Categoría: Local

El trabajo basura de los carteros

Hablamos del año 1947. Los trabajadores de Correos se dividían en dos categorías, los carteros urbanos y los peatones. En Granada había 58 carteros y 233 peatones. Los carteros hacían una oposición para acceder a su trabajo por el que cobraban unas cuatro mil pesetas anuales. Su principal queja era que el Estado no les reconocía ninguno de los beneficios de los que se aprovechaban el resto de empleados públicos ya que el servicio de Correos contaba con sus propios ingresos. Trabajaban los siete días de la semana, fiestas incluidas, y su jornada se prolongaba desde primera hora de la mañana hasta, en algunas ocasiones, bien entrada la noche. Los peatones lo tenían peor. Su sueldo no llegaba a las 800 pesetas  al año y su trabajo les ocupaba el día completo. Esperaban la valija con cartas, giros, certificados… y tras recogerla en la estafeta, emprendían su recorrido para entregarla en caseríos y poblados. Al mismo tiempo, retiraban de esos lugares la correspondencia y la depositaban a su vez en la oficina de Correos. Hacían recorridos diarios de hasta 48 kilómetros y los permisos por enfermedad eran a sus expensas. IDEAL aseguraba el problema del país no era de salarios, sino  de la carestía en el precio de los productos pero, en casos como el de estos trabajadores, por lo imprescindible que era su tarea, si se necesitaba un cambio.

Misterioso asesinato en Píñar

Dos inexpertos malhechores que se asustan en presencia de su víctima; una criada tan sorda que no oyó ni vio nada; el hijo con discapacidad intelectual que, aunque vio a los asesinos, su testimonio no fue aceptado; un albañil que en el momento en el que se oyó el disparo estaba durmiendo junto al lugar del crimen, pero que aseguró a la Policía no haberse enterado de nada; un marido, en principio sospechoso, y su esposa, Matilde Huertas Ruiz, muerta de un disparo en la cabeza. Son los protagonistas del intrigante suceso que tuvo lugar la noche del 22 de mayo de 1957 en el cortijo «La Cañada» de Píñar, tan complicado de resolver, que el policía granadino Miguel de Guisado Ladrón de Guevara necesitó la colaboración de los inspectores de la B.I.C de Madrid José Hurtado Martínez y Miguel Núñez Ferrer. El crimen se resolvió la noche del 6 de noviembre de ese mismo año, con la detención de Epifanio Castillo Escalona y Francisco Pinel Molina, ambos de Cogollos Vega, como los autores del asesinato. La pista principal fue la aparición, junto a un árbol cercano a la casa, de un billete de tren y trozos de papel de una carta destruida que, una vez pegados con papel celofán, desvelaron el nombre de uno de los acusados. El primero, de la familia de «Los Castillicos», era hermano de varios guerrilleros que habían pertenecido a la partida de «Olla Fría». El segundo, Pinel, había trabajado como peón en la casa que asaltaron. Su plan pretendía conseguir dinero fácil secuestrando a Emilio Martínez Jerez, dueño de una finca de Píñar. La noche del suceso entraron en la vivienda con la cara cubierta con pañuelos doblados en pico, encañonaron al dueño e intentaron llevárselo. Sus gritos sobresaltaron a la esposa que, lejos de amedrentarse, se enfrentó a los asaltantes. Uno de ellos, según la crónica de IDEAL, se asustó y disparó a la mujer que cayó muerta con la frente destrozada. A pesar de que la casa estaba llena de gente, nadie vio ni oyó nada. Tras un interrogatorio en el que, según la policía, confesaron el crimen, los dos detenidos ingresaron en la prisión provincial. Un tribunal los condenó a veinte años de cárcel por homicidio , seis por tentativa de detención ilegal y el pago de 200.000 pesetas al marido de la víctima.

Suharto visita Granada

El presidente de Indonesia, Suharto, se despidió de España, donde había pasado varios días en una visita oficial, con una breve estancia de apenas un día en Granada. Fue el 9 de octubre de 1982. El presidente, que permaneció en el poder de su país desde 1967 hasta 1998, llegó al aeropuerto granadino en un DC-10 ocupado por las 125 personas que componían su séquito. Les acompañaban varias autoridades españolas entre quienes se encontraba la ministra de Cultura Soledad Becerril. Suharto llegó, almorzó en el Parador de San Francisco invitado por el Gobierno Civil (una comida cocinada con aceite de maíz, a la costumbre indonesia), fue agasajado con un ánfora alpujarreña con decoración en plata y una mantilla española, regalo para su esposa que le acompañaba en el viaje , visitó la Alhambra al atardecer y volvió al hotel para la cena. Andrés Cárdenas fue el encargado de cubrir para IDEAL la breve estancia del presidente en la capital así que no se le escaparon algunas curiosidades, como que dos traductores cubrían al gobernante (uno para interpretar del indonesio al inglés y otro del inglés al castellano) y que, durante la cena, el hotel le regaló una espada, una metedura de pata, ya que en Indonesia parece que trae mala suerte regalar cualquier objeto punzante, así  que hubo que avisar a Suharto del regalo para que ‘rompiera el maleficio’ ofreciendo una moneda a la persona que le entregó el obsequio. Siguiendo con la superstición de esta manera se trataría de una compra, no de un regalo.

[*] en la foto, junto al delegado de Cultura, Vicente González Barberán, en su visita a la Alhambra

El Estado compra el puente del Cadí

«Desde la Carrera del Darro, á cuyo lado corre este río, se divisa en la orilla opuesta una torre poligonal y en ella el arranque de un suntuoso puente árabe construido con lajas de piedra franca, siendo de notar su angostura, que apenas dejaría paso para dos hombres a la vez». De esta manera Manuel Gómez Moreno comienza la descripción del Puente del Cadí en su «Guía de Granada». Construido en el siglo XI por Alí ben Mohamad ben Tauba, cadí del rey Badis, se desconoce con certeza la fecha y el motivo de su derribo. Sí se sabe que su destino era unir la Alhambra con la ciudad e incluso, en el machón, se distingue «una puertecilla y las ranuras del doble rastrillo» que impedía acceder a la fortaleza por el cauce del río. En 1932, el puente pertenecía a la Sociedad de Tranvías. Entre anuncios del servicio diario de autocares a Sierra Nevada, del salón de te de López Mezquita, en el 38 de la calle Zacatín o el elixir estomacal «Saiz de Carlos»; entre informaciones como la elección de la representación granadina que asistiría al Congreso Socialista de Madrid, el aplazamiento de una excursión turística a Sierra Nevada o el imprescindible «Carnet mundano» ( donde los granadinos se enteraban de las enfermedades de sus paisanos más ilustres, sus fiestas privadas y viajes), un breve, publicado el 25 de septiembre de 1932, informaba de la adquisición por parte del Estado del Puente del Cadí para reconstruirlo y facilitar una subida, la más corta, a la Alhambra. Un mes más tarde, en concreto el 29 de octubre, el periódico se hacía eco de varias disposiciones de Instrucción Pública por las que se libraba la cantidad de 36.000 pesetas con destino a Granada, que se repartirían entre obras de «reparación y exploración» en el citado puente y del Palacio de Dar al Horra, a la reconstrucción de albercas y muros en la Casa del Chapiz (donde ya se había planteado la construcción de una Escuela de Estudios Árabes) y, quizás la más importante, la reconstrucción del Arco de las Orejas (demolido el 3 de septiembre de 1873 y cuyas piedras se conservaban en el Museo Arqueológico), en el secano de la Alhambra. 10.000 pesetas del presupuesto se destinarían exclusivamente para la reparación de esta Puerta de Bibrambla.

Se venden zapatos económicos

El presidente Truman iba a convencer al Congreso de los Estados Unidos de la necesidad de ayudar a la reconstrucción de los países europeos tras la Segunda Guerra Mundial y, de paso, contener el avance del comunismo. Lo había anunciado en un discurso e IDEAL lo destacó en la portada de su edición del 26 de octubre de 1947. El plan Marshall comenzaba a tomar forma, aunque la aislada España de Franco quedaría fuera del reparto, lo que hizo más lenta la recuperación del país tras la Guerra Civil. La falta de materias primas era evidente y los productos escaseaban. Por ejemplo, junto a esta información se anunciaba que una remesa de calzado económico llegaría a Granada. Las dificultades para la importación de cuero y las limitaciones del ganado vacuno español, capaz de producir tan solo unos cuatro millones de kilogramos de piel -frente a los dieciséis que necesitaba la industria para un funcionamiento normal-, habían subido los precios y provocado una importante escasez de calzado. A partir de noviembre llegaría al mercado español una partida de 350.000 pares de zapatos de caballero y 150.000 de niños a un precio entre 65 y 44 pesetas.

La reforma del Paseo del Violón y la Bomba

La ciudad quería recuperar dos de sus parques más queridos que llevaban algún tiempo abandonados. El Violón, cuando no lo ocupaban las casetas y atracciones del recinto ferial, se había convertido en un estacionamiento indiscriminado de autocares. Además la especulación urbanística había llenado de amorfos bloques de pisos la zona agobiándola y ensombreciéndola. En proyecto de urbanización del Violón se invertirían quince millones de pesetas en su primera fase que contemplaba la urbanización de una franja paralela al río Genil de 41 metros de ancho por 300 metros de largo. La futura alameda arrancaría cerca de la ermita de San Sebastián, entre cuatro hileras de árboles que flanquearían un paseo central de pavimento blanco, igual al del Salón, que había sido renovado hacía poco tiempo. También se aprovecharían las columnas del matadero viejo para la construcción de una especie de pérgola.
En una segunda fase, que entonces solo estaba en la mente de Manuel Fernández Márquez, concejal de Obras Públicas que presentó el proyecto en los primeros días de octubre del año 1982, el Violón se agrandaría al recuperar el Paseo de San Sebastián y los terrenos de la Real Sociedad de Tenis.
En cuanto al Paseo de la Bomba, el Ayuntamiento quería convertirlo en un gran parque infantil, de uso exclusivo para peatones y bicicletas. Como las vías del tranvía no se habían tapado, se propuso aprovecharlas para que un tranvía de gasoil (poner en marcha el tendido eléctrico para los troles era costosísimo, se justificó el concejal) recorriera el Salón y la Bomba. En el centro del Paseo se colocarían uno de los viejos vagones, que sería una biblioteca juvenil, y un antiguo coche de bomberos para que jugaran los más pequeños. Otros quince millones se invertirían en esta obra.

Las inundaciones del 62

Los soldados trabajaron con empeño y, en poco tiempo, los alrededores de la Plaza de Toros se convirtieron en un improvisado campamento. Una ciudad de casas de lona, con alumbrado, sanitarios y cocinas comunes atendidas por Cáritas y el Auxilio Social, acogieron a más de cuatrocientas personas que se habían quedado sin casa por el derrumbamiento de sus cuevas debido a las lluvias torrenciales que habían caído sobre Granada a mediados del mes de octubre de 1962. El número de damnificados aumentaba y hubo que construir otro albergue provisional en la Hípica, en el barrio del Zaidín, este último con treinta tiendas de campaña. No hubo que lamentar daños personales, pero la mayoría de las viviendas de la zona del Barranco del Abogado, Camino Bajo del Cementerio y los alrededores de la Alhambra quedaron prácticamente inhabitables. Las brigadas de limpieza trabajaron sin cesar para retirar de las calles el barro acumulado por la tormenta que había cortado la circulación en el Paseo de la Bomba, Salón, Gran Vía y Triunfo. El alcalde Manuel Sola se comprometió entonces a solucionar el problema de las cuevas, que con cada temporal dejaban varias víctimas mortales. En febrero del año siguiente, unas terribles inundaciones se llevaron la vida de varias personas, miles se quedaron sin hogar y se tuvieron que desalojar y demoler más de 7.000 cuevas. En la casería de la Virgencica se construyeron las primeras viviendas prefabricadas para acoger a los damnificados de las tormentas. Más tarde surgiría el Polígono de Cartuja.

José Palanco Romero y los alcaldes de Granada

La dimisión de Jesús Yoldi llevó a José Palanco Romero, concejal de Acción Republicana, a la Alcaldía de la ciudad el 30 de septiembre de 1932, cargo que ocupó durante seis meses, hasta el 28 de marzo de 1933, cuando fue sustituido por Ricardo Corro. Palanco, nacido en Talavera de la Reina, llegó a Granada con 23 años. Fue catedrático de Historia y llegó a vicerrector. Se casó con Lola Burgos, motrileña de una conocida familia aristocrática. Durante su breve mandato y, entre otros acontecimientos, asistió a la conferencia que José Ortega y Gasset pronunció con motivo del cuarto centenario de la Universidad, reanudó el servicio de autobuses entre Málaga y Sierra Nevada y cambió el nombre de varias calles, como Puerta Real, que pasó a llamarse Plaza de la Libertad. El 26 de julio de 1936 lo detuvieron en su casa de Gran Vía. Enloqueció y sus compañeros lo trasladaron al Hospital Real, que entonces era un hospital psiquiátrico. Alguien se enteró y fueron a por él. Murió fusilado contra la tapia del cementerio en el amanecer del 16 de agosto.

Alcaldes de Granada desde 1928

Toma de posesión

Mariano Fernández Sánchez-Puerta…………………. 6 de abril de 1928

Joaquín Ramírez Antrás…………………………………22 de marzo de 1930

Fermín Garrido Quintana………………………………..30 de enero de 1931

Francisco Menoyo Baños………………………………..11 de septiembre de 1931

Jesús Yoldi Bereau………………………………………..27 de abril de 1932

José Polanco Romero…………………………………….30 de septiembre de 1932

Ricardo Corro Moncho………………………………….31 de marzo de 1933

Juan Félix Sanz Blanco………………………………….13 de octubre de 1934

Miguel Vega Rabanillo………………………………….31 de diciembre de 1934

José Navarro Pardo……………………………………..7 de enero de 1936

Luis Fajardo Fernández……………………………….29 de febrero de 1936

Manuel Fernández Montesinos Lustau…………………….10 de julio de 1936

Miguel del Campo Robles………………………………………21 de julio de 1936

Antonio Gallego Burín…………………………………………..2 de febrero de 1938 (*)

Rafael Acosta Inglott…………………………………………….14 de noviembre de 1940

Juan Ossorio Morales………………………………….26 de septiembre de 1951

Manuel Sola Rodríguez Bolívar………………………4 de diciembre de 1953

José Luis Pérez Serrabona Sanz……………………..5 de agosto de 1968

Antonio Morales Souvirón…………………………..2 de enero de 1976

Antonio Camacho García………………………………19 de abril de 1979

Antonio Jara Andreu…………………………………..15 de noviembre de 1979

Jesús Quero……………………………………………….15 de junio de 1991

Gabriel Díaz Berbel……………………………………….17 de junio de 1995

José Moratalla……………………………………………..3 de julio de 1999

José Torres Hurtado…………………………………….14 de junio de 2003

(*) Gallego Burín tuvo dos mandatos. El primero de casi tres años, terminó con su nombramiento como gobernador civil de Granada. A la muerte de Acosta Inglott volvió de nuevo al consistorio

Rober se queda con el bus

Desde hace 50 años, Rober se encarga de la gestión del transporte público en Granada. En un pleno celebrado la tarde del 14 de septiembre de 1962, el Ayuntamiento decidió adjudicar el servicio del transporte urbano de la capital a esta empresa madrileña, la única de las candidatas (de las dos que se presentaron, la otra era Tranvías Eléctricos) que cumplió con todas las condiciones establecidas en las bases del concurso. Rober se comprometía a servir trece líneas para las que utilizaría veinte modernos coches «Pegaso», de setenta plazas de capacidad cada uno, dispuestos a entrar en servicio el día 20 de ese mismo mes, a los que se sumarían diez más a partir del 16 de octubre. Incluso se comprometía a absorber al personal de Tranvías Eléctricos que pudiera resultar afectado con esta concesión. Esta última empresa partía como favorita para la concesión pero, según el periódico de la época, exigía el aumento del precio del billete del 30 al 50% y que el billete más barato pasara a costar de una peseta por trayecto, a una media de 1,30 ptas.

Las primeras líneas en funcionamiento, según el pliego de condiciones que publicaba IDEAL, eran:

Línea número 1: Paseo de la Bomba a La Caleta

Línea número 2: Centro a Cartuja por el Triunfo y calle Real con regreso por Doctor Olóriz

Línea número 3: Puerta Real a Cocheras

Línea número 4:  Centro a barriada de la Virgen de las Angustias y Chana

Línea número 5: Centro a Alhambra y Cementerio por Colcha y Vistillas

Línea número 6: Plaza Nueva a Lancha de Cenes

Línea número 7: Centro a Zaidín, pasando por el Callejón del Ángel

Línea número 8: Centro a Camino de Ronda por Embovedado, Reyes Católicos, Gran Vía, San Juan de Dios, Gran Capitán, Melchor Almagro, Camino de Ronda, Recogidas, Embovedado

Línea número 9: Centro a Albayzín. Esta línea tenía dos recorridos distintos que se realizaban alternativamente: Centro, Reyes Católicos, Plaza Nueva, Carrera del Darro, Cuesta del Chapiz y regreso por la Carretera de Murcia y Centro por Gran Vía, Carretera de Murcia, calle Pagés, Cuesta del Chapiz y centro.

Línea número 10: Final de San Antón a Triunfo por el Puente de Castañeda, Embovedado, Recogidas, Puentezuelas, Gran Capitán, San Juan de Dios

Línea número 11: Final de Recogidas a estación de RENFE por Gran Vía

Línea número 12: Cervantes a Triunfo

Línea número 13: Circunvalación. Desde Cocheras , Camino de Ronda, carretera de Motril, Puente del Genil, Carrera de la Virgen, Embovedado, Puerta Real, Reyes Católicos, Gran Vía, Triunfo, Calvo Sotelo, Caleta a Cocheras.

En este pleno la corporación municipal aprobó también la compra, por 490.000 pesetas, de parte de la dehesa de Dílar, desde la Laguna de las Yeguas hasta el Veleta, con el fin de completar la superficie y altitud óptimas para la construcción de la estación deportiva de Sierra Nevada.

 

Se autoriza la práctica del naturismo en Granada

Cuando el verano del 82 tocaba su fin, el Gobierno Civil de Granada remitía al Ayuntamiento de Almuñécar una nota mediante la cual autorizaba a la playa de Cantarriján la práctica del naturismo. Unida a la de la Joya, que había conseguido el permiso unos días antes, ya eran dos las playas dedicadas al nudismo en el litoral granadino. La idea fue de la Asociación Naturista de Andalucía quien vio en Cantarriján, por la limpieza de sus aguas, por estar lejos de la carretera y por tener varios obstáculos naturales que impedían la vista desde el exterior, la playa idónea para esta práctica. En España el nudismo se reguló mediante una orden ministerial en 1978 y, un año después, se presentó en Estepona Costa Natura, el primer complejo turístico dedicado al naturismo en nuestro país.