Tras 51 años, la plaza de toros de Granada volvía a acoger el «doctorado» de un torero. El protagonista fue el venezolano Luis Sánchez Olivares, más conocido por «Diamante Negro». Eligió Granada porque aquí había triunfado como novillero en los festejos del 12 de octubre de 1947 y en el Corpus de aquel año. Su debut, de manos de Paco Muñoz y con Manolo González como testigo, fue triunfal. Se convirtió en el segundo matador de toros de Venezuela con alternativa en España y la suya fue la primera que tenía como escenario el coso granadino desde que en 1897 lo hiciera «Guerrerito». «Diamante Negro» encandiló a los aficionados con su estilo juvenil, ágil y simpático y se convirtió en un héroe. No podía pasear por Granada sin que la gente de abalanzara sobre él, le pidiera un autógrafo o, simplemente, le tocara.

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