Mes: octubre 2013

¡¿Nos invaden los marines?!

El 27 de octubre de 1983, precisamente el día en que se informaba sobre la supresión de la Capitanía General de Granada, que, por cierto, fue un trauma para la ciudad, no solo porque se eliminaba la más antigua de las Capitanías españolas (la fundaron los Reyes Católicos tras la conquista) si no también porque pasaba a integrarse en la II Región Militar con sede en Sevilla, lo que se consideró un nuevo agravio histórico para esta ciudad que sentía este órgano como uno de los cuatro pilares de su historia, junto al Arzobispado, Universidad y la Chancillería. Bueno, vuelvo a la anécdota que me ha traído hasta aquí… Aquel día nos invadieron los marines norteamericanos. Eso, según la televisión soviética, que cuando informaba a sus telespectadores de la invasión de la isla caribeña de Granada, apareció en pantalla un mapa de España en el que estaba señalada en un círculo la provincia. Nuestra Granada fue, por unos minutos, tierra invadida por el ejército yanqui. ¡El primer día sin Capitanía y nos invaden! Chascarrillo hubo para rato…

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Por cierto, unos días más tarde se realizó un acto de protesta en el Paseo del Salón en contra de la invasión norteamericana de la isla, que contó con la presencia de Carlos Cano, el escritor Marcos Ana y Celia Guevara, la hermana del Che, entre otros. En la protesta se declaró persona non grata al embajador norteamericano en España y nuestra ciudad se hermanó simbólicamente con su homónima caribeña.

Cuando Lou Reed sonrió en la casa de Lorca

El cantante norteamericano Lou Reed durante el concierto que ofreció en  el Palacio de Congresos de Granada para presentar su disco 'NYC Man: The collection'. 8 de juli de 2003 Ramón L. Pérez/Archivo de IDEAL

 

El cantante norteamericano Lou Reed ha muerto a la edad de 71 años. Yo no fui una de las afortunadas en disfrutar de aquel concierto que ofreció en la Huerta de San Vicente, pero seguro que fue inolvidable. Aquella noche del 1 de octubre de 1998, Lou Reed se emocionó y emocionó a los trescientos afortunados que le escucharon. Preocupado por el limitado número de espectadores de tan especial auditorio, el músico se ofreció a dar un concierto más al día siguiente abierto a todo el que le quisiera escuchar, pero su equipo lo descartó pues suponía un gasto extra. Esta fue la crónica que publicó IDEAL el día del concierto. Cuentan que le vieron sonreir y que el músico demostró su interés de empaparse del espíritu lorquiano. 

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En el año 2003, Lou volvió, esta vez al palacio de Congresos, para presentar su último álbum ‘NYC Man: The collection’.

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El último tramo del embovedado del Darro

 

Acera del Darro a principios de 1936. Torres Molina/Archivo de IDEAL
Acera del Darro a principios de 1936. Torres Molina/Archivo de IDEAL

En el mes de octubre del año 1933, el Ayuntamiento estudiaba el proyecto más adecuado para finalizar la obra del Embovedado en el último tramo que quedaba al descubierto, el comprendido entre el Puente de Castañeda y el río Genil. Mucho se escribió sobre la conveniencia o no de la construcción de la cubierta del Darro. Las opiniones a favor y en contra, salpicaban las páginas de los periódicos desde aquel lejano 1854, cuando comenzaron las obras de la cubierta del río. En otoño del 33, una vez que el Ayuntamiento dio luz verde a la última fase de la obra, IDEAL publicó un artículo que hoy, 80 años después, llama la atención de cualquier curioso del tema: lo firmaba E. Mendoza y recordaba las discusiones que se vivieron en la ciudad con motivo de las obras del Embovedado. Se detenía en las opiniones contrarias a la cubierta que ya se comentaban en los años 80 del siglo XIX, cuando se trabajaba en el tramo entre el Puente del Carbón y la Plaza Nueva. La crítica más importante hacía referencia a que el Ayuntamiento debía de tener en cuenta que la calle Méndez Núñez (así se llamaba al tramo desde Plaza Nueva a la del Carmen) se convertiría algún día en una arteria con mucho tráfico, «y que ningún embovedado, por resistente que fuera, aguantaría años y lustros, la trepidación constante a que había de sometérsele […] Al sentir sobre el adoquinado el ruido trepidar de los tranvías, autobuses, motobombas, camiones, carros de carga y demás vehículos que, durante las horas del día y de la noche, desmoronan poco a poco y grano a grano, por el interior de la obra, la trabazón del ladrillo». Por otro lado, no había que olvidar la terrible avenida ocurrida en mayo de 1886, que arrancó más de veinte metros de bóveda y que, de milagro, no ocasionó víctimas, aunque sí importantes daños: «el peligro de la repetición de ese trágico suceso –continuaba Mendoza– puede asegurarse que no se ha tenido en consideración. Más tarde o más temprano se repetirá» (palabras proféticas, recuerden que casi veinte años después el Darro reventó en Puerta Real).
Ya lo decía la canción:

Ha prometido el río Dauro
el reunirse con el Genil
y llevarle de regalo
Plaza Nueva y Zacatín

 

Trabajos de cubrimiento del río Darro en el año 1936. Torres Molina/Archivo de IDEAL
Trabajos de cubrimiento del río Darro en el año 1936. Torres Molina/Archivo de IDEAL

Eso sí, a favor de la obra estaba la acuciante necesidad de cubrir aquel foco insalubre en el que se había convertido el cauce del río. También se habló de desviar su caudal, pero es otra historia… Casi treinta años duró la primera fase de la construcción de la bóveda. En 1884 llegaba hasta el Puente de Castañeda. El primer tramo cubierto fue el comprendido entre la Plaza del Carmen y Puerta Real. Más tarde, se erigió el trecho entre Plaza Nueva y Sierpe Alta y finalmente hasta la plaza del Carmen. Pero Granada quedó con su mejor plaza mal rematada, la calle Reyes Católicos sin su firmeza y los vecinos expuestos a enfermedades por las emanaciones pestilentes del río que quedaban sin cubrir. El embovedado entre Puerta Real y el Puente de Castañeda se realizó en 1866 y finalmente entre julio del 36 y el 38, el tramo de la Acera del Darro hasta el Humilladero, que se inauguró una vez terminada la guerra.

La nieve cubre las obras de remodelación del entorno de Puerta Real en enero de 1941. Torres Molina/Archivo de IDEAL
La nieve cubre las obras de remodelación del entorno de Puerta Real en enero de 1941. Torres Molina/Archivo de IDEAL

Historias de una plaza

Los trabajos de pavimentación del entorno de la plaza Isabel la Católica avanzaban a buen ritmo. Así lo publicó IDEAL el 1 de noviembre de 63, hace ahora 50 años.  Había comenzado la pavimentación de la calzada y, como se aprecia en la imagen, estaba muy adelantada la reinstalación del monumento.

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Poco después, este era el aspecto de la zona…

Torres Molina/Archivo de IDEAL
Torres Molina/Archivo de IDEAL
Febrero de 1964 Torres Molina/Archivo de IDEAL
Febrero de 1964 Torres Molina/Archivo de IDEAL

 

Recuerdos de Manolo Escobar en Granada

El 1 de abril de 1982 el cine Aliatar acogía el estreno de la película ‘Todo es posible en Granada’. Allí acudió su protagonista, Manolo Escobar, que unas horas antes recibía a los periodistas en el gran balcón del hotel Alhambra Palace que había servido de plató en el rodaje de esta película. Manolo reconoció a la prensa que vive de la canción, pero que su auténtica afición era la pintura y que sentía predilección por los granadinos José Guerrero, Manuel Ángeles Ortiz, López Mezquita o Manuel Rivera.

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Al llegar al cine, una aglomeración extraordinaria de público recibió al cantante que firmó autógrafos en el hall de la sala. Reconoció haber rodado la película porque «Granada es una de las ciudades más importantes cinematográficamente por su historia, su arte y sus paisajes». El actor siempre había demostrado su predilección por la ciudad. En 1973, el redactor de IDEAL Antonio Ramos le hizo una íntima entrevista en la que el cantante se dejó fotografiar en un camerino con vistas al Darro mientras se preparaba para salir al escenario del Paseo de los Tristes en un concierto de las fiestas del Corpus. Ofreció un amplio recital con toda la antología de su repertorio, muchas canciones conocidas y populares y atendió a las peticiones de algunos espectadores que no le dejaban bajar del escenario. ‘Manolo I de España y V de Alemani’a, le llamaba el compañero Ramos, porque ‘su carro’, ‘su cortijo’ y demás arreos camperos sonaban en las casas de todo el país y en los transistores y tocadiscos de los que emigraron. «¿Hasta cuánto?», le preguntó el periodista, «Maurice Chevalier murió con más de ochenta años, y cantando. Picasso la noche antes de morir estuvo pintanto. Quisiera llegar a esos extremos»

Manolo Escobar se prepara para el concierto que ofreció en el Paseo de los Tristes. Julio de 1988. Alfredo Aguilar
Manolo Escobar se prepara para el concierto que ofreció en Motril. Julio de 1988. Alfredo Aguilar

 

En Motril, en el 88, subió al escenario en medio de un gentío que le aclamaba y protegido por varios policías. Parecía inmortal «será porque soy gitano y llevo sangre de reyes en la palma de mi mano» dijo al redactor de IDEAL Juan Jesús Hernández mientras cantaba a su público hombres y mujeres que suspiraban por él hacía más de veinte años cuando le veían en los cines de verano, junto a Conchita Velasco mientras tarareaban en la cocina «Qué viva España» o «Tres Amores».

 

En un concierto en Loja. Agosto de 1991. González Molero/IDEAL
En un concierto en Loja. Agosto de 1991. González Molero/IDEAL

El «futuro» ferrocarril Granada-Motril

En 1886, la Cámara de Comercio reivindicó por primera vez la construcción de una línea de ferrocarril entre Motril y Granada. El dato está recogido en el catálogo de la exposición «Tiempo de Tranvías», una muestra que organizó CajaGranada en 2004. Desde aquel lejano día del siglo XIX, hasta la actualidad (Zarrías volvió a hablar del tema en 2006 e incluso en 2012 el Ministerio de Fomento lo incluyó en sus previsiones), se ha escrito mucho. Un ejemplo es el de aquel 21 de octubre de 1948, día en que IDEAL dedicó su portada al proyecto considerado «definitivo». El recorrido presentado contaba con ochenta kilómetros de vía férrea y trece estaciones, Granada, Gabia, Alhendín, Padul, Cozvíjar, Murchas, Melegís, Lanjarón, Órgiva, Rules, Vélez Benaudalla, Salobreña, Motril y puerto de Motril. El trazado contaba con cuarenta y cinco túneles y más de veinticinco puentes y viaductos.

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El Bueno, el Feo y el Malo

El guionista de «La muerte tenía un precio»

El compositor de «La muerte tenía un precio»

Los actores de «La muerte tenía un precio»

y el magistral director de «La muerte tenía un precio»… Así anunció el Palacio del cine el estreno de «El bueno, el feo y el malo»

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Una chica en la I Vuelta Aérea a Andalucía

A mediados de octubre de 1953 el Aero Club de Granada recibió a los participantes de la I Vuelta Aérea a Andalucía, una prueba de regularidad en la que participaban veintisiete avionetas de Sevilla, Granada, Málaga y otros clubs aéreos de España y Marruecos. Llegaban procedentes de Córdoba, en una etapa liderada por un piloto granadino de apellido Serrano. Entre los participantes se encontraba una chica que pilotaba con aspiraciones de ganar la prueba. Aquella joven era la riojana Pilar Lebrero, que reconocería años más tarde en una entrevista que lo más complicado de aquella competición fue pilotar tras las copas de manzanilla con las que eran agasajados los pilotos. En los años cincuenta fue la mujer con más horas de vuelo y la única que había pilotado un «Bucker».

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Chicos con ‘Braslip’

Permítanme una confidencia. Cuando era pequeña, mi madre llamaba algo así como «brahlis» a los calzoncillos de mis hermanos. Ahora, y gracias a este anuncio de 1958, se a qué se refería…

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«Diamante Negro» toma la alternativa

Tras 51 años, la plaza de toros de Granada volvía a acoger el «doctorado» de un torero. El protagonista fue el venezolano Luis Sánchez Olivares, más conocido por «Diamante Negro». Eligió Granada porque aquí había triunfado como novillero en los festejos del 12 de octubre de 1947 y en el Corpus de aquel año. Su debut, de manos de Paco Muñoz y con Manolo González como testigo, fue triunfal. Se convirtió en el segundo matador de toros de Venezuela con alternativa en España y la suya fue la primera que tenía como escenario el coso granadino desde que en 1897 lo hiciera «Guerrerito». «Diamante Negro» encandiló a los aficionados con su estilo juvenil, ágil y simpático y se convirtió en un héroe. No podía pasear por Granada sin que la gente de abalanzara sobre él, le pidiera un autógrafo o, simplemente, le tocara.

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