DOS RÍOS, UN AMOR

El tercer texto del catálogo de la exposición «Un cuento chino» es de Ángeles Mora. Como ya he dejado escrito en este blog, la generosa implicación de quienes han colaborado en él ha sido para mi una demostración de amistad y cariño que no olvidaré. Implicación que se desborda en el caso de Ángeles, a quien no le bastó con escribir un texto, sino que hizo dos. Uno en prosa y otro en verso.

Estas son sus palabras para Julia y para mi.

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DOS RÍOS, UN AMOR

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Lo real maravilloso

Cervantes en la “Dedicatoria al Conde de Lemos” con que se abre el Segundo Quijote se inventó un cuento chino para defender su Quijote del falso Quijote de Avellaneda, que poco antes había cabalgado de forma espúrea por el mundo. Venía a decir aquel cuento que el emperador de la China le había enviado una carta en lengua “chinesca” para pedirle que le enviase su libro, pues había decidido fundar un Colegio donde se leyese lengua castellana y quería que el libro que se leyese fuera el de la historia de Don Quijote, rogándole además que él fuese el Rector de dicho Colegio. Naturalmente Cervantes decía no poder viajar hasta China por estar “muy enfermo” y “muy sin dineros”…

Lo más curioso es que aquel cuento chino acabó siendo de alguna manera verdad a lo largo de los tiempos, si consideramos cuántos “Institutos Cervantes” se han expandido por Oriente y Occidente para aprender castellano.

Este fascinante Cuento chino de Juan Vida, sin embargo, no es un cuento que Juan se haya inventado para mostrarnos la maravilla de su arte, sino que la fantasía que este cuento nos narra de forma tan mágica es la más real. Lo fantástico aquí es la realidad de una historia: un trozo de vida arrancado a un viaje. Toda vida es un viaje, el viaje hacia nosotros mismos. Y dentro de ese largo viaje existen muchas ramificaciones y recorridos. El viaje de ida y vuelta que aquí se nos cuenta es sencillamente el resultado de un viaje material y espiritual de occidente al oriente y del oriente a occidente. Del Valle del Genil al Valle del Lijiang. Y del Valle del Lijiang al Valle del Genil. El viaje plástico que estos cuadros nos ofrecen junto a la narración que crece deliciosamente al hilo de las imágenes, constituyen la materialidad del sueño de un hombre que quería ser padre y del sueño de una mujer que quiso ser madre. Nos cuenta la llamada misteriosa y la necesidad de ponerse en marcha. No por seguir a un destino previamente marcado: el destino no existe, existe la voluntad de construirlo, la necesidad de materializarlo, de inventar la hazaña que lo levante. Y esta ha sido una nueva, auténtica y crucial aventura a la caza, no del Vellocino de Oro sino de algo mucho más íntimo y definitivo: dar y recibir el amor más generoso.

Juan Vida tenía que escribir esa historia en el viaje de su vida. Es decir, vivirla hasta sus últimas consecuencias. Y como no sabe ni quiere guardar secretos, nos los abre ante nuestros ojos y así nos sorprende, lanzándolos a los cuatro vientos para que todos podamos compartir las cosas que más ama.

ÁNGELES MORA

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Otras palabras para Julia

Pensando en ti como ahora pienso

J. A. Goytisolo

Si tuviera el secreto de tus ojos

y tu risa, si fuera un pintor

y con mi paleta dorada

supiera dibujar un cuento

y trazar tu perfil

y el de los tigres y el bambú

meciéndose.

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Si fuera un equilibrista mágico

que cruzara la selva al vuelo

y las montañas grises y las nubes

leves me protegieran del macaco

de la dura mirada y los ojos vidriosos.

Si fuera un soñador soñando un sueño

que encendiera la casa azulada

que será tu casa y el campo amarillo

donde jugarás y el perro compañero

rodando en el triciclo de madera.

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Si tuviera el secreto de tu risa

y para ti escribiera las historias

de luchas y bullicio, el griterío

de los miles de pájaros que habitan

el aire del Genil, el laberinto

de ramas que se cruzan.

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Si yo fuera un pintor visionario

y me llamara Juan

Vida y fuera tu padre,

estaría radiante como el Rey Mago

que te trajo de Oriente

para enseñarte cuanto sabe.

Para que te asomaras feliz a sus ojos

en la esquina de un cuadro.

Para reír como tú ríes,

a carcajadas contigo,

con tu vestido blanco y tu bandera roja

para siempre.

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ÁNGELES MORA