Monasterio de La Rábida

EL verano es viaje y es aventura. Países y gentes desconocidas. Costumbres ajenas, miradas extrañas, lugares ocultos que hay que descubrir. Aquí y ahora es donde entonces aparece el misterio. Y como nos enseñó Umberto Eco, nada mejor que un buen misterio en un monasterio.

Con los que ocultan, los que esconden, los que engañan, los que mienten, los que esquivan, los que pecan. Hay sitio para cada uno de los protagonistas y para hacernos un hueco entre ellos escogiendo el papel preferido: héroe o villano, píncipe o princesa, salvador o destructor.

Escribo desde el Monasterio de La Rábida, en Huelva, Ruta origen de América. Un lugar fantástico para la ensoñación y para el delirio, para darse cuenta que el mayor de los misterios del monasterio rima con ministerio, desde donde hoy a España, en vez de descubrir, se oculta.

¿Cuál es tu misterio? Cuéntanoslo.

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.-El proyecto ‘Un verano, 50 posts’ se publicará en este blog del diario Ideal, Cableados
.-La etiqueta propuesta en Twitter es #50posts

El verano es la metáfora de la vida.

Ayúdame a recoger en 50 posts, uno al día, que son los que me quedan para pillarme mis vacaciones, medio centenar de ideas, de aromas, de sensaciones, de libros, de tebeos, de canciones, de novelas, de películas, de resta urantes, de ciudades, de personajes que sirvan, entre todos, para documentar un verano pluscuamperfecto.

.-Nº1: El verano son besos
Empezamos con un beso.
Pero qué beso. Mándame tu beso favorito en forma de canción, frase, foto o vídeo y te lo publico.

.-Nº2: El verano es sal y azúcar

.-Nº3: El verano es aquel concierto de tu vida

.-Nº4: El verano es depertarse tarde

.-Nº5: El verano es un novelón

.-Nº6: El verano es un superpoder

.-Nº7: El verano es un lugar imposible

.-Nº8: El verano es un Frigopíe

.-Nº9: El verano es piel

15 comentarios en El verano es un misterio

  1. Hablando de misterios y de verano… imposible no evocar la colección de Enid Blayton de Misterios. No sé cómo llegaron esos libros a la biblioteca de Mayarí, el pueblo vecino al mío, donde trabajaba mi tía. Cada domingo de verano nos traía uno. Me divertían aquellas historias de una pandilla de niños (Los cinco) intentando desentrañar, al margen de los mayores, misterios como el de la casa deshabitada, el ladrón invisible o el del extraño hatillo.

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