Para disfrutar tanto del Silencio como de la Soledad, es necesario atesorar algunas cualidades o, al menos, tener algunas predisposiciones. La primera y más esencial, por supuesto, llevarte bien contigo mismo. La segunda, tener imaginación. Mucha, fértil y abundante imaginación.
Y, la tercera, tener paciencia.
La soledad constructiva implica rodearte sólo de la gente que merece la pena. Para ello hay que descubrirla, conocerla y conquistarla. Pero la buena gente no abunda. Y, como todo bien escaso, acceder a ella es difícil y complicado. Trabajoso. Hay que ponerle empeño, esfuerzo y dedicación.
Y ahí es donde entra en juego esa gran virtud.
La paciencia.
Reza un proverbio persa que «La paciencia es un árbol de raíz amarga pero de frutos muy dulces.»
Cierto. La paciencia se nutre de sinsabores. Al principio. Como todo camino que se presume largo y dificultoso, lo peor siempre está al principio. Lo que más cuesta, siempre, es arrancar. Pero hasta el viaje más largo comienza con un primer paso.
No sé vosotros, pero yo no soy paciente. Me cuesta. Es verdad que las mejores cosas que me han ocurrido en la vida han llegado de forma tranquila y parsimoniosa, lenta y premiosa. Y, aún así, soy de naturaleza ansiosa. Aunque intento corregirme.
«¡Queremos el mundo y lo queremos… ahora!», gritaba Jim Morrison en mitad de sus conciertos, provocando el delirio de la gente. Para quiénes valoramos el tiempo como un preciado tesoro, para quienes pagaríamos dinero por conseguir días de 48 horas, la vida siempre se nos aparece como demasiado corta y tendemos a pensar que todo lo que no hagamos hoy es posible que no lo podamos hacer mañana.
Y eso nos hace impacientes.
Y la impaciencia es peligrosa. Pero comprensible. Kant lo expresaba de una forma preclara y contundente: «La paciencia es la fortaleza del débil y la impaciencia, la debilidad del fuerte».
A mí me cuesta. Pero lo intento. Porque estoy convencido, y la experiencia así me lo ha demostrado, que con paciencia, paso a paso, con ahínco y sin desmayo es como se consiguen las cosas que realmente importan, las auténticamente valiosas. Las más preciadas y preciosas.
Lo que pasa es que la paciencia no viste mucho. No tiene predicamento y, en general, no está ni bien vista ni bien valorada. Leopardi lo definió perfectamente cuando dijo que «la paciencia es la más heroica de las virtudes, precisamente porque carece de toda apariencia de heroísmo.»
Cierto.
Estoy aprendiendo a ser paciente. Creo. Al menos, lo intento. Suelo aplicar la paciencia cuando tengo una meta bien definida y sé que el objetivo, aunque difícil, es alcanzable.
Pero dudo y titubeo cuando no lo veo claro. Me ha pasado, a veces, en distintos ámbitos de la vida. Cuando por alguna razón no soy capaz de vislumbrar un buen fin, acorto, atajo y me dejo invadir por esa nerviosa impaciencia. O me desvío del camino trazado, de la hoja de ruta. ¿Para qué perseverar, si el futuro, más que incierto, es negro?
A veces, igualmente, me he arrepentido. Pocas. Muy pocas. Aunque importantes, eso sí. Pero eso de arrepentirse… En uno de los diálogos más geniales que recuerdo haber escuchado en una película -y no me acuerdo de cuál era-, Steve McQueen cuenta la historia de un vaquero que se encuentra a otro en medio de un montón de cactus. Le pregunta que si es que se ha caído y el otro le dice que no. Que se metió allí voluntariamente hacía un rato. Y para explicar la razón por la que lo hizo, estoica, simple y llanamente dice: «En aquel momento parecía una buena idea.»
Pero igual que he aprendido a gozar del silencio y a disfrutar de las potencialidades de la soledad, persevero en el cultivo de la paciencia como una de las grandes virtudes que ha de reportar la consecución de los logros más altos y la obtención de la recompensa más suculenta. Porque si el genio puede concebir, a la labor paciente le toca consumar, en palabras de Horace Mann.
Jesús Lens, paciente y contemplativo.
Comentarios
32 respuestas a «PACIENCIA»
Te veo de lo más místico y metafísico últimamente Jesús… ^_^
Yo de paciencia ando sobrada… aunque soy de lo más impaciente.
Besillos
Eso de «En aquel momento parecía una buena idea» me ha pasado con gran parte de «mis ideas bombero». Pero es que en aquel momento parecía una buena idea! jajaja.
Yo soy impaciente por naturaleza, pero intento cultivar la paciencia. Eso sí, me olvido de regarla. Y, claro, de frutos, no muchos :-).
Como te escribía ayer, me encanta esta saga de entradas. Cuál es la siguiente???
yo aprendí lo que es tener paciencia cuando inicie mi primera gestion ante el poder.
tambien se le recomienda paciencia al que pide justícia.
aquel «en un futuro no muy lejano» es pacienzudo…
no me gusta la paciencia.
¿Vas a cambiar el Derecho por la Filosofía? Estás totalmente profundo. ¿Necesitas una cuerda para salir del pozo? Espera y ten paciencia mientras voy a buscarla.
Saludos, Demóstenes, digo… demontre!
Cuentan que una vez se reunieron todos los sentimientos y cualidades del hombre. Cuando el aburrimiento bostezaba por tercera vez, la locura como siempre tan loca propuso: “Vamos a jugar a los escondidos”. La intriga levantó el ceño extrañada y la curiosidad sin poder contenerse preguntó:
¿A los escondidos? ¿Y eso cómo es?
Es un juego, explicó la locura, en que yo me tapo la cara y comienzo a contar desde uno hasta un millón, mientras ustedes se esconden, y cuando ya haya terminado de contar, el primero de ustedes que yo encuentre, ocupará mi lugar para continuar el juego. El entusiasmo bailó secundado por la euforia y la alegría dio tantos saltos que terminó de convencer a la duda, e incluso a la apatía, a la que nunca le interesaba nada. Pero no todos quisieron participar, la verdad prefirió no esconderse. ¿Para qué? Si al final siempre la hallaban, y la soberbia pensó que era un juego muy tonto, en el fondo lo que le molestaba era que la idea no hubiese sido de ella, y la cobardía prefirió no arriesgarse.
Uno, dos y tres, empezó a contar la locura.
La primera en esconderse fue la pereza que como siempre, que como siempre se dejó caer tras la primera piedra del camino. La fe subió al cielo y la envidia se encontró tras la sombra del triunfo, quien por su propio esfuerzo había logrado subir a la copa del árbol más alto.
La generosidad casi no alcanzaba a esconderse, cada sitio que encontraba le parecía maravilloso para alguno de sus amigos, que si un lago cristalino para la belleza; que si la hendija de un árbol: perfecto para la timidez; que si el vuelo de una mariposa: lo mejor para la voluptuosidad, que si una ráfaga de viento: magnífico para la libertad, y así terminó en ocultarse en un rayito de sol.
El egoísmo, en cambio, encontró un sitio muy bueno desde el principio, ventilado, cómodo, pero solo para el. La mentira se escondió en el fondo de los océanos, mentira, en realidad se escondió detrás del arco iris, y la pasión y el deseo en el cuarto de los volcanes. El olvido, se me olvidó donde se escondió, pero, eso no es lo importante, Cuando la locura estaba contando 999.999, el amor aún no había encontrado sitio para esconderse, pues todo estaba ocupado, hasta que al fin divisó un rosal y enternecido decidió esconderse entre sus flores.
Un millón contó la locura y comenzó a buscar. La primera en aparecer fue la pereza solo a tres pasos de una piedra. Después se escuchó a la fe discutiendo con Dios sobre zoología y a la pasión y el deseo las sintió en el vibrar de los volcanes. En un descuido encontró a la envidia, y claro, pudo deducir donde estaba el triunfo. El egoísmo no tuvo ni que buscarlo, el solito salió de su escondite, resultó ser un nido de avispas.
De tanto caminar, sintió sed y al acercarse al lago descubrió la belleza, y con la duda resultó todavía más fácil, la encontró sentada cerca sin decidir aun de que lado esconderse.
Así fue encantando a todos. El talento, entre la hierba fresca, a la angustia, en una oscura cueva, a la mentira, detrás del arco iris, mentira si estaba en el fondo de los océanos, y hasta encontró al olvido, ya se le había olvidado que estaba jugando a los escondidos.
Pero solo el amor no aparecía por ningún sitio. La locura buscó detrás de cada árbol, bajo cada arroyuelo del planeta, en las cimas de las montañas, y cuando estaba por darse por vencido divisó un rosal, tomó una horquilla y comenzó a mover las ramas, cuando de pronto, un doloroso grito se escuchó. Las espinas habían herido los ojos del amor. La locura no sabía que hacer para disculparse, lloró, rogó, imploró, pidió perdón y hasta prometió ser su lazarillo, Desde entonces, desde que por primera vez se jugó a los escondidos en la tierra: El amor es ciego y la locura siempre lo acompaña. PACIENCIA AMIGO
Madre mía, qué hermosura de relato de anónimo!
Quizás, quizás quizás ya dejaba entrever este estado reflexivo-ansioso de silenciosoledadpaciencia…
Estoy contigo, Jesús, en que para afrontar bien la soledad lo más importante es llevarse bien con uno mismo; luego, todo lo demás.
Dicen que todo eso se educa, y la verdad es que el paso de los años nos hace más sólidos en estas lides. Pero ¿sabéis? yo me quedo con la locura que acompaña a todo esto!
Again, madre mía, qué hermosura de relato!
Por cierto, ya tenemos tema para la próxima entrega: «El rencor».
Y como subtítulo: «Arrieritos somos».
Anónimo, este cuento me suena jajaja. Me lo contaron una bonita noche estrellada a orillas del Niger.
Sileencio-soledad y ahora rencor?
Definitivamente stamos mal, pero que muuuuuy mal. Vamos, fatal (my opinion).
Ya sabes Jesús que, al menos yo, mujer de pocas palabras, en estado… nfin, en mi estado, espero ansiosa los nuevos capítulos de tu psique.
Bicos
(bicos, ya sabéis son besos en gallego; nai es madre. Esto me recuerda a que para los gallegos «because the night» de El Boss, siempre será «besos de madre).
Rebicos again
Paciencia y Barajar. Se decía cuando llevabas varias manos sin que te entrara ni una J.
El resultado? ni ganabas ni perdías. Eso si, te aburrias…
aaaahhhh!
acabo de ejercitar mi paciencia (sic) y he terminado un asunto que llevaba semanas pendiente!!!
gracias Jesús por la inspiración (supongo que habrá sido eso)
Mi mente, lejos de relajarse, ha encontrado hueco para más: acabo de bronquear a un amigo (también se lo merecía, supongo???), he roto una copa, ahhhhhhhh!
Tengo necesidad de meterme en un cuadro que estoy viendo. Necesidad imperiosa… allá voy.
Es una puerta, ya os contaré…
Paciencia????
y silencio
Hoy han dicho en la radio que una persona espera como mucho 20 segundos a que se le abra una página en internet, si tarda más la deja.
Vivimos en un mundo de impacientes, yo soy impaciente para muchas cosas, pero para mi mayor afición, la fotografía de naturaleza, tengo más paciencia que el santo Job.
Aún a riesgo de parecer un royo, os voy a escribir mis sensaciones en un día de mucha paciencia.
Fué la jornada de mayores sensaciones que he tenido en mi vida, y digo sensaciones, si.
Primero el oido, después de más de tres horas de espera en el más absoluto silencio, escondidos entre ramas y redes de camuflaje, se oyen sonidos guturales, sonidos extraños pero a la vez famiiares, es como un cerdo, no, es como un estómago vacio, ese sonido que te envía tu estómago cuando tardas demasiado en darle de comer. Después más sonidos, aleteos,no, aletazos, zummmm, zzzzummmm, zzzuuummmm, las alas de 3 metros de envergadura baten sobre nuestras cabezas, sonidos, sensaciones, olores, olor a podrido, olor a muerte, ruidos guturales, aleteos, más olores, y, ahí está, un buitre se ha posado en la copa de un pequeño pino que hay enfrente, a la derecha. Está vgilante, como asegurándose de que eso no es una trampa. Confirmando que hay comida.
Y así, en unos segunos empiezan a bajar a cientos, se pelean, baten las alas, huelen mal, a muerte, a vida, ahí están, a menos de 10 metros de nosotros, las sensaciones indescriptibles, impresionantes, ahora también la vista.
Oido, olfato, vista, el corazón a 200, el dedo no puede parar, ráfagas de fotografías, la cámara se atasca, busy dice la cámara, no, sigue, sigue dice el dedo, la mente no reacciona, son tantas sensaciones!!, oido, oflato, vista, emoción, tengo ganas de llorar, de reir, de gritar, no, no puedo, tengo que seguir sintiendo, tengo que seguir fotografiándo.
Mi subconsciente sabe que tengo que calmarme, que no voy a sacar ni una buena foto si no me calmo, pero son muchas sensaciones, demasiadas incluso para mi mente, soy calculadora pero a la vez sentimental, una lágrima se me escapa, la mayor sonrisa se me escapa. Gracias.
El dedo sigue a lo suyo, es como si no formara parte del cuerpo, no deja de moverse.
Paro, intento concentrarme y mi cerebro por fin reacciona, para el dedo, para la sonrisa, para la lágrima y por fin empiezo a hacer fotografías con la cabeza, ……, todos han comido y nuestro espíritu también, ¿queda alguno? ¿Podemos salir? impresionane, a sido impresionante, será dificil volver a tener tantas sensaciones juntas.
Esto fué fruto de la paciencia…..
Silencio, Soledad, Paciencia… esto parece la Semana Santa.
Un abrazo,
Rigoletto
Paciencia para las «tareas» que cada uno tiene en su espíritu. Paciencia, sin resignación, paciencia. A cada uno nos habrá evocado nuestras ¿frustraciones? ¿ideales? ¿deseos? más intensos. A cada uno los suyos, muy suyos, y muchos de ellos muy coincidentes, seguro (aún sin saberlo).
Ánimo para este fin de semana que se presenta lindo, lindo.
Bicos
Bicos
Ah!
hoy, 11S, paciencia para soportar la barbarie. Como muchas veces, cosas así me hacen dimitir de la especie humana.
Paciencia (y un poquito de lucidez para entender todo esto, que yo no lo he logrado aún a mi tierna edad, cagoendiez!)
No sabéis la alegría que me da leer estos comentarios largos, densos, distintos. Dentro de un rato lo leeréis en la Entrada sobre el Rencor, pero esta especie de strip tease cibernético, siempre que sea acompañado por el de otras personas que estais al lado, dee continuar.
Una vez lo dije: ¡YO PIENSO ESCRIBIENDO!
Y gracias al desafío y el reto que suponen estas Entradas, vamos conociéndonos todos un poquito más.
Reflexiones, historias, recuerdos, sensaciones… sí. Ahora entiendo para qué sirve esto de los Blogs.
¡¡¡¡Gracias!!!!!
«Señor, dame paciencia… ¡pero dámela ya!»
Recibido a través de SMS
LLevo finde de paciencia infinita conmigo misma… tengo que terminar un asunto para el martes y me disperso con facilidad, aunque avanzo… lentamente, pero avanzo… Paciencia, pero YA (yo tmb me apunto!)
Jajajaja. En mi caso, anda que no está tardando… ánimo!!!
Lo prometido es deuda, así que allá voy.
Yo soy básicamente una impaciente paciente. Las cosas que temo que se me escapen me hacen perder la paciencia, me gustaría beberme el momento en un segundo y tirarme años deglutiéndolo; las que resultan ser cosas triviales o más cotidianas no me importa esperarlas. Por eso he llegado a la conclusión, en mi caso, que la impaciencia es proporcional al anhelo que te cause algo, cuanto mayor es el deseo mayor es la impaciencia, o dicho de otro modo, si tengo miedo a que se me escape la vida por no propociar algo con rapidez me pongo impaciente y hasta que no sale no vivo en mi. Todo eso, claro está, cuando algo se sale de mi muy valorada rutina. Espero que se me entienda, que como dice mi madre, soy más rara que un perro verde.
Anda que no te entiendo… a las mil maravillas. Porque ¿y si eso que nos importa se nos escapa por culpa de haber sido pacientes y confiados en exceso?
Lo que nos importa de verdad queremos disfrutarlo cuanto antes, experimentarlo y gozarlo desde el primer momento porque… ¿y si?…
Pero, la otra parte es… ¿y si con la impaciencia lo malogramos?
Por lo menos no nos quedará ese regusto amargo de no haber hecho todo lo posible, ¿ No crees?
Cierto, pero si era algo que realmente nos importaba y lo perdemos… magro consuelo es, Kaperusita.
En esos casos confío siempre en mi antena, esa que me avisa que por mucho que lo desee tengo que esperar, pero la impaciencia se siente igual. Tenerla no quiere decir usarla y eso es lo que pretendía decir con el post inicial.
O sea que te conoces bien y sabes cuándo apretar y cuándo apretar el freno. ¡Qué envidia! Yo todavía ando aprendiendo, aunque creo que estoy en el buen camino.
En ello andamos Jesús, pero queda muy claro que estos post sirven para algunas veces darnos cuenta de qué pensamos y como reaccionamos, de todas formas yo soy cambiante y si algo veo que es más adecuado o me satisface más, no dudo en hacerlo mio:-)
De eso se trata, de aprovechar estos ratos para pensar y reflexionar un poquito, de aprender a vernos a nosotros mismos como somos y, sobre todo, cómo seremos ser.
Y después, lógicamente, cada momento, cada circunstancia son distintos. Pero bien está que echemos estos ratos!
Nada que añadir Jesús, creo que se nota que me gusta todo ésto.
Alguien q me diga quien dijo que la paciencia era la madre de todas las virtudes para hoy porfa saludos b uenos comen tarios ehhh
la pasiencia es la ciencia de la paz.
soy un poco inpaciente como haga para lograr tener paciencia