LAS PRISAS DE GRIÑÁN

Tiene prisa y se le observa de lejos, en el corte y confección de su apresurada marcha, ‘sine die’, empujando a Rubalcaba para que siga su ejemplo y se decida de una vez por todas. Vamos, que está como el corre caminos deseando dejar limpia la era.
Pero, Rubalcaba, me da la impresión de que quiere salir del partido con los honores de hombre de estado que, por el bien patrio, ha mantenido al partido con integridad llegando, incluso a pactos con el adversario, pese al rechinar de dientes de algunos críticos. Pero es evidente que le importa un bledo el calendario express.
Los hay nerviosos pero a Griñán se le nota ‘cantidubi’ la impaciencia, el solivianto. Y esa elección in pectore de Susana, disfrazada de primeriza ha derruido el argumento de que yo fui elegido con el dedo y ahora, yo, más demócrata convoco elecciones con el dedo pero mirar hacia donde señala mi dedo. Aquí sobran dedos.
Y ahora surge el planazo. Algunos no logran entender la presencia de Luis Planas, consejero de Agricultura en el actual gobierno autónomo y dicen que es amigo personal del presidente. Los amigos, con razón o sin ella, siempre están para un apuro.
A Planas, desde el socialismo culto y moderado, se le valora adecuadamente por su capacidad y trayectoria política, pero genera fundadas sospechas de que pueda ser un elemento de conciliación, más que un aspirante que fomente confrontaciones positivas con la realidad actual por la que atraviesa la organización política y sobre todo por el estado de caos, cosas y casos en Andalucía. Eso se verá próximamente.
No es la primera, ni será la última, que se postula para la renovación el alcalde granadino de Jun y no de ‘Yun’, –como una locutora catalana, sospecho, ha dicho por la radio–, José Antonio Rodríguez, el alcalde tuitero. Pero es que hacen falta avales y el bueno de José Antonio, probablemente, se quede a unos metros de la meta exigida.
Griñán está como la abuela de las fabes asturianas, que quiere quitar las latas de en medio cuanto antes por si los comensales se dan cuenta.
No parece que Rubalcaba esté –pendiente de otros temas nacionales preferentes– con ganas de hacer la maleta y marcharse a Oropesa del Mar con la familia.
En cualquier caso, el verano precipita todo y no sabemos si de aquí a final de mes surgirán nuevos nombres que, sin dedo, simplemente con prestigio y curriculum quieran liderar el socialismo andaluz en los próximos años.
Pero a mí lo que me trae de cabeza son las prisas de Griñán. Vamos que nos vamos, parece decir. «Day prisa, day prisa», gritaba la pícara anciana asturianita mientras escondía las latas.