Se llama Juana. Vive en Iznalloz. Pasa frío. Hace un par de semanas fui a su casa para contar su historia en Ideal y explicar qué está sucediendo en ese pueblo granadino con el suministro eléctrico, que se corta prácticamente todos los días cuando se pone el sol, la gente vuelve a sus hogares y enchufan los aparatos eléctricos. Este artículo ha sido más de 55.000 veces compartido en Facebook. Lo han leído decenas de miles de personas. Estoy contento. Y lo estoy por dos motivos. Primero porque me consta que este reportaje ha servido para algo y segundo porque los lectores siguen valorando un tipo de periodismo que a mí, personalmente, me llena como profesional.
Endesa dice que los problemas en Iznalloz, en el Norte de Granada y en varios municipios del Área Metropolitana se deben a las sobrecargas que provocan los enganches ilegales, especialmente los que surten de luz a las plantaciones de marihuana. El tema es preocupante. El año pasado la compañía desmanteló el doble de acometidas irregulares que en 2015. Los vecinos de Iznalloz dicen que no. Que todo se solucionaría con más inversión y que los argumentos de Endesa son una cortina de humo para no gastarse el dinero.
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