Me alegro de poder dedicar el día de hoy a un gran amigo y referente excepcional del software libre y la modernización de Extremadura. Conocí a Carlos Castro, un verano del año 2000, compartiendo una mesa-debate en los Cursos de Verano de El Escorial de ese mismo año. Carlos hablaba entonces del éxito y la penetración del software libre en Extremadura y como iba a revolucionar el mundo en esa comunidad. Yo hablaba de la e-democracia y de como iban a cambiar los conceptos en la política. Muchos nos tacharon de locos, de personas «idas». Hoy todo lo que anunciábamos se ha convertido en una realidad palpable en aquellos ámbitos que abrieron sus puertas a ese LABORATORIO DE IDEAS, frase que voy a tomar prestada de Carlos para aplicarla a Jun de forma permanente.
Sin mas, os dejo con este excelente artículo:
Jun 2.0 existe; es una versión beta (como debe ser, cualquier herramienta 2.0 que se precie), pero es real y funciona. Incluso su bandera (en la imagen) guarda un mensaje digital elegido democráticamente.
Cumple las características básicas de los servicios 2.0, todos pueden informarse, todos pueden comentar, todos pueden votar y todos pueden compartir su aportación. Tanto la web municipal, como el blog del alcalde son dos buenos ejemplos de lo que serán los Gobiernos en el Planeta 2.0.
Jun es un laboratorio de futuro, como habrá pocos en el mundo, en el que:
- están aprendiendo a hacer cosas nuevas, haciéndolas,
- dentro de sus posibilidades, lo están difundiendo todo lo que pueden
- y el conocimiento que están creando es muy útil para otras muchas comunidades, que estén dispuestas a saber del mismo.
Las Tecnologías de la Participación, van a cambiar no sólo manera de presentar los papeles, sino el modo de hacer las cosas y de construir nuestras propias redes de relaciones. Ese es el gran cambio, y en Jun ya lo han experimentado. Como dice su alcalde, los «vecinos de Jun saben quejarse», y habría que añadir que además les resulta eficaz y gratificante lo que ocurre con sus quejas. Ese conocimiento tiene un valor incalculable, y ellos lo tienen.
Habiendo tanta escasez de propuestas verdaderamente innovadoras, que la experiencia de Jun no esté más difundida y que no se haya replicado mucho más, sólo puede responder razones difíciles de explicar.
Deberíamos ser más los que nos alegrásemos del éxito de Jun. Y deberían ser más los que se esforzaran por replicar y mejorar una experiencia, que debiera despertar un mayor sentimiento de orgullo.
Habrá que repetir aquello que dicen que murmuró Galileo, al ser condenado: Jun 2.0, «Eppur si muove«.