Jesús Valenzuela, concejal capitalino en la época del querido alcalde Pepe Moratalla, llegó a controlar, dado su poder político para el sostenimiento del gobierno municipal tripartito ?cuya gestión fue un auténtico desastre?, tres concejalías: cultura, turismo y deportes.
Valenzuela era uno y trino dirigiendo tres áreas de reconocido peso. Durante su periodo como edil se granjeó, como todo político, sus fobias y filias y se singularizó, pese a su profesión de enfermería, por su afición al mundo gastronómico popular.
Jesús, tremendamente afable y campechano, pasará a la historia local no solo por su lealtad al andalucismo, fagocitado por el partido socialista, sino por sus potajes, por sus cazuelas populares, por sus chotos condimentados al estilo campero y a punto de cuchara y tenedor.
Oficiaba con peroles que bullían en hornillas y parrillas con calorías ‘abutanadas’ en plazas y calles de barrios cuyos vecinos vivían, principalmente, del ladrillo y del hormigón. Derrotado por la ciudadanía granadina el tripartito y con importantes desavenencias, de Valenzuela, con la dirección de su partido, el poderoso y versátil edil se refugió en los fogones con sus especiales tapas.
Como hormigas acudíamos sus amigos a disfrutar de unas suculentas viandas en la rotonda del Palacio de Congresos. Pero aquello fue una experiencia religiosa de condumios y amistades que no llenaron la mochila de gusanillos de poderío político que añoraba el también exalcalde de Alquife otrora.
La política es adictiva para algunos. Y Jesús amenaza con volver a la política activa como candidato a la alcaldía de Guadix. Digo amenaza porque, para sus adversarios, es inquietante que adelante su anuncio antes de que el resto de candidatos de otras formaciones políticas se encomienden a San Torcuato para lograr el sillón y el bastón de poder de la Accitania que fundó Octavio Augusto.
La amenaza de la olla mitin puede ser peligrosísima y Valenzuela prepara ya el menaje y los menús para ir por la vía pública con su caravana gastronómica y tratar, con la jactancia populista, de engordar la intención de voto máxime cuando ya no se mueve la hormigonera, aunque éste año ha funcionado la máquina mezcladora en la provincia con bastante éxito para elaborar migas de sémola, al cuarto de hora, saciando estómagos festeros.
Es valiente Jesús Valenzuela, humilde y acomodaticio. Lo mismo le reconforta el dominio de Alquife, la capitalidad triangular o Guadix, tierra de gran historia y nobleza.
Que amenaza alimentaria, la del candidato del Partido Andalucista, más alarmante.