Mentiras e indignación

Sigo, ya les comenté, con el agua de Carabaña intentando purificarme y tratando de cicatrizar las heridas del 1-0, fecha de fatal desencuentro que ha dejado una ‘estelada’ de mentiras ignominiosas y una enorme indignación entre la mayoría de los españoles.

En el bochornoso espectáculo trágico cómico del pasado domingo, los independentistas catalanes se pusieron de acuerdo para gritar la sedición, en tumultuosas y variopintas algaradas, en las que participaron activa y pasivamente párvulos y ancianos, padres desnaturalizados, mossos de escuadra cruzados de brazos, curas en pleno sacramento eucarístico, bomberos sin agua en la manguera, ‘madame manos tijeras’, con «cinco dedos rotos, cinco», políticos de baja estofa, ilusos adolescentes, tractoristas sin campo, equívocos periodistas, farsantes cómicos, intelectuales mamones, jugadores llorones y enjambre de perros y flautas que actuaron, como la fiel infantería, en la primera línea de la revuelta.

Había que conseguir sangre e incluso algún muerto. El muerto no se ha se ha conseguido en el campo de batalla, pero sangre, lo que se dice sangre farsante, de tomate en lata caducada, circulaba por las agencias y llegaba a las rotativas y a las embajadas. Nivel Farage y otros francotiradores políticos, muchos ellos desde la ‘bruselosis’ que deberían estar informados debidamente si fuesen honestos, no tardaron en manifestarse en la equidistancia de los que suelen utilizar, por viejo que sea, el papel de fumar. «Respeto a las constituciones de los paí- ses pero sin violencia», precisaron. Qué lectura simplista, falsa, errónea, y parcial. Porque la ‘violencia’ aludía no a los violadores de la ley sino injustamente, directamente, a los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado que cumplían con lo legislado. Váyanse a ser puñetas nefastos observadores.

Es insoportable y ‘jartible’ la inserta mirada maliciosa a España de algunos políticos que tratan de adulterar nuestra Constitución. Es pura hipocresía de la que se valen algunos dirigentes para tapar sus propios problemas. La única violencia que se ha generado en España el pasado domingo no ha venido de la actuación policial, la han instrumentalizado ellos, lo saben y nosotros también, que no han respetado la Ley. Quien diga lo contrario está mintiendo y ocultando, por tanto, la verdad.

Me importan tres higas las declaraciones externas. Lo que yo y muchos vimos el domingo desde dentro de esta piel de toro al que le están creciendo los cuernos por días, fue deleznable y extremadamente surrealista orquestado por un loco de atar, que ahora pide interlocución y mediadores. Podría intentarlo en algún centro de mediación y arbitraje.

Junto a la mentira hay que reconocer que existe mucha indignación. Es una indignación frustrante que nos gustaría que se pudiera superar cuanto antes. Lo mismo que es incomprensible la actuación ‘diletante’ de ese malabarista de la palabra, Pedro Sánchez, que hoy está con el gobierno como salvapatrias y al día siguiente pide diálogo con el delincuente Puigdemont, porque en realidad a lo que aspira es a presidir un gobierno con el apoyo de Podemos, los nacionalistas y algún incauto. Y es que las segundas partes nunca fueron buenas. Genio y figura hasta la sepultura. Por lo oído y leído esta semana de gente seria del PSOE, ya hay voluntarios para organizarle unas segundas exequias, con la dignidad que corresponde a tan versátil y confuso dirigente.

Tampoco, por el momento, se entiende la laxitud del presidente señor Rajoy, que haciendo honor a su territorio natalicio no se sabe si sube o baja las escaleras en la defensa de los principios democráticos constitucionales, sobre todo después del discurso del jefe del Estado, S.M. el Rey, los tirones de orejas del colegaje y el clamor popular que demanda la aplicación urgente de medidas acordes con el permanente desafío soberanista y/o como ha planteado el expresidente Aznar la convocatoria de elecciones generales.

En este faldón literario, los domingos recojo la opinión propia y la ajena. A veces son coincidentes y otras no, como los pimientos de Padrón. Pero es muy generalizado el cabreo patrio por el choteo de los autárquicos catalanes. Yo sigo con mi agua de Carabaña, porque queda mucho por depurar. Por más que llore Piqué, no habrá prórroga ni en los entrenamientos. Estoy seguro que este partido lo gana España. Es que Rajoy es más hermético que un mejillón y necesita consultar el oráculo, antes del hervor, para abrirse.