Hoy es de esos días que recibes una noticia como un puñal que se clava en tu corazón. Hemos perdido a Miguel Martínez, una persona de corazón infinito que siempre estuvo a disposición del municipio cuando se le necesitó al igual que su hijo, también Miguel Martínez recogió ese testigo de bondad y buen hacer para todos los vecinos que lo necesitan cada día.

Todavía recuerdo la primera vez que Miguel se enfundó por primera vez el uniforme con el que aparece en la foto justo antes de su jubilación. Con su sencillez me dijo claramente que se ponía el uniforme pero que la corbata no le gustaba y en esta foto así lo demuestra. De comportamiento muy sensato siempre estaba cuando mas lo necesitábamos y siempre me daba un consejillo de último minuto cada vez que teníamos que tomar alguna importante decisión.

En los pueblos siempre hay personas que dejan huella y hoy recordando cada instante se sobradamente que Miguel la ha dejado por todos y cada uno de los rincones de Jun. Para el y para mi quedan también los malos ratos que tuvimos que compartir juntos y en esos momentos nunca perdió la calma y estuvo a nuestro lado cuando lo necesitamos.

Cuando se jubiló le dije que era una verdadera pena no haber podido compartir mas años de trabajo y aprender de esa solvencia que te da la vida.

El tiempo ha querido que su triste desaparición casi coincida con el décimo aniversario de la pérdida de mi padre aquel terrible 9 de marzo de 2005.

Pero los hombres buenos siempre dejan simientes buenas y un Miguel Martínez ha dejado otro Miguel Martínez que sigue todos los pasos de su padre y que también es muy querido en el pueblo como todos hemos podido comprobar al enterarnos de la triste pérdida.

Me quedo con el mensaje que Miguel me ha puesto para anunciar la pérdida de su padre:

«Jose, ya se me ha ido un cachico mio para siempre»

#DEPmiguelmartinez