La llegada de parte de la obra de Federico a Granada ha sido, sin duda, lo más importante para esta provincia este año. Podrá llegar el AVE, el metro será, que lo es, un éxito incontestable, podrán ocurrir cosas positivas para quienes tenemos la suerte de vivir acá. Pero el hecho de que Lorca haya regresado a su ciudad nos otorga un plus que nunca debió faltar a esta tierra. Y esto no es solo porque podamos acceder a sus manuscritos, a sus enseres, a su yo más íntimo. Lo es además porque definitivamente viene a poner las cosas en su sitio. Porque Federico amaba a Granada, y aunque Granada no le dio tiempo para desplegarse en todas sus dimensiones de manera total ahora lo acoge, o debe acogerlo, como una figura más allá de lo literario. Él descansa a través de su obra, y pone a esta ciudad y a su resplandor cultural en un universo que siempre debió ocupar. Ahora solo falta que quienes la dirigen, que aquellos que viven para servirla, que quienes cobran por ser sus representantes, estén a la altura. Es preciso que se haga piña en torno a esta casa, que es la casa de Federico, y por ende de todos los granadinos y granadinas. Basta ya de buscar hacer mala política a costa de lo que sea, de intentar sacar un trozo de protagonismo de nuevo a costa de Lorca. Si alguien tiene algo que denunciar que se presente en los tribunales con las evidencias de su queja, y allí que deposite y deje en manos de la justicia cuanto tenga que decir. Pero no podemos seguir tirando por el barro cualquier circunstancia positiva que surja en esta tierra, tirando además aquello que nos ha venido dado, porque esta provincia tiene dos estrellas que lucen por el mundo, y a partir de ahora hemos de conseguir que esta tercera tome el lugar que le corresponde. Sin embargo, la mediocridad de algunos de nuestros dirigentes no se frena ante nada, y cualquier mercachifle de tres al cuarto es capaz de colocarse ante una cámara para denunciar según ha oído, siempre que beneficie su estrategia personal o la de su partido. Lorca fue muerto en Granada, pero ahora ha vuelto, y no se debe permitir que algunos lo conviertan en moneda de cambio una vez más. El respeto a nuestra cultura debe ser una de las bases de nuestro futuro, y aquellos que no estén por esa labor deben ser apartados de manera inmisericorde por sus partidos. Es cierto que Granada debe ser algo más que Lorca, pero Lorca debe ser el centro cultural de Granada, y como tal ha de ser protegido por toda la ciudadanía, sin mirar hacia ningún lado. Allá donde reposen sus restos solo es el sostén físico de un cuerpo, cuya mente dio la luz precisa para que todos nos sintamos honrados y prestigiados con su resplandor. Lo demás solo es humo, y si alguien encuentra la llama, que la muestre.