Aquel iba a ser el año del fútbol y fue el año de la decepción. La Selección perdió en octavos y ni siquiera la mascota nos hacía gracia, aunque hay que reconocer que con el paso del tiempo nos hemos reconciliado con «Naranjito». Esa cara redonda con sonrisa de carrillo a carrillo trajo suerte a Italia que ganó la final por tres goles a uno frente a Alemania. Tampoco llegaron los esperados «turistas del mundial», aquellos que iban a llenar los hoteles y dejar una millonada en divisas. A Granada llegó al Hotel Carmen un autobús con chinos, mexicanos y chilenos, pero pocos más se vieron por aquí. Lo único «naranja» que recaudó algunas pesetas fue la furgoneta que utilizaba la Policía Municipal para llevarse al depósito las motos que circulaban sin tubo de escape, que se pasó el verano poniendo multas. Pocos extranjeros, pero vino Henry Kissinger, ex secretario de Estado de los Estados Unidos, que cuentan que se divirtió en la peña de la Platería y Farah Diva, reina del papel «couche».

Como venía siendo habitual, la Costa Tropical se convirtió en el destino preferido de los granadinos. No era extraño que el padre de familia se quedara en la ciudad y bajara al apartamento los fines de semana. Y mientras los chicos practicaban «wind surfing», la ciudad se llenaba de «rodríguez» y de jóvenes que solían coincidir en el Machaco, el Bimbela o el Enguix. Ese verano cerró el Mesón de la Plaza de Gamboa. Era muy populares sus menús baratos y su tortilla del Sacromonte, que decían que había probado Jorge Negrete o Henri Fonda (que, por cierto, murió aquel verano). Otro veterano de la época era la Sabanilla, entre Zacatín y Reyes Católicos. Sus toneles y columnas de hierro esperaban a los clientes que pedían vino de la Costa y sangría. También estaba el bar Granados, que era muy popular entre los pintores y periodistas.
Cuando el verano tocaba a su fin, el Gobierno Civil autorizó la práctica del nudismo en las playas de Cantarriján y La Joya, elegidas por la limpieza de sus aguas, porque estaban lejos de la carretera y porque tenían varios obstáculos naturales que impedían la vista desde el exterior. Nalgas al sol protegidas con Nivea o Coopertone.

Ambiente en una piscina de la Carretera de la Sierra. Julio Pedregosa 9 de agosto de 1982
Ambiente en una piscina de la Carretera de la Sierra. Julio Pedregosa 9 de agosto de 1982

¿Qué estarían escuchando en sus ‘walkman’ estos chicos en la piscina? Compruébalo haciendo click en la foto

 

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