No te tomarás los canelones, Carlos

Sánchez Ferlosio, el niño de la guerra –noventa años nos contemplan– ha dicho esta semana, entre otras cosas interesantes, que los catalanes –sospecho que se refería a los catalanes independentistas– eran un coñazo. Aunque yo lo había escrito antes con toda ingenuidad, en este modesto epílogo de las páginas de opinión de IDEAL, la conclusión de Sánchez Ferlosio que ya anda con zapatillas de paño y batín de lana, pero con vital inteligencia, tiene mayor contundencia y autoridad que lo que uno piense o escriba naturalmente.El juez Llarena acaba de tender un puente de plata al anular la euroorden de detención del ‘presidente de la república catalana, en el exilio’, Carlos Puigdemont, con argumentos jurídicos pero también con astucia. El prófugo ciudadano celebrará, al parecer, las navidades con mejillones diminutos y champán francés; no se presume, por ahora, que disfrute por Sant Esteve los canelones elaborados con las sobras de la comida de Navidad en su ‘estado’.

Al margen del resultado de las elecciones autonómicas en las que, gracias a la Europa unida, el delincuente político sigue haciendo campaña a favor del independentismo bajo la tutela de la legislación belga y la tecnología del plasma. El ciudadano, Carlos no podrá volver, si lo desea, a Cataluña, o sea, a España porque aunque intente pasar la frontera como el ‘calvo de la Lotería’ la policía lo llevará, con todos los honores que corresponden a tan alto ‘dignatario’, a presencia de su señoría el juez que lo espera con la paciencia legal vigente. Lo de Puigdemont es un constante mearse en las cortinas de nuestro estado de derecho con la complacencia de sus más allegados, que continúan jugando ilegalmente en un baile de disfraces sorteando al ‘155 con la puntita nada más’, so pretexto de unas elecciones.

Parece lógico, aunque tardío, que el gobierno de España, a través de su ministro de Justicia, Rafael Catalá, como se había anunciado, trasladara al Consejo de Ministros de Justicia y Asuntos de Interior que se revise el sistema de órdenes europeas unificándolas, pero la cuestión no debe contar con el consenso general de los países miembros porque el ruego, finalmente, no se ha producido.

Mientras tanto, en Cataluña, huyen capitales y empresas y cae el turismo. Se ha registrado el peor dato de paro en ocho años y por segundo mes el crecimiento de desempleo es mayor que en el resto de España, lo que está aumentando la desconfianza ante la posibilidad de que se repita una mayoría secesionista en un próximo futuro. El líder de Ciudadanos, que según los sondeos de opinión podría conseguir muy buenos resultados el 21D, ha dado el primer paso responsable y sensato invitando a los partidos constitucionalistas –especialmente al PSOE que se muestra en la campaña equívoco, remiso y dubitativo– a constituir un frente común, después de los comicios, para evitar un nuevo ejecutivo catalán para reeditar el desastre del ‘proces’, que según la vicepresidenta Sáenz de Santamaría «está kaput» y yo opino que se encuentra, como los reptiles, en periodo de letargo.

En Bruselas, el ‘puente’ se ha llenado de peregrinos manifestantes, llegados de la raigambre separatista que han acusado al poder político español de franquista. Los necios emancipados, virtuosamente, se van acercando a la verdad.