenta sakarte la pasta, persiguiendote hasta el aburrimiento.
Yo también me impregné de los olores y sabores de sus komidas. El Domingo me lo pase visitando templos, ke de esto no te vas a poder kejar, pues hay más de doscientos, si bien es verdad ke no es una ciudad kon muchas kosas para hacer, pero para mi pasear por el mercado y disfrutar de los colores,olores y sabores de sus vegetales y frutas me gustaba mucho, todo me llamaba mucho la atención, no voy a kontarte todo mi viaje, yo fuí komo tú komentas, a una escuela de masaje thailandes, me kedé 20 días, de lunes a viernes a clase pero después me iba paseando por la ciudad, paseando por el río, por la muralla y me enkantaba ese rollo asiático/manga de los jovenes en los cibers, los puestos kallejeros ke te venden de todo, una mesita de pic-nic y ponen lo ke hayan podido hacer «hand made» , bolsos, pulseras, komidas, dulces, bueno ya te digo me gustaban hasta los miles de ruídos de las motos, los tuk-tuk.
Hice la exkusión ke tu komentas pero sin dormír fuera y si ke pensé sería un poko más durilla o intrépida, pero no sé, kada uno vive los viajes de una manera diferente, en kuanto a sucio después de haber estado en India… ke de éste ya te hablaré personalmente… uffff!
Bueno, no sé kuanto te kedas x ahí pero disfruta, no te cierres por esas mala experiencia, kizás sólo fue esa excursión mal montada y el resto del viaje te rekompesa.
Desde luego estas experiancias no te las kita nadie.
Debe descorazonar buscar paraísos perdidos para que te hablen del gol de Iniesta. Se supone que son los efectos perversos de la globailización. Con el tiempo sacarás buenas conclusiones del viaje, sin duda.
Animo Jesus, Quedan los ultimos 5 k de 42.
Al próximo chino que te habla de Iniesta decile que: a causa de una elongación sufrida en el músculo semitendinoso de su muslo izquierdo estará sin jugar las próximas semanas.
(De paso comentá que Messi tiene un malestar estomacal que no se publicará en la prensa hasta el jueves)
Y que no te vengan a ti con novedades…
Abrazo.
Jajajajja. Buen consejo, Martín. Pero peor que lo del futbol era lo del «intercambio cultural «con los miembros de las tribus milenarias» reducido al Cuñaaaaaaoooooo!!!!!!!! y a que te vendan pulseras made in Taiwan.
Pilar, para vivir un tiempo, Chiang Mai tiene que ser una gran ciudad. Para pasar tres días en ella, un poco absurdo, por lo que dices. Excepto pasear por los mercados (Y en Bangkok ya nos hartamos), poca oferta hay.
No sé.
El viaje no me cogió en buen momento y ha sido todo lo contrario de lo que esperaba de él. Un desastre.
Pero bueno, algo bueno habrá salido de él. Supongo. Será cuestión de descubrirlo.
Si es que como patear por la fuente de la bicha no hay nada!! O perderte por los cañones del río Dúrcal… buenas marchas vietnamitas me he «jincao» yo ahí… Estoy deseando veros y que nos contéis de viva voz lo acontecido, que seguro que con un pálido/cola los recuerdos se tornarán más alegres por lo experimentado. Que siempre será excitante poder contar el día en el que bajasteis río abajo a lomos de un elefante…
Acabo de canjear mi billete hacia Tailandia .
[…] pasado unas semanas desde nuestra vuelta de Tailandia. La verdad que, como ya contamos en ESTA entrada, no fue un buen viaje. Pero José Guerrero me invitó a reflexionar sobre el viaje con más […]
[…] mucho escribir sobre este viaje. Y que, en caliente, escribíamos cosas tan contradictoria como ESTAS. Quiero agradecer especialmente a José Guerrero este reportaje, por invitarme, convencerme y casi […]