«Hemos tenido demasiados políticos que piensan como los promotores»

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Por Quico Chirino. Periodista de Ideal. Entrevista publicada el pasado domingo día 21 de marzo

Reproducción del periódico Ideal.
Reproducción del periódico Ideal.

Tres prestigiosos arquitectos granadinos debaten para IDEAL sobre el modelo de ciudad

Comparten que el futuro del Albaicín y de la Vega serán claves y recelan del proyecto del Parque del Milenio

Nada más reencontrarse en el patio del Colegio de Arquitectos empiezan a recordar aquellos días a finales de los ochenta, cuando se oponían a la construcción de la Circunvalación tal y como hoy se conoce. Compartían una idea diferente, que pasaba por una especie de bulevar. Pedro Salmerón y Miguel Valle estaban en primera fila. Ramón Fernández Alonso -más joven- todavía hoy sigue convencido de que las cosas se podrían haber hecho mejor. Los tres son arquitectos de prestigio. Pedro Salmerón ha destacado -entre otras muchas cosas- por trabajos de restauración en la Alhambra y en la Catedral. Miguel Valle, concejal de Urbanismo en la etapa de Gabriel Díaz Berbel, es en la actualidad gerente de la Fundación Albaicín. Ramón Fernández Alonso está detrás del proyecto de recuperación del Cuarto Real y ha ganado numerosos concursos de ideas dentro y fuera de España. Hablan de la ciudad. De lo que es y lo que podría ser en un futuro.

-Antes de plantear un modelo de ciudad, hagamos una radiografía rápida: ¿Cómo estamos?

-Pedro Salmerón: Granada no tiene definido un modelo de ciudad, ni siquiera se podría decir que es una ciudad turística. Se ha definido por un modelo extensivo. En Copenhage se planta la mano con los dedos abiertos y se ve cómo las zonas verdes estaban entrando hasta el corazón de la ciudad y se han mantenido. En Granada se ha cerrado todo ese perímetro. Se tiene que plantear una estrategia con respecto a la movilidad. Las ciudades del XX tenían cosas interesantes pero se cambió un modelo de transporte eficiente por el «llego con el coche donde me da la gana».

-Ramón Fernández Alonso: Adolecemos de un modelo de ciudad. Un modelo es un proyecto de ciudad, viene derivado de la política, de la gestión. Hasta ahora hemos estado regulados por una inercia pero la ciudad contemporánea se tiene que mover por otros derroteros. Hay que buscar ese proyecto de ciudad que parta de lo que los ciudadanos queramos darnos a nosotros mismos. Lo que falla es que la ciudad la plantea un grupo reducido de personas, la clase política. A veces con buena intención pero a espaldas de la sociedad. Granada ha apostado siempre por su crecimiento Norte-Sur. Lo hizo desde principio de siglo con la Gran Vía, con el plan del 51, con el Camino de Ronda, con la Circunvalación… y nos hemos olvidado de la sección transversal, Este-Oeste, que es la que marca la relación de la ciudad pública.

-Miguel Valle: La ciudad que tenemos es la que viene de un planeamiento (PGOU). Los autores de ese plan son los que han hecho la ciudad de hoy. Los instrumentos, desde mi punto de vista, no son los adecuados. No hay un modelo de ciudad sino que es una consecuencia del PGOU que nace del equipo de gobierno, de las alegaciones… y fruto de esas tensiones surge una ciudad, que no es «ad hoc», sino «consecuencia de». Estamos en un momento en el que habría que buscar otros mecanismos que permitan reconducir el modelo. La potenciación del turismo es clave, hay que hacer de una vez una ciudad turística. A Granada le falta mucho para estructurarse como una ciudad turística.

-¿El error está en los planes o en la gestión posterior que hacen los políticos?

-M. V.: Hay un defecto en las mecánicas administrativas: es muy difícil arreglar un coche con un destornillador. Yo he vivido la redacción de un plan general y ni siquiera lo monta el equipo redactor. En el que yo cogí en el Ayuntamiento había un modelo de ciudad. Ese elemento se distorsiona porque hay unas alegaciones, porque lo coge otro equipo de gobierno, porque lo transforma a su manera? Es muy difícil elaborar un modelo de ciudad con tantas interferencias.

-P. S.: Pero no lo hay porque no se hacen las cosas correctamente. El fallo está en el nacimiento del plan, ahí es cuando se producen las presiones de los promotores, que son muy fuertes. Esta ciudad crece de una determinada manera porque interesa que crezca así. Hemos tenido demasiados políticos que piensan como los promotores. Un proyecto de ciudad nace de un debate intenso. ¿Dónde están los debates? Y estamos hablando de planes que se someten a información pública pero, ¿cuántas cosas se arreglan después? ¿Cuántos planes se convierten en algo peor de lo que eran porque aquellas cosas más positivas duelen y son cambiadas? Si llegamos a un plan que más o menos tiene algunas puntas brillantes no sé por qué vamos contra ellas. La ciudad todavía tiene algunos puntos sobre los que puede anclarse el futuro pero tiene que tragarse más de uno alguna espada.

-¿Cómo tiene que ser ese modelo de futuro?

-P. S.: Situaría un problema de partida: qué hace Granada en lo ecológico. Las ciudades que plantean una buena estrategia sobre lo verde tienen futuro. Pese a lo que hemos destruido hay unas posibilidades importantes. ¿Qué hacemos con los fondos paisajísticos que son la base del Albaicín, el Sacromonte y la Alhambra? Acabaremos con los fondos del eje Darro-Genil, que están amenazados por el cierre del anillo de una manera bochornosa. Además está la Vega, un tema que siempre sale y donde todo el mundo esconde la cabeza. Si Granada quiere defender un modelo tiene que respetar el fondo, la relación más lejana con Sierra Nevada y ese mar que tiene delante que es la Vega.

-R. F. A.: Cuando una persona se hace una casa tiene un proyecto y Granada adolece de ese proyecto. El destinatario tiene que ser el ciudadano. Las ciudades deben crecer de una manera pausada, pensada. La mesura es buena. Granada siempre ha tenido una relación de cooperación con la Vega y eso está desestructurado. La Circunvalación ha creado una serie de vacíos urbanos en su perímetro que son de difícil cohesión. En los años ochenta, cuando se estaba acometiendo aquí la Circunvalación, en Barcelona se estaba soterrando. Llegamos tarde. Se establece una inmediatez y la política de aplicación llega cuando el escenario está cambiado.

-¿Cómo organizarían esa relación con el paisaje que plantea Pedro?

-M. V.: Estamos en un momento de crisis que va a cambiar los parámetros de crecimiento de la ciudad. Eso es malo pero para las ciudades puede ser un buen momento de reflexión porque no vamos a contar con esa presión que el sector inmobiliario ejerce en un planeamiento. Granada tiene un gran patrimonio desde su fundación, que es su ubicación. El futuro de Granada está en reconducir estos valores que les son propios.

-R. F. A.: Tenemos un parque periurbano, la Vega en el Este y hacia el Oeste… todo lo que sea trabajar en esa sección es importante. Además está el eje de Fuente Nueva, que va haciendo una sutura de oficios pertenecientes a la docencia. Otro podría ser el eje de la cultura, que entronca la Vega por el eje de Recogidas y Reyes Católicos hacia el Albaicín. Y otro eje en la ribera del río, muy interesante desde el punto de vista de la cultura, entendida no sólo en los edificios, como el Teatro de la Ópera o el Parque de las Ciencias, sino desde la perspectiva del ocio.

-Pongan sobre la mesa ideas concretas para el Albaicín…

-P. S.: El Albaicín tiene problemas de accesibilidad. Hay muchos aspectos de desmembramiento porque el barrio creció con respecto al original cuando el primer plan Albaicín, el de Juan López Jaén, se metió en un cajón. Hubo una extensión por las lomas inmediatas en los sitios que aquel plan había previsto como zonas de reserva. En 1975 mi estudio colaboró con ese plan y sé las mentiras que se dijeron en la fase de información pública, cuando los rastreadores de propiedades y especuladores estaban diciéndole a los vecinos cosas inciertas. Ese plan se metió en un cajón y al día siguiente de acabar la suspensión de licencias estaban entrando en el Ayuntamiento los proyectos de los Cármenes de Rolando, las murallas, etcétera. Hoy todo aquello es Albaicín y no está bien cosido. Segundo, hay que insistir en la rehabilitación. Otro, introducir ciertos usos. Hay un problema escondido, que se sabe que está pero que no se quiere sacar a la palestra: el Albaicín es un asentamiento de una cultura distinta relacionada con el Islam y forma un apartado dentro del propio barrio. Si cada zona de la ciudad asume la identidad de la gente que la habita empiezas a tener núcleos aislados. Lo bueno es que se mezclen personas de distintas procedencia, usos y niveles económicos. Por eso funciona bien el Realejo.

-R. F. A.: El problema principal es tomar el Albaicín como referente paisajístico, es un error. Tiene que tener uso urbano. En qué se diferencia del Realejo, en que en el Realejo hay pulso urbano, hay instituciones, uso público. Y el Albaicín se fundamenta sobre el tema residencial y el espacio público queda muy relegado. El fundamento es no trabajar de manera encorsetada en barrios que tienen especificidad de vivienda. Nos encontramos con que la vivienda no hace ciudad, faltan elementos que planteen un encuentro ciudadano.

-M. V.: Es el momento de recomponer su personalidad del siglo XXI. Tiene una evolución y en cada época ha sido cómodo. Los usos reflejan la sociedad del momento. A mitad del siglo XX se va la población porque no vive cómoda. La falta de accesibilidad es el tema clave y hay que plantearlo con valentía. El Albaicín permanecerá en el tiempo si es accesible. En el siglo XVI o XVII había cabalgadura y los pavimentos estaban adaptados para eso. Vivir en el Albaicín era cómodo y la nobleza castellana se asienta en el eje del Darro. Hoy en día es dificultoso acceder. Para que recupere población, que es síntoma de salud, hay que hacerlo cómodo. No podemos pretender que haya anacoretas metidos en el Albaicín, hay que abrirlo a la gente. Un turista puede pasearse durante cuatro horas y no entrar ni en una iglesia ni en una casa morisca. Te encuentras grupos despistados, que no saben a dónde ir, el Albaicín es un laberinto. Sólo hay un plano muy modesto, que se edita en la Fundación.

-R. F. A.: Si potencias la accesibilidad quizás nos encontremos un escenario distinto, con otra cosa que no es el Albaicín.

-M. V.: Tampoco el Albaicín del XVI es el del XIV.

-R. F. A.: En el Albaicín lo que falla es el plan, está claro.

-M. V.: Fallan las políticas?

-R. F. A.: En definitiva, el documento.

-M. V.: El que hay ahora mismo es válido, el de López Jaén era mejor, desde mi punto de vista. No pasa nada si cambian determinados usos, que se incorporen otros nuevos, que llegue nueva población.

-P. S.: Granada no se solucionará si no se le busca al Albaicín una salida. Que tiene que haber un plan especial es indudable. Pero ese plan tiene que llevar un acompañamiento. Hay que definir una serie de políticas complementarias que son las que darían éxito, empezando por la dualidad accesibilidad y rehabilitación. Si eso lo mantienes durante un par de décadas daría resultado. Porque haya una accesibilidad mejor no tiene que ser menos Albaicín. Cambiará, pero merecerá la pena porque será un barrio más habitado. Cuando dice Ramón que la vivienda no hace ciudad es una falacia, si no tienes residencia no tienes ciudad. Lo mismo que no he entendido por qué dice que el Albaicín no es un referente paisajístico. El paisaje está en interacción con la gente que vive allí y eso en el Albaicín es importante. Difícilmente el Albaicín se tematizará sólo como objeto turístico, salvo que vayamos a muy mal siempre tendrá gente viviendo allí. Le pediría a Ramón que me explicara por qué una ciudad donde la residencia es importante es menos ciudad. Que le falta uso público al Albaicín estoy de acuerdo.

-R. F. A.: Me refería a que no tiene uso urbano. La ciudad es también el espacio de participación público y eso difícilmente se puede elaborar en una ciudad dormitorio. La residencia por sí misma no es un motor de ciudad, tendrías una isla residencial, algo suburbial.

-P. S.: Yo creo que sí. Si funciona la residencia, pero si es aislada? Yo creo que no conocemos bien el Albaicín.

-R. S.: Es fundamental que haya buena accesibilidad en el interior. En Vitoria, el casco urbano está muy bien resuelto y eso hace que se viva en el barrio mucho mejor y no se plantee un retroceso. La solución del Albaicín no es conectarlo mejor con Granada. No incidiría ahí, sino en crear ciudad donde sólo hay dormitorio.

-¿Qué hacemos con la Vega y qué os parece el Parque del Milenio?

-M. V.: En general, en el término municipal de Granada hay un cierto respeto y cierto entendimiento. Hay pueblos con un desarrollo desaforado con incrementos del 200%. En lo que respecta al Parque del Milenio es un proyecto concreto que conozco por los periódicos, no conozco ni un plano. Enfocar ese parque ahora en plan italiano, con un modelo que no sé de dónde lo habrán sacado, es una frivolidad espantosa, es un invento de alguna persona. ¿Qué se va a hacer? ¿Expropiar todo eso y hacer un parque temático? No lo veo.

-R. F. A.: Granada se asoma a la Vega como una ciudad costera. Ha sido una constante y una referencia para pasar de la urbe a la comarca de manera amable. Con la Circunvalación eso se cambia. La entrada a Granada pasa a ser Norte-Sur y nos encontramos a la ciudad desde una perspectiva distinta. La relación cotidiana del ciudadano con respecto a ese jardín también ha cambiado. Hay que darle una solución, que no perdamos la Vega, que es lo que está pasando. Se debe consensuar una política porque acoge a muchos municipios. Debe haber un proyecto claro. No sé si la mejor fórmula es un parque o algo más ambicioso.

-P. S.: La ciudad no debe perder esa dimensión metropolitana, lo que ha fallado es el proyecto. Si Granada no ha crecido más es porque los demás pueblos han crecido hasta formar una conurbación que dentro de poco estará en medio millón de habitantes. Los grandes equipamientos, sobre todo comerciales, han hecho una implantación abusiva. Se puede ver con más tranquilidad un proyecto como el Parque Tecnológico de la Salud, porque establece una visión no especulativa, pero hay que recordar que una parte de ese terreno se cogió por el Ayuntamiento y se convirtió en vivienda. Si le sumas lo de Armilla autorizando ese pedazo de bicho… apaga y vámonos. Le tenemos que dar la solución a la Vega completa no basta con que se compren unas miles de hectáreas. Es posible definir una idea de la Vega como parque cultural, donde convivan actividades residenciales, comerciales, agrícolas…

-M. V.: Lo más lamentable ha sido el fracaso del POTAUG -el plan que regula cómo crece el Cinturón-. El Área Metropolitana no puede funcionar si no se entiende como un hábitat urbana. Ha faltado un órgano de gestión porque sin una cabeza, sin un punto de encuentro y de gestión conjunta, el POTAUG ha quedado en nada. Cada municipio ha ido por su lado y no ha habido manera de estructurar una comarca. Ha ido el gran fracaso de todos los políticos, de todos los empresarios.

-R. F. A.: Debería de haber una mesa de trabajo donde la voz cantante la lleve el Ayuntamiento de Granada porque la incidencia fundamental es en la ciudad.

-P. S.: Tendría que haber una autoridad, que no podría ser el alcalde de la capital, quizás una autoridad regional que por un tiempo guiara ese Área Metropolitana. Si unes los temas de la Granada verde, la Granada bien comunicada, que es un proyecto de transporte público de varias décadas, y una Vega que se acondicione de una manera potable, tendremos un proyecto de ciudad. Si vas dejando que cada municipio vaya creciendo como lo ha hecho hasta ahora no tendremos nada de Vega. Sujetar la Vega con una figura de un parque puntual no es adecuado hay que tratarla en su conjunto. También hay que abordar la conexión con la Costa. Cuántas veces se ha hablado de ese tema. Por qué no se le da sentido de proyecto de ciudad y hacemos una conexión con la Costa en condiciones y no siempre esa distancia insalvable y pensando que los motrileños son otra cosa.

-Os planteo un rápido ejercicio. Mirar al pasado y al futuro. ¿Cuál es el mayor despropósito que se ha hecho en Granada y de los proyectos que hay sobre la mesa cuál les parece positivo y cuál negativo?

-P. S.: Muy negativa ha sido la Circunvalación y la forma de crecimiento de la misma. Además, la ciudad no ha entendido la relación paisajística. A la Circunvalación están asociados el famoso centro comercial de Armilla y el cierre del anillo. Entre los proyectos positivos está el del espacio escénico. Como gran proyecto que debemos apoyar más de lo que apoyamos es la conexión de la Costa. Junto al proyecto del metro ligero, que debe ser un punto de partida. Un proyecto de futuro sería conectar con Motril, lo tenemos más cerca que el Este, mira que conectar con Valencia es importante, pero Motril lo tenemos más cerca.

-R. F. A.: En la Circunvalación se hizo una autopista en el sitio menos adecuado, además se tendría que haber adoptado un tipo de vía más amable. Tampoco podemos decir que ahora suprimiríamos la Circunvalación porque ha traído muchos beneficios para Granada, uno de los principales es la ubicación adecuada de los equipamientos. La asignatura pendiente es la conectividad. Es positivo el metro, quizás el ferrocarril, pero falla la estructura dentro de la propia provincia. Lo deseable sería tener una red de cercanías.

-M. V.: Como aspecto negativo señalaría el fracaso de la política metropolitana. El propio metro ligero es incompleto, no está analizado y proyectado como Área Metropolitana, sino como un eje. No conozco el trazado completo, se va invirtiendo según se tiene dinero o presiona un ayuntamiento. Como acierto es importantísimo la gestión de la Alhambra, el Patronato se ha gestionado muy bien desde que se constituyó. Gracias al Patronato la Alhambra está donde está.

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