RECONSTRUYENDO EL QHAPAQ ÑAN

Hoy es un buen día para fijarnos en el Qhapaq Ñan, que en quechua significa Gran Camino Inca, un complejo sistema de caminos prehispánicos y sitios arqueológicos que recorre los países andinos. Hace poco tiempo se conoció internacionalmente gracias a una singular iniciativa de cooperación entre Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador y Perú para conseguir su nominación como patrimonio mundial de la UNESCO.
Y hoy lo traigo a mis pensamientos porque el colectivo peruano “Ciudadanos del Día” acaba de premiar como buenas prácticas públicas las tareas del Mº de Cultura para consolidar el Qhapaq Ñan en este país. Y es que han dado forma a un proyecto donde convergen desde los diplomáticos, autoridades y expertos hasta los pobladores locales, asumiendo las tesis que explora la Dra. Malú Rendón en sus estudios “Reconstruyendo el Qhapaq Ñan en Ecuador y Perú”.
https://www.academia.edu/33848175/Reconstruyendo_el_Qhapaq_%C3%91an_en_Ecuador_y_Per%C3%BA

Machupicchu
Machupicchu

A mí me parece que esta iniciativa es del máximo interés porque enriquece un debate de la máxima actualidad: ¿turismo versus desarrollo? “al incorporar a los pobladores locales como supuestos protagonistas y beneficiarios del desarrollo, a la vez que son convertidos en objetos que conforman el patrimonio… que demandan participar en el proyecto y usar sus recursos” culturales para alcanzar mejores condiciones de vida…

Ya hace dos años reflexioné sobre la maravillosa restauración de uno de los puentes que conformaba esta red, el famoso Q’eswachaka, que permite cruzar el rio Apurimac, a unos 3.700 m.s.n.m. con una longitud aproximada de 28.67 metros y más de (y se dice pronto) 500 años de antigüedad y me alegra comprobar como el Qhapaq Ñan va a seguir dando mucho de qué hablar…
http://granadablogs.com/gr-arquitectos/2015/05/18/construyendo-puentes-hacia-la-historia-viva-de-peru/

¡Feliz día!

UN PASEO POR LOS DÍAS DE TU VIDA

Qué hermoso gozo, en un momento de tu vida, poder levantar la mirada, ya serena, y realizar un paseo por los días de tu vida, deteniéndote en esas personas que de alguna manera te marcaron y te ayudaron a crecer… y reconociendo también esas “circunstancias que te hicieron, ayer y hoy, abrazar la esperanza y cuestionar el tiempo que te ha tocado vivir”.
Y qué hermosa dicha poder deleitarte en las palabras, cargadas de esencia, de quien ya ha realizado ese viaje interior y lo ha expresado para ti, porque “Los poetas ya recorrieron los caminos que hoy transitamos y sembraron la semilla”.
Todo eso encontré en el poeta Antonio Morillas Jiménez, antmorillas@telefonica.net  por cuya obra vitalista transitan los pensamientos y los retos de toda una vida, en los que he querido reconocerme, y con los que he podido conocerlo. Y es que en su PASEO POR LOS DÍAS enfrentándose a su pasado se pregunta: “¿Por qué preferí caminar a volar?”
Por eso, he sentido la necesidad de contaros, entresacados, algunos de estos versos que más hondo me han calado… todos ellos llenos de lirismo pero también, más aún si cabe, de honestidad:

 “En la vida de las personas se producen cataclismos que recolocan los elementos que la conforman. Se altera el lugar que ocupan las cosas, la intensidad de los sentimientos, el afecto hacia quienes te rodean y que, tras el vaivén, unos te ahogan y otros te sirven de acomodo para la esperanza.”

“Ella es así, y la quiero… Pero nunca calla. Jamás la palabra necesaria se le pudrió en la garganta.”

“La vida no habría tenido sentido sin aquellos que me acompañaron para hacerme fácil el camino o para poner aviesas piedras que advirtieran sobre el futuro…”

Gracias por compartirnos todo eso… Yo también espero que sea el principio de una larga amistad.

Fotografía de Nuria Hernández

HOY OS QUIERO HABLAR DE ALMAGRUZ

Buenos días. En estos días pasados, he conocido un lugar y una iniciativa memorables, y me gustaría hablaros de ambos, entrelazados.
Ya terminaban mis días de descanso en las tierras de Guadix cuando la casualidad hizo que me integrase en una visita guiada a Almagruz (Purullena, España), un lugar mágico en el que puedes percibir las sucesivas capas de su historia milenaria así como la pervivencia extraordinaria de una cultura ya casi olvidada en la que el hombre dialogaba magistralmente con los recursos de la tierra.
Almagruz es un paraje ubicado en un pasillo natural de Andalucía por el que ha deambulado el hombre desde el origen de los tiempos, justo donde el páramo se encuentra con la frondosidad del valle, que ha acogido sin interrupción un pequeño asentamiento humano relacionado con la explotación de los recursos de la tierra y con el tránsito de viajeros. Y allí es tan singular su hábitat troglodita en el que las cuevas están labradas en una especie de acantilado de arcilla, como maravilloso el paisaje que domina, presidido en el horizonte por las cumbres nevadas del Parque Nacional de Sierra Nevada.
Y también Almagruz es una preciosa iniciativa agroturística que los hijos de sus últimos moradores han llevado a cabo, que nos acerca a las múltiples facetas del lugar, ya que no solo puedes alojarte en alguna de sus delicadas casas-cueva, sino que allí puedes conocer todos los detalles y toda el saber popular de un modo de vivir que ya desapareció hace pocas décadas, ya que forma parte de la red andaluza de centros de promoción de la artesanía y etnografía y para la recuperación de los oficios artesanos.

Durante la visita guiada pude conocer las entrañas del lugar y toda la cultura que allí rezuma: oficios, utensilios, costumbres, alimentos, artesanía, historia, arquitectura, tradiciones… y escuché numerosas palabras evocadoras que me trasportaron a otra época, tales como argar, ancestros, bereber, brebajes, manar, seda, esparto, pigmentos, cueva, granero, melaza, telar, tejar, cal, cuajo…
Además tuve la fortuna de integrarme en un grupo singular sabiamente conformado por un buen amigo, lo que permitió posteriormente intercambiar las vivencias recibidas desde la visión particular del poeta, del fotógrafo, del dinamizador social, del político, del periodista, del artista plástico o del urbanista… y os puedo garantizar que todos salimos llenos de paz y muy reconfortados con el lugar y con esta iniciativa, por lo que quería compartir esta experiencia con todos vosotros.

Mis agradecimientos a la fotógrafa Nuria Hernandez

ORGULLOSO DE LO QUE BOGOTÁ ME ENSEÑÓ

 Ayer domingo viví en primera persona la explosión de ciudadanía que cada día festivo se da en la ciudad de Bogotá: su CICLOVÍA. Y como era de esperar, fue maravilloso… Os cuento:
Imaginaros una metrópoli inmensa de casi 10 millones de habitantes y que, aunque lleva décadas buscando cómo prosperar, sigue siendo caótica, con el aire muy viciado, colonizada por el tráfico y con gravísimas carencias de espacios públicos. Pues en este contexto y haciendo virtud de su necesidad han desarrollado una de las mejores prácticas urbanas que he conocido: fomentar la práctica deportiva y los hábitos saludables gracias a la peatonalización de una malla de calles y avenidas que se interconectan en un circuito de 150 km que cubre todos los sectores de la ciudad.
Y es que este concepto de “ciclovía dominical” que se viene realizando desde 1974 ya se ha extendido a numerosas ciudades colombianas y latinoamericanas, y se ha consolidado como una interesante y enriquecedora acción para la “recuperación”, aunque sea temporal, del espacio público que robó el coche, su dueño absoluto. Aunque bien es cierto que probablemente en una ciudad más equilibrada, dotada con unos transportes públicos eficientes, una red proporcionada de dotaciones y equipamientos, y con espacios públicos y parques urbanos bien localizados, no se vería obligada a reclamar un ámbito que nunca debió perder.
Así que yo ayer, recién llegado y aún con evidentes síntomas de “jet lag”, salí a recorrer sus calles de manera segura y encantadora. Y fui uno más de ese millón de bogotanos que gozaron de la mañana bien con la bici, simplemente paseando al perro, acompañados de sus hijitos, corriendo millas, o practicando zumba. Y a lo largo de tres horas alterné caminata con trote, además de soltar varios piropos más que merecidos y de regalar miles de sonrisas, saboreé un delicioso jugo de naranja y degusté un cucurucho de mango recién cortado… Y pude sentir en carne propia que siempre es posible mejorar el lugar donde vivimos. Siempre.
Por eso, en cada lugar, en cada ciudad, en cada barrio en el que desembarco, me gusta conocer sus buenas prácticas y difundirlas, orgulloso de lo que pude aprender de sus gentes.

 

EL PELIGRO ES QUE TE QUIERAS QUEDAR…

Tan pronto como termine de escribiros voy a partir para Bogotá para continuar con mis trabajos de planificación (POT Modernos) por encargo del gobierno colombiano y del Banco Mundial, y como ya voy pensando en los Andes y en la Amazonía, no he podido evitar evocar a la UIM www.uimunicipalistas.org el único organismo internacional cuya sede principal está precisamente en Granada, y que desde hace casi 30 años lleva “predicando” el municipalismo democrático, eficiente y comprometido en Iberoamérica, una tarea titánica e inabarcable en la que siempre queda casi todo por hacer… Y quiero hacerlo por dos motivos:
De una parte, porque precisamente a finales de septiembre se celebrará en Manizales, una de las más bellas ciudades del denominado “Eje cafetero” colombiano –declarado patrimonio mundial por la UNESCO- su XII Congreso Internacional en el que con la asistencia de un millar de autoridades y munícipes americanos van a debatir la definición de una agenda territorial que favorezca el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que auspicia el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). En palabras del gobernador de la región anfitriona, se tratarán:
“asuntos tan delicados y prioritarios para la vida tales como la seguridad alimentaria, el cambio climático, el reconocimiento y la protección del medio ambiente, el desarrollo local y por supuesto, el cierre de las brechas para erradicar los índices de pobreza, entre otros, que demandan nuestra disposición a conocer y compartir experiencias locales…”


Y de otra, porque no puedo evitar que mi corazón reblandezca al recordar a tantos y tantos amigos y hermanos en el municipalismo que atesoro tras tantos años de vinculación con las ciudades de Latinoamérica… no en vano, tuve el inmenso honor de ser uno de aquellos fundadores de este organismo allá por el año 1991, que posteriormente me han regalado algunos momentos memorables donde el cariño recibido siempre ha superado a mis aportes académicos o profesionales…
En fin! Que me voy para Colombia por unos cuantos días y me he puesto algo nostálgico…
Os seguiré escribiendo el lunes que viene, ya desde aquel lugar donde sus gentes y sus costumbres son embriagadoras y, como reza su eslogan:
“Ven a Colombia, el peligro es que te quieras quedar”