De salas de cine, a discotecas. Ese ha sido el destino de muchos de los locales de exhibición de la ciudad desde que se habla de crisis en la industria del cine. Pasó con el Príncipe, ha pasado con el multicines Neptuno, con el Aliatar, y pasó con el Cine Granada, protagonista de la efeméride que hoy ocupa esta sección.
Hace ahora treinta años, los propietarios de los pubs ‘Taifas’ y ‘Marylin’ se asociaron para remodelar y llevar la gestión del viejo cine de la calle Cárcel Baja. Adaptaron su uso a sala de fiestas, siguiendo el estilo de las macrodiscotecas tipo ‘Pacha’ de Madrid, o ‘La Paloma’ de Barcelona, que era lo que estaba más a la última en los primeros años de la década de los ochenta. La intención de los promotores con la reforma del edificio era devolver al local, que databa de los años 40, los elementos que fueron característicos en su origen y que, con el paso del tiempo, fueron desapareciendo, o estaban deteriorados. De las varias decenas de millones que supuso su remodelación y el equipo técnico de sonido e iluminación que requería la nueva sala, en la información que entonces publicó IDEAL se detalla que más de un millón y medio de pesetas se destinaron a la pintura en pan de oro del interior. En el proyecto que presentaron los futuros gestores, se aseguraba que en la reforma no se tocaría ni fachada, ni la decoración interior. Sí desapareció el patio de butacas que fue sustituído por plataformas de diverso nivel, que descendían a medida que se acercaba al escenario. En ellas se colocaron comodos sillones dorados de ‘skay’ alrededor de mesas. Se respetó la pantalla, y bajo ella, se colocó el escenario y la pista de baile.

Trabajos para desmontar el patio de butacas del cine Granada. Noviembre de 1983. González Molero/Archivo de IDEal
Trabajos para desmontar el patio de butacas del cine Granada. Noviembre de 1983. González Molero/Archivo de IDEal

El Cine Granada, propiedad de los empresarios del Olympia, abrió sus puertas en diciembre de 1945 con el estreno de la película ‘Edison el hombre’ protagonizada por Spencer Tracy. Era un amplio local de 700 butacas y decorado con un gusto exquisito, al estilo de los grandes salones de cine. En la planta superior instalaron un semicírculo de palcos y se invirtió en su construcción tres millones de pesetas. Al estreno acudieron, con invitación, las primeras autoridades granadinas y las señoras fueron obsequiadas con un ramo de flores.

cine Granada_estreno

 

En aquellos años, su competencia era el teatro Cervantes, el Príncipe, el Olympia, el teatro cine Nacional, el Liceo de Granada y el Aliatar Cinema. Ofrecían tres sesiones, entre las cuatro de la tarde y las 10 y media de la noche, aunque un aviso publicado en este periódico recodaba al público que debido a las restricciones de energía eléctrica y a la escasez de carburante, las salas se veían obligadas a suspender algunas sesiones en determinados días de la semana, «por lo que se ruega al público en general que estén atentos a los horarios que se anunciarán diariamente en las carteleras de los respectivos cinematógrafos». En la pantalla del Cine Granada se proyectaron películas como ‘Dumbo’ (1946), ‘Bailando nace el amor’ con Fred Astaire y Rita Hayworth (1947), ‘Yo confieso’ de Montgomery Clift (1954), ‘Espartaco’ en 1961 o ‘Casablanca’ (en 1966). El domingo 6 de noviembre de 1983, el Granada se despedía con el estreno de comedia italiana ‘Culo y camisa’, y unos días más tarde se anunció su reconversión en discoteca.
El 1 de febrero de 1991, volvía a abrir sus puertas como cine en las horas que no se ocupaba como sala de fiestas. El Príncipe se cerró 1987. Poco después lo hizo el Alhambra, y el Granada 10, junto al Aliatar, tomaron el relevo de exhibir en sus pantallas películas de autor. ‘Átame’ de Pedro Almodóvar, fue la cinta programada para su estreno.

Granada_10_atame

Para entonces quedaban en la ciudad el Madrigal, los multicines Centro y el Astoria, que se había recuperado para el cine comercial tras varios dedicado al cine X. El ‘Granada 10’ puso en 2007 su particular ‘The end’. Poco después cerró el Aliatar. Ambos habían sobrevivido al vídeo, a la ferocidad del top manta, al Emule… pero no pudieron con el Kinépolis que llegó en 2004. Muchos lo echamos de menos y eso que la calidad de la imagen y el sonido estaba muy lejos de la perfección del HD o el 3D, o el Dolby ‘nosequé’… Entrar en la sala del Granada 10 y acomodarte en uno de esos dorados sillones despertaba un sentimiento romántico que no se definían con siglas.