En los años ochenta un doloroso quejido bajaba por la Cuesta del Chapiz. La zambra agonizaba y con ella el Sacromonte. La señal de socorro la lanzó Curro Albaicín, que imaginó y creó el espectáculo ‘Recordando el Camino’ para rescatar la zambra más tradicional del olvido. Se estrenó en el Isabel la Católica y giró por otros teatros del país ante un público entregado que conoció bailes inéditos interpretados por bailaores veteranos del barrio. Por primera vez salió de la cueva sacromontana la cachucha, la mosca, las manchegas, la alboreá, el fandango del Albaicín, el tango falseta, la zambra mora… sonidos poco conocidos fuera del barrio pero que inspiraron a Falla o Ángel Barrios. La gente, acostumbrada al baile individual, por soleá, por seguiriyas o por alegrías, se quedaba de piedra ante un baile de doce mujeres . Aquellas mujeres (la menor de setenta años, menos La Coneja y La Mona, que tenían cuarenta y cinco), encarnaban el espíritu del Sacromonte.

Carlos Saura y Antonio Gades en la zambra de María 'la canastera'. 7 de agosto de 1985
Carlos Saura y Antonio Gades en la zambra de María ‘la canastera’. 7 de agosto de 1985

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