A veces uno piensa, ante tanta turbulencia y tanto desastre, que lo mejor es marcharse a una isla desierta y aislarse de la realidad. Marlon Brando, después del rodaje de la película «Rebelión a bordo», se compró en 1976, una isla en el atolón de Tetiaroa, en Tahití. Tom Hanks estuvo a punto de adquirir la isla en la que rodó su película «Náufrago», pero no hubo dólares para ello. Fichare Branson es el dueño de Mosquito Islandia. Leonardo Di Caprio disfruta de una en Belice, como Johnny Depp («Piratas del Caribe»), que la tiene en las Bahamas. Pero también hay quienes renuncian a la isla y a sus muertos. Athina Onassis ha vendido Scorpios, donde está enterrada su familia, a una millonaria rusa. Continuar leyendo →