Hace 20 años…

«El mismo día en que se me otorgaba este galardón me encontraba postrado a las puertas de la muerte». Estas fueron las primeras palabras pronunciadas por Francisco Ayala en el paraninfo de la Universidad de Alcalá la Real donde, el 23 de abril de 1992, en un acto solemne, recibía de manos del Rey el diploma y la medalla que le distinguen como ganador del Premio Cervantes. Le acompañaban tres escritores anteriormente galardonados, Antonio Buero Vallejo, Gonzalo Torrente Ballester y Augusto Roa Bastos. Ayala, que comenzó su discurso agradeciendo la «inyección de vida» que había supuesto recibir el premio, se presentó como un «rendido admirador de Cervantes» y sostuvo que el idioma es «la única patria del escritor». A su discurso contestó el Rey que Ayala es «un intelectual que opina» y añadió que los pensadores como él «gozan el privilegio y sufren la responsabilidad de indicarnos cual es el camino más oportuno».

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