NO ESTAMOS LOCOS

«La Ciudad Comprometida»

Aquello que cantaban los Ketama  es lo que  parecía decirme mi madre hace unos meses, todavía con cierto asombro por su parte, cuando me reconocía que cada vez veía a más personas de todas las edades circulando en bici por Granada. Y seguro que no estamos tan locos los que todos los días usamos en Granada este divertido, limpio, económico, saludable  y eficaz medio de transporte.

Seguramente el adjetivo “divertido” sea el más sorprendente para los que no son usuarios de la bici, pero es mi preferido. Que la curiosidad produzca su beneficioso efecto y cada cual descubra por sí mismo lo divertido del asunto, y aunque solo sea por eso, por curiosidad, tome una bicicleta y empiece a ir de un sitio a otro de la ciudad, no digo sin rumbo fijo como lo hacía Nanni Moretti en Vespa circulando por Roma en su deliciosa película “Caro Diario”, pero sí con ese desenfado con el que él lo hacía, descubriendo otra ciudad a una velocidad más lenta. De este modo, por simple curiosidad, descubrirá que ir en bici llevando al cole a los niños, ir en bici a casa de un amigo, ir en bici al trabajo o a la facultad, permite descubrir la ciudad de otro modo insospechado (de forma más lenta que Moretti, seguro), pero se sorprenderá al descubrir que lo hace más rápido que en coche o que en autobús, que aparcará antes y que llegará con mejor humor.

Marcha Ciclista por Granada el domingo 23 de septiembre
Marcha Ciclista por Granada el domingo 23 de septiembre

Que es un medio de transporte amable, o sea, que crea cierto efecto positivo en los que nos observan, a mí me resulta evidente. Esa sensación de amabilidad que produce  la sigo descubriendo en la sonrisa que despierta en los labios de muchos viandantes que nos miran a los ciclistas urbanos con un punto de admiración, sorpresa y hasta con un poco de envidia sana. Ver a alguien como yo, con muchas canas, pedaleando por el bulevar de la Avenida de la Constitución o por Bib-Rambla ya no es tan raro, puede que ya empecemos a ser muchos los que lo hacemos, y que por tanto, lleve razón mi madre en su apreciación.  Pero todavía pueden ser muchos más los que se sumen, dejen aparcados en casa, junto al coche, algunos prejuicios y se suban a la bici, desinhibidos y felices, con su uniforme, con su falda o con su traje y su corbata.

Como estamos celebrando la semana de la Movilidad aprovecho para compartir esta reflexión personal, poco técnica, muy subjetiva, y no dirigida a ninguna administración sino a cualquiera que se sienta interpelado y que quiera sumarse a este creciente número de los no tan locos que nos gusta cambiar las cosas cotidianas con pequeños gestos. Mis deseos para que una ciudad como Granada, de tamaño medio, con una amplia población universitaria y con una superficie más o menos llana (exceptuando las colinas de la Alhambra y el Albaicín, aunque allí también subimos…faltaría más), pero con un área metropolitana, ésta sí, muy llana en la que ya vivimos medio millón de habitantes pueda llegar a alcanzar el mismo éxito que Barcelona o Sevilla en el uso cotidiano de la bici:

1)      Más y mejores kilómetros:  Hay que seguir insistiendo para que construyamos más kilómetros de carril bici no solo en la ciudad sino extendiéndolos en una red metropolitana que (¡ojo! muy importante) no quede interrumpida al llegar a los pueblos o ciudades de la periferia sino que continúe a través de ellos. Cualquier red de carril bici, sea municipal o metropolitana, interrumpida acaba siendo inservible y será una inversión inútil. Voy en bici, con cierta frecuencia, a Santa Fe desde Granada y a pesar de algunas interrupciones, que las hay, tengo comprobado que tardo menos así que usando el transporte público. Pero queda aún pendiente darle continuidad a los tramos que existen ahora, darle seguridad a las travesías urbanas continuando el carril bici dentro de Purchil, de Belicena y de Santa Fe, y creando recorridos que eviten cruces con carreteras.

Un valiente jugándosela por el Camino  Bajo de Huétor entre tráfico denso y al anochecer. Y aquí cabe perfectamente un carril bici, que bien diseñado, comunicaría  Monachil, Cájar, Huétor Vega y Granada.
Un valiente jugándosela por el Camino Bajo de Huétor entre tráfico denso y al anochecer. Y aquí cabe perfectamente un carril bici, que bien diseñado, comunicaría Monachil, Cájar, Huétor Vega y Granada.

            2)      Compartir, pero sin arriesgar: Una vía de tráfico denso no puede ser compatible con el tráfico ciclista porque siempre estaremos en desventaja y seremos expulsados de ella. No hay más que ver la Gran Vía granadina tan bonita y tan insufrible por el ruido y por el humo del tráfico de autobuses más denso de la ciudad. Yo ya he sido expulsado y ahora me acogen otras calles menos “bonitas” pero más seguras y menos ruidosas. Estamos deseando que se inaugure el Camino de Ronda, y que se una por fin el norte y el sur de la ciudad con un carril bici, aunque quepa alguna mejora en su trazado. Éste tendrá carácter sobre todo urbano pero acabará sirviendo de vía metropolitana si se engarza bien con Maracena y Armilla, asunto nada complejo.

Convivencia bici-peatón por calles peatonales del centro de Granada
Convivencia bici-peatón por calles peatonales del centro de Granada

3)      Bicis y ciudad histórica: El centro de la ciudad debe ser cada vez más de la bici y menos del coche. En la ciudad histórica hay que señalizar las calles aptas para que la bici las comparta bien con el peatón, adaptándose a su paso, bien con el coche siendo éste el que se adapte a la bici. En ambos casos acompasando la velocidad de la marcha. Se puede y se debe compartir el espacio público de ciertas calles siempre que prime la educación y el respeto por el tráfico más débil. Circular por las aceras que no sean suficientemente anchas no hace más que crearnos furibundos opositores, y con toda la razón.

4)      Aparcar-Ahorrar: Hay que dotar de aparcamientos de bicicleta a todos los barrios de la ciudad, no se olvide que en el lugar que ocupa un coche caben cinco o seis bicis, en el lugar de una moto casi dos bicis. Se trata de ahorrar espacio. Y hay que aparcar donde se haya habilitado un espacio para ello. Aparcar la bici en cualquier árbol o señal de tráfico tampoco dice nada bueno de los ciclistas. Pidamos más aparcamientos en nuestras facultades, en el cole de nuestros hijos, en nuestras empresas, en los parques, en las plazas, en las calles.  Y hagamos uso de ellos cuando existan.

                

Plaza de los Lobos: aparcamiento para motos y bicis, mal diseñado y por tanto saturado de motos. La bici acaba mal aparcada.
Plaza de los Lobos: aparcamiento para motos y bicis, mal diseñado y por tanto saturado de motos. La bici acaba mal aparcada.

   5)      Negocio sano: Hay que incentivar a empresas de alquiler de bicicletas  para que se instalen en la ciudad y generen esa sana adición que han generado ya Sebici o Bicing en Sevilla y Barcelona. Ya hay quien, en Granada, está haciendo negocio, sanísimo negocio, con las bicis de alquiler para turistas, cada día abren más tiendas de bicis, más talleres en los que hay colas y lista de espera, y nuevos empresarios que resucitan ideas familiares, como ya hemos visto con Rabasa que vuelve a montar bicis, ahora urbanas. Bienvenidos empresarios audaces.

Está muy bien el “día de la bicicleta” (allí estaremos como otros año), es muy divertido para niños y mayores, pero está mejor y puedo garantizar que es igual de divertido hacer que todos los días del año sean “días de bicicleta”.

Y por supuesto todo lo ya sabido y hasta muy manido: es ecológica, económica, eficaz, saludable,…muy sostenible. Pero insisto, es muy divertida y muy recomendable también por el buen humor que genera…ya se sabe: las endorfinas.

Gabriel Fernández Adarve, Arquitecto de GRarquitectos