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Un manto para la Patrona

 

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El Colegio Máximo de Cartuja se transformó durante la Guerra Civil en una Academia Militar donde se formaban soldados para ser oficiales. Eran los Alféreces Provisionales y allí se preparó a más de cinco mil hombres (6.021, publicó IDEAL en un artículo del 22 de septiembre de 1940). En el campo de batalla perdieron la vida quinientos treinta y cuatro, y en su recuerdo se confeccionó un manto que luciría la Virgen de las Angustias por primera vez hace ahora setenta y cinco años. Las monjas dominicas bordaron una estrella por cada soldado muerto y, junto a ellas, pequeños lazos con el nombre de los alféreces caídos. La Academia de Granada, el teniente Fidel Dávila y el municipio pagaron las 50.000 pesetas de su coste y el 22 de septiembre de 1940, a hombros de los compañeros de los fallecidos, la Patrona desfiló vestida con el valioso presente. (más…)

Se venden zapatos económicos

El presidente Truman iba a convencer al Congreso de los Estados Unidos de la necesidad de ayudar a la reconstrucción de los países europeos tras la Segunda Guerra Mundial y, de paso, contener el avance del comunismo. Lo había anunciado en un discurso e IDEAL lo destacó en la portada de su edición del 26 de octubre de 1947. El plan Marshall comenzaba a tomar forma, aunque la aislada España de Franco quedaría fuera del reparto, lo que hizo más lenta la recuperación del país tras la Guerra Civil. La falta de materias primas era evidente y los productos escaseaban. Por ejemplo, junto a esta información se anunciaba que una remesa de calzado económico llegaría a Granada. Las dificultades para la importación de cuero y las limitaciones del ganado vacuno español, capaz de producir tan solo unos cuatro millones de kilogramos de piel -frente a los dieciséis que necesitaba la industria para un funcionamiento normal-, habían subido los precios y provocado una importante escasez de calzado. A partir de noviembre llegaría al mercado español una partida de 350.000 pares de zapatos de caballero y 150.000 de niños a un precio entre 65 y 44 pesetas.

Un grupo de amigas en el ferial y las pastorales del arzobispo

Otro regalo para recordar el Corpus de antes. Un grupo de amigas se dirigen al ferial del Paseo del Salón para disfrutar de una tarde de feria. Quizás camino de algún baile en la caseta de la Real Sociedad de Tenis, que era de lo más elitista, o a la del Centro Artístico que se extendía desde la Biblioteca hasta el puente del Genil, o quizás subieran a la verbena de la Asociación de la Prensa… Puede que tan solo se queden paseando por la Gran Vía para ver ‘la salida de los toros’, el desfile de coches de caballos al terminar la corrida del día…   Poco sé de la imagen. En su reverso no encuentro ni una fecha, ni ninguna pista que me permita saber más de estas amigas. Quizás la chica del centro acaba de prometerse, pues enseña orgullosa su anillo de compromiso. Una vez leí en un artículo de Juan Bustos que las novias lucían un coqueto  sombrero… puede que como el que lucen dos de las amigas ¿no les parece?

Al elegir esta foto, he recordado una pastoral del arzobispo Balbino Santos Olivera, publicada en el periódico durante el Corpus de 1952. En ella  recordaba a sus feligreses que en estos días de festejos, hay que divertirse, ¡cómo no! pero no hay que descuidar la moral. «Deben evitarse los espectáculos indecorosos» y «declarar la guerra sin cuartel a la inmoralidad y al impudor», «que no os absorba lo profano, que no se reproduzcan en estos santos días del Corpus y su octava, las comedias lascivas, bailes deshonestos y representaciones profanas».

A la caza de los Clares

En los años de posguerra era muy frecuente leer en las páginas de IDEAL noticias sobre la detención de guerrilleros o de sus enfrentamientos con la Guardia Civil. Los atracos, secuestros y golpes protagonizados por los maquis se sucedían a la vez que la represión policial se hacía cada vez más dura y el número de víctimas, de uno y otro bando, no dejaban de crecer. En marzo de 1947 se publicó la noticia de la muerte de tres maquis en Güéjar Sierra. Eran Ramón Carrasco, José María Pardo y Antonio Montilla, cómplices, según IDEAL, de las partidas de bandoleros de «El Clares» y «El Sevilla», y buscados por su implicación en el asesinato de Coronel de Ingenieros Joaquín Milans del Bosch en enero de 1947 en su finca de Güéjar Sierra. El 13 de julio del mismo año caería otro miembro de la partida de «El Clares», Francisco Almendro García, «Jeromo».
En la provincia fueron varios los grupos de maquis que se echaron al monte, en algunos casos para salvar sus vidas y en otros, para seguir luchando en una guerra que no aceptaban haber perdido. A las historias de Polopero, Ollafría o los hermanos Quero, se suma la de los «Clares». Francisco Ruiz Esteban, en su tesis «La partida guerrillera de Yatero y el movimiento guerrillero antifranquista en la provincia de Granada», recupera, entre otras muchas, la historia de los hermanos, Rafael y Félix Castillo Clares. Rafael, miembro del ejército republicano durante la guerra, formó su partida de guerrilleros en el verano de 1941 en la sierra de Albuñuelas. El 23 de noviembre de 1947 la partida es cercada por la Policía Armada en un escondite en la Lancha de Cenes. En el tiroteo murió Rafael, dos compañeros de guerrilla y tres mujeres, además del teniente Manuel García Espinosa, hijo del decano de la Facultad de Farmacia. Su hermano Félix, de la partida de Polopero, le sustituyó al frente de la banda. Poco después se entregaron a la Guardia Civil y, junto a otros desertores, formaron parte del conocido como «Grupo de Traidores», que delató a varias partidas. «El Clares» y su lugarteniente «Espantanubes» volvieron a la sierra para continuar con su actividad guerrillera y preparar su huida a Francia. Los dos murieron en una emboscada el 2 de noviembre de 1948 en Quéntar.