DESCARGATE GRATUÍTAMENTE MI LIBRO: “REFLEXIONES DESDE LA CIUDAD COMPROMETIDA: Lo que sienten mis pensamientos”

Os invito a DESCARGAROS GRATUITAMENTE EL LIBRO: “REFLEXIONES DESDE LA CIUDAD COMPROMETIDA: Lo que sienten mis pensamientos” a través del enlace que adjunto.

Han pasado ya más de ocho años desde que nació La Ciudad Comprometida y llevaba meses convencido de que necesitaba realizar una cierta mirada retrospectiva, pero sobretodo una mirada a mi interior. Para mi propio aprendizaje pero también para contárosla: porque a través de mi actividad profesional y en el día a día he aprendido bastantes cosas (actitudes, métodos, estrategias) que me son muy útiles y que no querría guardármelas solo para mí. Que quisiera compartirlas.

Y es así como ha surgido este pequeño libro en cuyas páginas va aflorando mi ideario personal y profesional, mi compromiso por vivir y mi compromiso por compartir lo que aprendí. Además, creo que con la publicación de este libro continúo con mi compromiso de humanizar los conocimientos que adquirí y por eso me complace especialmente poder distribuirlo de manera gratuita.

El libro supone un cierto balance sobre mi trayectoria profesional y personal, a caballo entre Europa y América, así como también, de alguna manera, algo de presentación del nuevo camino vital y profesional que he decidido recorrer…

Pero en el libro sobre todo, encontrarás ese pequeño manual que me ha permitido llegar a donde estoy hoy en día, y espero de todo corazón que también te pueda servir a ti tanto como me ha servido a mí. Y si lo deseas, puedes compartir esta invitación con tus amigos y conocidos en las redes sociales.

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FUSIONANDO URBANISMO Y DEPORTE AL DISEÑAR LAS CIUDADES (I)

Recuerdo que hace tiempo escribimos en La Ciudad Comprometida sobre la fusión del urbanismo y el deporte, reconociendo una práctica cada vez más demandada por los ciudadanos que consiste en hacer deporte de otra forma: andando, en bicicleta, patinando, trotando… pero no ya en montañas cercanas o por caminos rurales… sino en la propia ciudad, o al menos partiendo desde la misma ciudad.

Y eso tiene que ver sobre todo con esa mayor concienciación que va calando entre la gente de que uno de los pilares de la vida saludable, y yo creo además que de los más eficaces y sin duda de los más gozosos, consiste en hacer deporte… o incluso yo diría más: en incorporar la práctica del deporte en la vida cotidiana, lo cual requiere que de las ciudades la previsión de esta demanda que ha llegado en apenas pocos años a ser de gran escala.

De ahí la proliferación de gimnasios privados, de clubes y peñas para la práctica de todo tipo de deportes convencionales (futbol, paddle, tenis…), o incluso de una oferta creciente de los municipios para facilitar el acceso a las instalaciones públicas (Ya sabéis que casi todos los municipios de cierto tamaño cuentan con algo parecido a un Patronato Municipal de Deportes). Además numerosos escolares realizan actividades extraescolares jugando a voleibol o a futbol 7, por ejemplo…

Pero la cosa ahí no queda… y como os decía al principio, la gente, mucha gente, quiere hacer deporte, generalmente aeróbico (de baja intensidad) en la calle, en los paseos, por los parques, por senderos cercanos, o en las riberas de los ríos que cruzan nuestras ciudades… Por tanto, hacer deporte en espacios que aunque no nacieron específicamente para esa función, sin embargo se han convertido en maravillosos lugares para la actividad deportiva.

Y eso requiere que en cada ciudad se evalúen sus posibilidades para ello y se programen las reurbanizaciones necesarias para que prácticamente desde cualquier lugar de la ciudad cualquier vecino pueda salir, en condiciones seguras y agradables, a trotar, rodar en bicicleta, o a caminar en dirección a un parque cercano, o siguiendo un trazado lineal específicamente señalizado, o hacia la periferia de la ciudad en donde enlazará ya con un recorrido periurbano más atractivo.

Yo recomendaría a todas las ciudades que realicen una programación seria para facilitar la práctica del deporte más allá de las canchas, sacándole todo el partido posible al potencial que cada lugar tiene al respecto, y les recomendaría que analizaran, por ejemplo, alguno de los Planes Locales de Instalaciones Deportivas que he dirigido tanto para grandes ciudades como Málaga o Granada, ciudades medianas como Antequera o Baza, o para las comarcas rurales de la provincia de Cádiz.

Al igual que yo recomendaría a los urbanistas que en sus planes, diseñen verdaderas redes de parques y de recorridos habilitados que acerquen estos lugares a todos los barrios.

Y a todos vosotros, queridos amigos de La Ciudad Comprometida, me basta con recordaros algo que escribí mientras os hablaba de Bogotá:

“Y pude sentir en carne propia que siempre es posible mejorar el lugar donde vivimos. Siempre”.

PROTEGIENDO LOS TESOROS QUE EL MUNDO RURAL NOS OFRECE… AÚN (2)

Hace unos días os hablaba sobre la importancia de que en cada municipio se realice una catalogación exhaustiva de todo su patrimonio cultural en todas sus categorías, desde aquel que atesora valores de tipo monumental (una catedral, un castillo, un palacio…) hasta aquellos otros elementos que son resultado de las tradiciones o del buen hacer de sus habitantes (la arquitectura popular, un antiguo molino harinero o unas eras de trilla) porque todos ellos configuran el poso de la historia local y deben ser legados a las futuras generaciones no solo en buen estado de conservación sino también en un contexto que permita la armonía de estos elementos con el lugar.

Y por los comentarios que me habéis hecho llegar unos y otros he pensado que está más que justificado que en los próximos días vayamos profundizando en esta materia, y qué mejor que hacerlo a través de algún caso concreto. Pues bien, hoy voy a hablaros precisamente del patrimonio más abandonado a su suerte y menos valorado… EL PATRIMONIO CULTURAL RURAL.

Hace unos años, con motivo de la elaboración del Plan General de Ordenación Urbanística (PGOU de BAZA) de un municipio andaluz, propusimos a su ayuntamiento realizar una catalogación exhaustiva del numeroso patrimonio cultural que se hallaba disperso por su espacio rural, y felizmente pudimos afrontar aquel trabajo que nos llenó de satisfacciones y que se convirtió en una herramienta esencial para la tutela patrimonial de este municipio.

Y es que, como escribimos entonces, “la ciudad no se encuentra aislada del territorio que la rodea ni ha albergado siempre entre sus límites urbanos a todos los habitantes, por lo que entre los que habitan la ciudad y los que viven de manera dispersa en el territorio se establecen múltiples relaciones de contacto que van dejando una serie de huellas en el paisaje en forma de construcciones, caminos, campos de cultivo, acequias, minas…que son los que lo caracterizan y que generalmente albergan unos valores culturales y etnológicos muy valiosos y que constituyen la esencia de unos modos de vida y de relación del hombre con el territorio que forman parte de la historia local.

Las zonas rurales de Andalucía, con la crisis de los sistemas productivos tradicionales en los años 60 del siglo pasado vivieron el éxodo de sus habitantes hacia las ciudades en la búsqueda de una mejor calidad de vida, con el consiguiente abandono de todo aquello que les ligaba a su situación anterior.

Y sólo en aquellas comarcas con un menor desarrollo económico han pervivido hasta fechas más recientes formas de economía tradicional que han mantenido en uso y por tanto conservado los elementos que configuraban ese paisaje ruralizado, aunque en franco proceso de desaparición casi total. Sin embargo y paradójicamente los nuevos gustos sociales por el regreso a la vida en el campo, el turismo rural, etc., están provocando una presión y un consumo no respetuoso en muchos casos del rico patrimonio rural, trasladando al ámbito rural tipologías y modelos que poco o nada tienen que ver con lo que antes había.”

Su realización requirió una concienzuda y sistemática labor de campo a lo largo y ancho de todo el territorio municipal, completada con otras tareas de investigación documental.

Y como resultado, el Catálogo de Protección Cultural del Medio rural se concretó en:

– Fichas individualizadas para cada elemento, conteniendo:
Identificación del elemento
Descripción del mismo
Valoración
Condiciones de ordenación

– Consideración de las categorías:
Patrimonio Arquitectónico (189 elementos)
Patrimonio Arqueológico (253 elementos)
Patrimonio Etnológico (118 elementos)
Patrimonio Natural (14 elementos)

– Y zonificación del territorio, con la intención de comprender mejor la relación entre los elementos catalogados con el territorio y con el paisaje del que forman parte, estableciendo zonas con características tanto geográficas como antrópicas más o menos homogéneas, que en el caso de Baza fueron 4:
Sierra de Baza-Parque Natural
Vega-Campo de Jabalcón
Llanos de Jamula-Ramblas
Llanos de Baúl-Atalaya

Próximamente os desarrollaré en detalle una de estas zonas para que disfrutemos juntos de todos esos tesoros que el mundo rural nos ofrece… aún.

Casa de Antonio el pastor. Arquitectura vernácula de alto valor etnológico

Acueducto del molino de Tablas.
Dolina en las Torcas del Calar de Casa Heredia

Mis proyectos favoritos (2): RESTAURACIÓN DEL SISTEMA MÓVIL DE LOS LIENZOS DEL RETABLO DEL TEMPLO SAN JUSTO Y PASTOR. GRANADA

Algunas veces algo aparentemente simple es tremendamente complejo… Veréis: Este difícil proyecto que desarrollamos en 2007 se enmarcó dentro de un ambicioso programa de la Junta de Andalucía que se denominó “Andalucía Barroca” y tuvo por objeto la RESTAURACIÓN DEL SISTEMA MÓVIL DE LOS LIENZOS DEL RETABLO DEL TEMPLO SAN JUSTO Y PASTOR, de Granada, que data del s. XVII.

Se trata de un espléndido retablo del hermano Francisco Díaz de Rivero de 1630. Cuenta con columnas salomónicas y cinco lienzos con episodios de la vida de San Pablo, de Pedro Atanasio Bocanegra y un templete en el centro. La originalidad y el barroquismo de estos lienzos, dentro del retablo, consistía en que aparecían por sorpresa tras el mismo por unas ranuras y ocultaban algunos de los relicarios cambiando el aspecto del retablo y confiriéndole una espectacularidad didáctica.

Los cuatro lienzos del siglo XVII con pasajes de la vida de San Pablo tras una restauración llevada a cabo en el año 1.992 se reco¬locaron en los paramentos de las capillas laterales de la iglesia, quedando de esta manera descontextualizados y fuera de su ubicación original. Sin embargo, aquella decisión también garantizaba la conservación de los mismos ya que la deformación del sistema móvil original amenazaba con la rotura de los cuadros. Sin embargo, impedía la lectura unitaria de la obra como supuso la ubicación original de las obras.

Así pues, la intervención que dirigí tuvo como objetivo primordial la recuperación de la función original de los lienzos de las calles derecha e izquierda del Retablo Mayor y el devolver al retablo la lectura iconográfica mutilada. Para ello se instaló un sistema móvil mediante guías sobre las que deslizan carros miniatura con recirculación a bola en dos hileras a las que van fijados los lienzos. Este sistema permitió la elevación, descenso o movimiento lateral derecho e izquierdo de los lienzos de forma manual aunque preciso.

En este caso era sumamente importante que en los lienzos el soporte textil no podía pre-sentar destensados y bolsas, normales en los cambios estacionales. Y esto era así dado el reducido espacio por el que debían aparecer tras el retablo es tal que un destensado de la tela podía ocasionar el roce del mismo con las aristas de la ranura por donde aparecen. Por este motivo se propuso la colocación de un sofisticado sistema de bastidor flotante que permitió mantener constantemente la tela en tensión evitando los naturales pandeos.

El resultado final de la intervención, imperceptible desde el exterior, tuvo por tanto la virtualidad de recuperar la movilidad de los lienzos, tal y como fue concebida en su origen, para lograr la percep¬ción de la obra completa, en sus diversas variantes según la liturgia.

¡En definitiva un pequeño pero delicado proyecto!

LOCALIZACIÓN Granada

FECHA INICIO / FIN 2007 ejecutado
PROMOTOR Consejería de Cultura
FASE DE PROYECTO ejecutado
TIPO DE PROYECTO Religioso Público
Nº EXPEDIENTE 16.06.GR

 

RECORRIENDO LAS CENTRALES HIDROELÉCTRICAS DE JÉREZ DEL MARQUESADO

Este domingo pasado, como casi todos ellos, decidí salir a la montaña para hacer senderismo y cargarme de vitalidad… Recordareis que una de mis frases favoritas es esa que dice:

¿Qué hay en los paisajes que no sea una cierta fertilidad en mí?

Pues bien, en esta ocasión recorrí el Barranco Alcázar, en la cara Norte de Sierra Nevada (Jerez del Marquesado, España), primero ascendiendo por su margen izquierda hacia el área recreativa de La Tizná, y ya tras el bocata, descendiendo por su margen derecha. Conociendo un maravilloso paisaje cultural que nos iba narrando cómo el hombre del lugar se relacionó con la montaña y supo convivir con ella.

En realidad el hilo conductor del recorrido fueron las diferentes obras de ingeniería que a lo largo del siglo XX se hicieron para producir electricidad destinada fundamentalmente para las cercanas Minas de hierro de Alquife, hoy clausuradas pero que durante décadas han sido la única fuente de trabajo de toda la comarca del Marquesado. Aunque lógicamente durante el recorrido en cierto como pudimos identificar los vestigios que a lo largo de la historia dejaron estas gentes, con sus costumbres, en el lugar…
Así pues, iniciamos nuestra senda recorriendo un antiguo camino de arrieros que cruzaba la Sierra y que discurrió en gran parte por uno de los “cortafuegos” del bosque de coníferas que fue sembrado allá por los años ’50 y que en apenas unas décadas ha trasformado el paisaje comarcal. Pero enseguida llegamos a los primeros ingenios para producir electricidad, de los muchos que hay en este valle: Las Centrales Hidroeléctricas del Marquesado. Todo un sistema conformado por la recogida de agua de los arroyos y su canalización a través de un canal para que no mucho después, una vez conseguido un gran desnivel respecto del río, caer con toda la fuerza hacia una Central Hidroeléctrica y sus turbinas para producir la electricidad que permitió modernizar las Minas de Alquife.

Y durante el recorrido que nos ocupó unas cinco horas, apreciamos todos los elementos que conformaban estos sistemas de generación de electricidad, absolutamente innovadores para su época y que trajeron la “modernidad” a estas montañas… Canales, balsas de acumulación de agua, cámaras de descarga, la casa del guarda, las tuberías, las centrales con sus turbinas… Un maravilloso patrimonio de arqueología industrial que ojalá que más pronto que tarde pueda sea objeto de las obras de conservación (e incluso de puesta en uso puntual) para que pueda ser “contado” a los visitantes… Por lo que aprovecho desde aquí para mandar un fuerte abrazo y todo mi apoyo a Juan Carlos Guerrero (investigador/soñador local) que está intentando impulsar estas iniciativas…

Y durante el recorrido visitamos una vaquería, o recorrimos diversas acequias de riego, con sus partidores, nos acercamos a las plantaciones de castaños… y de alguna manera, visualizamos también la exquisita manera con la que el hombre popular se relacionó con el medio en el que vivía y con el que convivía…

En definitiva, una maravillosa mañana teniendo como una guía excepcional a la fotógrafa Nuria Hernández, en unos parajes sobrecogedores, que me cargaron de energía y también de pensamientos… y quién sabe si también de proyectos…