Ayer, jueves 29, se celebró la presentación del libro de Gracia Pardo Navarro «Testimonio de una madre». Al acto acudió un numeroso grupo de personas, una parte de las cuales podemos ver en la fotografía adjunta. Fue un acto entrañable con momentos en los que los asistentes no pudieron contener la emoción con el relato de una madre que ha pasado por una terrible situación, que quiere transmitir su experiencia y que ha tenido el coraje de escribir un libro relatando una historia tan dura y a la vez tan profunda. A petición de los asistentes, se instó a la concejala de Cultura, Aurora Suárez, a concertar una nueva cita con la escritora para charlar de su libro, dentro de algún tiempo, una vez hubieran tenido ocasión de leerlo. A continuación pongo un pasaje del libro que me ha llamado especialmente la atención: » Pasaba las noches en vela, observando a Javi en penumbra. Una noche me desperté súbitamente de un sueño ligero. Estaba despierto. Sentí una punzada de dolor al verlo así, con sus hermosos ojos abiertos, pero sin poder decir nada ni mover un solo músculo del cuerpo. Me acerqué a él, lo cubrí de besos y caricias. Fué entonces cuando me atreví a mantener con él la única conversación que aún teníamos pendiente. A lágrima viva, le conté lo mucho que lo amaba. Debía saber que su madre estaba dispuesta a cuidar de él toda su vida, pero que no soportaba verlo así. No era ésta la vida que había soñado para él. Quería verle libre como un pajarillo, volando de aquí para allá, no encarcelado en su propio cuerpo. «Cuando Dios te pida tu mano, dásela sin miedo, ve con Él, mi amor, mis ojos ya no podrán verte pero vivirás por siempre en mi corazón» eso dije. Él me miró fijamente, mientras dos gruesas lágrimas rodaban por sus mejillas. Esa fué su repuesta. «